Camino de Santiago 2004


Este es el primer año en que los tres Peregrinos Chema, Perico y Sento nos unimos para hacer el Camino de Santiago. En esa época Chema ya lo había hecho unas seis veces (tramos sueltos) y Perico ya lo había hecho dos veces, pero nunca lo habíamos hecho juntos.

El Camino lo comenzamos los tres el día 17-08-04 en León, y lo finalizamos en Santiago el 30-08-04, en compañía de Antonio, Raquel, Ana, Raúl, Alberto, Alba, Sandra y Alvaro, peregrinos con los que nos unimos durante el Camino, una gente genial por la que vale la pena hacer el Camino, para tener ocasión de conocerlos.

Diario del Camino

Como podéis observar hemos dividido el resumen en las diferentes etapas que realizamos. Estas etapas no sabemos si son buenas o malas, ni siquiera sabemos si son recomendables, sólo sabemos que son las etapas que hicimos nosotros, y que quitada una etapa, las demás se nos acoplaron muy bien, que al fin y al cabo es lo que importa.

Fueron 310 km de aventura, de conocer gente increíble como el señor Agapito, Tomás el Templario, el andaluz de la Cruz de madera de 45 kg, o la viejecita entrañable de la Iglesia de Villadangos del Páramo. 310 km de conocer una gastronomía espectacular. 310 km para repetir, que de hecho repetimos, pero eso es otra historia..

Etapa Previa

https://barrilungos.com/2004/08/17/170804-etapa-previa-valencia-leon-695-km/

Etapa I

https://barrilungos.com/2004/08/18/180804-etapa-i-leon-villadangos-del-paramo-21-8-km/

Etapa II

https://barrilungos.com/2004/08/19/etapa-ii-villadangos-del-paramo-astorga-29-7-km/

Etapa III: Astorga – Foncebadón

La etapa Astorga – Foncebadón fue de ± 26 kms.

Hoy estamos en la “Fuente del obispo” y es otro punto de camino con su buena historia. Es un pueblo que se creó para atender a los peregrinos, estaba abandonado y se recuperó hace pocos años.

La salida de Astorga ha sido un poco monótona excepto porque hemos hecho el cuadro delante de una iglesia moderna, con mosaicos muy chulos, mientras estirábamos los músculos.

Si habéis estado en Astorga antes vale la pena que estiréis la etapa anterior un poco más ±3,7 Km y paréis en Murias de Rechivaldo. Su albergue está en una antigua casa maragata, lo acaban de estrenar y parece un sitio mágico.

El paisaje empieza a ser interesante con las primeras colinas y bosques de encinas. Chema ha conseguido un palo decente (aerodinámico, espantaperros +2 y buscaserpientes +1) comprado a un hombre de Santa Catalina de Somoza, donde tiene una tienda, y que se adelanta unos kilómetros para vender palos, conchas y calabazas a los peregrinos. Allí hemos tenido nuestras primeras palabras con la Belga que viene de Puy. Después hemos estado en el mesón “Cowboy” donde hemos aprendido que hay un loco que hizo el camino desde Roncesvalles en 12 días. También hemos aprendido que los peregrinos no mueren, se reagrupan en Santiago.

Hasta Rabanal sólo hay que hacer notar que el paisaje es muy bonito y que ha acompañado el tiempo ya que dice Txema que esta etapa con mucho sol es un infierno.

En Rabanal hemos comido en la tienda que hay a la entrada (no en el bar, en la tienda) unos bocatas de la muerte y después de un descansito hemos seguido camino hacia Foncebadón. Allí nos hemos vuelto a encontrar con nuestras amigas las mañas, perdón fatas, perdón saputas… con el panchito germano y la belga…

Al final del día hemos visto al temible “peregrino’s killer” también conocido como «el hombre de la cruz». Este hombre se hizo una cruz de 45 kg en León y la carga (como también carga su mochila) durante toda la etapa, excepto cuando lo ayuda otro peregrino que acaba completamente MACHACADO; en la etapa anterior “mató” a dos italianos (a uno lo mandó a casa). Creemos que sigue hasta Manjarín.

Etapa IV: Foncebadón – Molinaseca

La etapa Foncebadón – Molinaseca fue de ± 21 kms.

Salimos del albergue a la agradable temperatura de 4.4 ºC despidiéndonos del amable (no es coña) hospitalero que quería contratarnos para el año que viene como hospitaleros (no es coña).

Comenzamos el camino de subida a la “Cruz de Ferro” lugar donde ocurrieron dos cosas: Una el trauma de Sento porque su piedra era pequeña y si eso tiene que equilibrar la balanza a su favor el día del juicio… y la otra, el que tomamos contacto con los muchachos de Cádiz que cambiaron el mote de Shrek por el de Señor Cruzcampo. También vimos allí a unos pintorescos tipos con boina (roja ellos, blanca ellas) cantando canciones patrióticas, que resultaron ser una troupe de carlistas jovencísimos y con furgo de apoyo (menosmolan).

Empezaba entonces la dura bajada, con parada obligada en Manjarín para ver al caballero templario Tomás, pero resultó que había bajado con el hombre de la cruz. Nos tomamos un cafetito y compramos pociones de curación +1 para articulaciones y +1 para ampollas y estuvimos hablando con unos hospitaleros de Lleida de la Orden Templaria Resurgida.

Continuamos bajando hacia el Acebo donde repusimos fuerzas con empanada y cerveza y nos encontramos con Tomás que continuó camino con el de la cruz. En el Acebo nos encontramos con las Saputas que se nos presentaron, ya que aunque parezca mentira, aún no sabíamos como se llamaban.

La llegada a Molinaseca es dura, durísima de bajar pero nos compensó porque después hubo cerveza, chorizo, río, pies, cerveza, cena, vino y dormir casi al raso, aunque Txema salió un poco con los gaditanos y volvió de forma tal que se asustó del ataque de un saltamontes asesino que acabó lanzando a Perico

Etapa V: Molinaseca – Villafranca del Bierzo

La etapa Molinaseca – Villafranca fue de ± 33 kms.

A la salida de Molinaseca nos encontramos una señal de “recuerde – máximo 50 km/h”, como para dar ánimos, a Sento se le saltaban las lágrimas de emoción y recordamos nuestro encuentro con la Civil.

Llegamos a Ponferrada y la entrada no fue problemática, por lo menos hasta llegar al castillo templario… paramos a desayunar y a buscar unos cajerillos (que a Sento le costó un huevo encontrar) y descubrimos un nuevo juego de minis de ESDLA del que nadie nos había hablado (tendremos que saquear la tienda al volver).

A la salida, nos perdimos, de hecho íbamos en dirección completamente contraria, pero el santiño nos mandó a una señora que nos recondujo y nos envió por el camino verdadero, que además es el más corto.

Desde la salida de Ponferrada nos estuvieron siguiendo una pareja Tío-Sobrino de Córdoba que no acababan de creer que íbamos por buen camino… y para saliendo ya de Ponferrada vemos a un peregrino que andaba en sentido contrario, nosotros pensando en que le íbamos a reconducir por el buen camino… y va y el tío saca la llave de un portal y se mete dentro ¡¡¡HABÍA LLEGADO A SU CASA!!! estuvimos desmoralizados hasta que llegamos a Camponaraya y nos tomamos una sidra. En ese mismo bar estaba el hombre de la cruz, que nos dijo que la había dejado en la capilla del albergue de Ponferrada y que volvería el año que viene a terminar de llevarla hasta Santiago.

Seguimos marcha hasta Cacabelos, donde queríamos comer en un bar, pero se nos vuelve a aparecer el santiño en forma de señor mayor que, casi cogiéndonos del brazo, nos llevó hasta una pulpería donde nada más entrar le dice al barman: “Estos tres vienen conmigo”. El sitio resultó ser la mejor pulpería al este del Cebreiro (y puede que mejor que muchas al oeste) donde nos faltó el canto de un duro para no quedarnos a dormir, ya que el incauto camarero, después de un pulpo magnífico, al servirnos los cafés, nos dejó una botella de Orujo por si nos apetecía carajillo, nosotros, por no estropear el maravilloso licor, nos tomamos el café y luego “unas” tacitas de orujo.

El camino de Cacabelos a Villafranca del Bierzo se ha convertido en un paseo gratuito, se entiende que el gobierno de la comunidad de León está intentando dar vida a algunos pueblos del interior, pero a costa de darle muuuchos kilómetros gratis a los peregrinos, justo lo que no necesita.

Al fin conseguimos llegar hasta Villafranca e instalarnos en el albergue de la familia Jato, el Ave Fenix, que lleva albergando peregrinos desde 1923. Allí nos encontramos con otro personaje del camino “El Jato” un hospitalero medio curandero que regenta el local y es otra visita obligada. Allí también nos encontramos un peregrino que venia de Madagascar… casi nada y otro valenciano, que nos sonaba a los 3 de ver en la tele pero no sabemos quien es y que tiró millas al día siguiente.

El Ave Fenix fué también el lugar donde resucitó Sento (y uno de los cántabros llamado Raúl) a manos de Jose, un masajista que volvía de Santiago haciendo el contracamino. Jose, además, nos indicó un buen lugar para ir a cenar, en la plaza del pueblo, y aunque la cena tardó un poco en llegar, valió la pena la espera. Además cuando volvimos al albergue nos esperaba una sorpresa, unos peregrinos a caballo habían encargado una queimada al Jato y luego no aparecieron, por lo que tuvimos queimada gratis y además muy divertida…

Esa fue también una noche tranquila ya que Txema se fue a dormir a la habitación especial de roncadores que tiene el albergue.

Etapa VI: Villafranca del Bierzo – Vega de Valcarcer

La etapa Villafranca – Vega fue de ± 19 kms

El camino hoy ha sido muy tranquilo, aunque es todo el rato por carretera, circulas por un carril lateral pintado de amarillo rollo “Mago de Oz”.

Llegamos al albergue prontito así que nos tomamos el día de descanso y después de comer nos fuimos a la playa fluvial.

En el albergue nos encontramos con dos peregrinos mega-power que el año anterior habían hecho el camino desde Roncesvalles y estaban repitiendo el último tramo. Uno de ellos tenía una tendinitis de caballo y les convencimos para que hicieran un poco de “reposo” junto con nosotros.

Resultó ser una de las mejores cenas de todo el camino, por la comida y la compañía. Nosotros hicimos nuestro ya internacional plato de espaguetis con salchichas, y los mega-power aportaron chorizos de Molinaseca, pecado no probarlos, de lo mejorcito del camino, lástima que no pudieran continuar debido a la tendinitis.

Nos fuimos a dormir no muy tarde ya que al día siguiente nos esperaba el “Monte del Carnero” y la entrada a Galicia. Txema casi se cambia de habitación con la intención de hundir moralmente a unos franceses… pero al final no lo hizo y nos toco oírlo roncar otra vez.

Etapa VII: Vega de Valcarcer – Triacastela

La etapa Vega – Triacastela fue de ± 33 kms.

Esta fue una autentica etapa rompe-piernas a la que además hay que añadir que hicimos el capullo en el último momento.

Salimos de Vega, y a ritmo endiablado encaramos hacia la población de La Faba (a la que Perico llegó muerto). Allí arriba nos dieron un poco de té de ortigas un grupo de hippies que tenía montada una tienda allí. Sento y yo aprovechamos que Txema cargaba en las cuestas para escamotearle un sello, el del albergue del pueblo que es impresionante.

Después de la reposición de fuerzas nos dirigimos hacia Cebreiro, pasando primero por el mojón que indica la entrada en Galicia.

En Santa Maria de la real tuvimos que renovar nuestras credenciales ya que habíamos llenado la primera. En uno de los mesones del pueblo, al que entramos para templarnos, Sento dijo la famosa cita Pedimos café con leche, ¿no?, vale: pon tres sidras y una de pulpo a feira

Tras el pulpo continuamos camino para enfrentarnos al famoso Alto do Pollo (menuda putada) y al llegar arriba nos regalamos con unos bocatas y unos chupitos de pacharán de tamaño descomunal, que es como te los sacan cuando los pides con hielo. También conocimos allí a unos peregrinos Alicantino/Madrileño/Portugueses: Álvaro, Alba y Sandra.

Después de comer reemprendimos la marcha, pero fue una paliza y casi llegamos muertos. Los gemelos de Perico acabaron quemados de tal forma que ni siquiera les podía dar el sol de la tarde sin que le dolieran (y el muy tonto no se puso los camales de los pantalones) a Sento le dio un ataque de tendinitis y como casi todo el camino que quedaba era cuesta abajo lo pasó fatal. Pero al final llegamos, solo para caer en una trampa contra peregrinos ya que el albergue estaba lleno y dormimos en unas tiendas militares, sobre el suelo, en pendiente y con una humedad acojonante (a Sento se le mojó toda la ropa que dejo fuera de la mochila).

Los de Cádiz también estaba allí, en la tienda de al lado y compraron tanta cerveza para esa noche que les habían dado unos carteles de “Fiesta Heineken”.

Etapa VIII: Triacastela – Barbadelo

La etapa Triacastela – Barbadelo fue de ± 23.5 kms.

Nos levantamos helados, mojados y cabreados y nos fuimos ipso-facto al bar a meternos un café ardiendo en el cuerpo.

El camino hasta Calvor es un poco monótono (y el agotamiento no ayudó) y al llegar al refugio la hospitalera intentó liarnos con que no habían plazas en ninguno de los albergues siguientes porque la gente llegaba muy pronto a los sitios (curiosamente tenía el albergue vacío).

A la salida del albergue recapacitamos sobre la distancia que nos quedaba (± 110 km) y los días y nos dimos cuenta que habíamos calculado mal las etapas y que nos sobraba un día.

Casi llegando a Sarria vimos un burro asomado en un establo y empezamos con la coña de que estaría muy bien hacer el próximo camino con burro de apoyo y en no menos de 1 km nos cruzamos con un peregrino que iba haciendo el contra-camino ¡¡¡Con un BURRO!!!. Acabábamos de subir de nivel como invocadores. El “burrigrino” eran originalmente dos, suizos, pero poco antes de llegar uno de ellos murió de un ataque al corazón.

Al llegar a Sarria nos paramos a comer (vaaaale y a beber) en un bar, donde estaban los cantabrones y la pareja de castellón, y re-estructuramos lo que nos quedaba de camino y, por supuesto, bebimos pacharán. Una sensación maravillosa se apoderó de nosotros, ya que esperábamos unas durísimas etapas y dado nuestro error, sólo nos quedaban unas etapas de paseo. En este bar reposamos durante unas tres horas, total, no teníamos prisa, todos los compañeros peregrinos nos adelantaron. En este bar tuvimos nuestro segundo encuentro con los peregrinos Alicantino/Madrileño/Portugueses, aunque el contacto real fue con uno de los miembros de la expedición, el elemento madrileño/alicantino ya que el elemento madrileño/portugués estaba enzarzado en una dura lucha a muerte con un plano de la ciudad de Sarria (combate que perdió), por lo que no pudo desperdiciar su tiempo en conversación.

A la salida de Sarria conocimos a Carolina, Felipe (Te puedo pedir un gran gran favor) y su perro peregrino Joe que caminaron con nosotros un rato.

Acabamos la jornada en Barbadelo donde coincidimos con los mismos del bar de Sarria: Raúl, Alberto, Raquel y Antonio, a los que se había unido Ana y todos juntos nos fuimos a cenar a la casa rural que hay cerca del albergue, cenamos de lujo y terminamos con un par de orujos.

Etapa IX: Barbadelo – Gonzar

La etapa Barbadelo – Gonzar fue de ± 25.2 kms.

Salimos tarde del albergue, cosa que se convertiría en una constante, y estuvimos andando todo el día con el grupo.

El primer momento memorable fue el paso por el kilómetro 100 aunque él mojón está tan pintarrajeado que costaba identificarlo.

La llegada a Portomarín fue dura, ya que tiene una bajada asesina de la que Sento se volvió a resentir de sus heridas de guerra.

Entrando ya en Portomarín Perico se dio una vuelta despistando al resto del grupo, momento que aprovecho para obtener un sello del albergue del lugar.

Nos encontramos con los de Cádiz que se quedaban en el pueblo ya que había concierto y verbena en Portomarín (y Txema estuvo tentado de quedarse con ellos) no estábamos muy seguros de que volviéramos a verlos al ritmo que iban.

Antes de salir de Portomarín y temiendo los terrores nocturnos el grupo se paró en una farmacia para comprar unos tapones para los oídos… Sento y Perico, absolutamente inmunizados, se descojonaron de semejante comportamiento.

A la salida, Raquel, inexplicablemente, se comió un árbol (sonó a hueco y todo) y Alberto se había dejado el bordón, volvió corriendo al pueblo a por él, bajo la expectación del resto de miembros de la expedición, ya que un despliegue de energía de esa envergadura era digno de admiración.

Llegamos a Gonzar y nos tocó dormir en el suelo, esta vez de un garaje, la verdad es que el albergue está de pena, no tiene trastos para cocinar y esta muy guarro, luego nos dimos cuenta de porque; resulta que el marido y el hijo de la hospitalera son los que regentan el bar de enfrente del albergue y claro… una vergüenza.

En el albergue volvimos a coincidir con Felipe, Carolina y Joe, aunque ellos durmieron en la cocina.

Etapa X: Gonzar – Cassanova de Mato

La etapa Gonzar – Cassanova fue de ± 22.2 km

Salimos muy muy muy tarde del albergue.

Cuando aún no habíamos visto el sol, debido a que no escampaba la niebla intensa, Sento se rompió… al girarse a mirar atrás en una carretera, controlando los coches para que cruzara Txema, la pierna le hizo “clack”. Consiguió aguantar durante unos 6 kilómetros más, pero se tuvo que quedar en una cuneta y Txema y Perico se sentaron junto a él a esperar a la Guardia Civil. Al final llegó la Policía Nacional y lo llevó al hospital donde le diagnosticaron rotura fibrilar.

Txema y Perico siguieron camino y recogieron al grupo en un bar, y seguimos camino hacía Palas do Rei. A la entrada de Palas, Txema y Perico invocaron un tractor contra un ciclista y fallaron por muy muy poco… En Palas do Rei re-encontramos a Sento y comimos en el bar en el que nos estaba esperando.

Por la tarde seguimos andando con tranquilidad hasta llegar a Cassanova donde nos tocó suelo otra vez.

Nos pasó el de la cruz, que la noche anterior había dormido en un pajar y hoy pensaba seguir andando hasta que se le hiciera de noche… Y después aparecieron Felipe, Carolina y Joe que durmieron en la cocina.

Etapa XI: Cassanova de Mato – Ribadiso Baixo

Sento se levanto muy pronto ese día en busca de una parada de autobús, que casi no encuentra debido a la niebla, estaba un poco nerviosito por si se encontraba con la Santa Compaña pero nosotros le habíamos tranquilizado la noche anterior: Si te aparece la Santa Compaña no te preocupes, no te recogen porque los retrasas

El resto del grupo se levantó como unas 2 horas después y eso que a las 7:45 apareció el marido de la hospitalera que entró gritando en el albergue y echo a toda la gente, incluso a unos italianos ¡¡que estaban enfermos!!…

Tiramos millas hacia Melide con el pulpo puesto en nuestras cabezas y poco antes de entrar en la ciudad Txema y Perico pudieron sellar en el chiringuito que tiene montado la gente de Josemá Escrivá.

Llegamos a la pulpería Ezequiel a eso de las 11 y salimos de allí a eso de las 16… después de dos turnos de vino, pulpo, vino, pimiento, vino, patatas, vino, pan y vino (que es con lo que se hace el camino). Txema y Perico se perdieron el segundo turno ya que optaron por una siesta bajo un cruceiro y pudieron conocer al hombre de la cadera de vaca que les regaló un poco de sandia. Al volver al bar se los encontraron en un estado… digamos que lamentable.

Cuando creíamos que salíamos ya del lugar se nos ocurrió que podíamos hacer una queimadita en el albergue (imitando al Jato) y compramos “arreglo” de queimada que cargamos convenientemente en la mochila de Sento, antes de empujarlo dentro del autobús…

El camino hacia Ribadiso fue muuuuy largo, costó muuucho, y fue muy sufrido para todos. A Alberto se le acabó el agua y empezó a beber aguardiente de la queimada, pa mantener el nivel

Llegamos al albergue muertos ya que la topografía de la zona es muy ondulada y estuvimos un buen rato subiendo y bajando, al llegar tuvimos una “discusión” de buen rollo con las hospitaleras (estas eran voluntarias en vez de asalariadas de la Xunta) y les dimos la murga con lo mal que estaba la cosa desde que entramos en Galicia.

Al final llegó la noche y llegó la queimada, que salió muy bien y nos permitió socializar con varios peregrinos incluidos Alvaro, Alba y Sandra a los que, sin saberlo nosotros, convencimos para hacer la “animalada” que íbamos a hacer el día siguiente.

Etapa XII: Ribadiso Baixo – Monte del Gozo

La etapa Ribadiso – Monte do Gozo fue de ± 42 kms.

Salimos, andamos y ya no queremos recordar más.

Sento intentó andar en esta etapa, pero se volvió a romper, sólo consiguió aguantar hasta la parada a almorzar, y le tocó ir a buscar el bus, después de esperar nosecuantas horas a un autobús que no pasaba le toco hacer dedo.

Nosotros almorzamos un excepcional queso de Arzúa en un barete y seguimos camino, queríamos llegar a comer a Santa Irene, pero por no parar en un bar en una encrucijada de carreteras y debido a una mala información se nos alargó lo de la comida 1 hora y media más.

Después de comer hicimos la siesta y seguimos camino hasta el monte del gozo. El camino es muy duro tiene muchas cuestas y los pies ya estaban muy machacados.

Llegamos al último mojón (en el «teórico» kilometro 12) y Txema y yo descubrimos con agrado que alguien se había currado por fin la medición de los kilómetros que realmente te quedan desde allí: 15.7, regalito de 3 Km. por parte de la Xunta.

Finalmente llegamos al Monte del Gozo en la parroquia de San Lazaro, para llevarnos la decepción de que “alguien” ha plantado un montón de cipreses en el monte y ya no se ve la catedral desde el sitio tradicional (más que añadir al cabreo con Galicia).

Llegamos al albergue, nos encontramos con Sento, cenamos, nos duchamos y asistimos a un espectáculo de lucha en el barro entre Sento y Txema por culpa de una litera que no estaba muy estable… Finalmente solo hubo aplausos del público y cachondeo generalizado.

Etapa XIII: Monte del Gozo – Santiago de Compostela

La etapa Monte do gozo – Santiago fue de ± 6 kms.

Nos levantamos más o menos pronto, teniendo en cuenta que queríamos llegar a la misa del peregrino.

Entramos en Santiago perseguidos por un grupo de “cumbayas” italianos.

Por fin llegamos a la catedral y Raúl bailo la muñeira en la plaza del Obradoiro, tal como había prometido.

Haciendo cola para entrar por la puerta Santa nos encontramos con la Belga que hacía cola por delante de nosotros, a la que Sento y yo fuimos a saludar y que se alegró mucho de vernos por allí.

Pasamos todos por la puerta Santa, bueno todos excepto Alberto ya que Mis pecados son míos y no me los quita nadie

Estuvimos en la misa del peregrino y uno de los co-oficiantes era un italiano que había hecho el camino con nosotros y no sabíamos que era cura, incluso estuvo durmiendo con nosotros en el garage de Gonzar y en el suelo de Casanova.

Después de la misa obtuvimos nuestras tan esperadas “Compostelas”. Mientras hacíamos cola, volvimos a encontrarnos con los peregrinos Alicantino/Madrileño/Portugueses, con los que quedamos en llamarnos para pasar la tarde/noche.

Comimos y después nos dirigimos al bar Dakar, donde tomamos una cerveza y nos despedimos de Raquel, Ana y Antonio, que no se quedaban.

Después llegaron Alba, Sandra y Alvaro, con los que fuimos a ver la fachada de la Catedral que da a la plaza del Obradoiro, ya que según Txema al atardecer se queda anaranjada… Esta vez no fue tanto, no debíamos haber bebido tanta cerveza como Txema la última vez que lo había visto.

De la noche de Santiago… hemos quedado, en sagrado pacto de caballeros, en que mejor no lo contamos… cada uno que recuerde lo que pueda pero podéis mirar el diario etílico para haceros una idea ;-D


Bueno, si habéis llegado hasta aquí, solo  os queda ver las fotos del Camino, ¡¡que las disfrutéis!!

Fotos Camino 2004
Fotos Camino 2004

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