13/10/2019. Leo (Guardián), Sento (Tyler), JC (Eleanor), Juan (Ren), Scott (Mike)
15 de enero de 1922
Tras recuperarnos lo que pudimos de todo lo acaecido en Aguasnegras, decidimos nuestro siguiente paso, seguir el whisky y viajar a Santo Tomé. Era el momento perfecto porque según los diarios y cartas que habíamos ido encontrando en los próximos días allí se juntarían Booker Jr, Fernando Díaz (el Maestro) y Joe Sugar.
El viaje no iba a ser barato, la Cunard Line cobraba 30$ por pasaje en su modalidad más económica, así que cada uno se buscó un poco la vida.
- Tyler consiguió algo de financiación en la oficina de inteligencia de la armada, 70$ para investigar una posible intrusión de una potencia extranjera en los Estados Unidos utilizando como camuflaje casos de esoterismo y sectas.
- Mathew habló con el New York World ofreciéndoles un viaje que será uno de los mejores reportajes publicados de la década. El diario accedió pero con la condición de que la que viajara fuera su sobrina, la periodista Eleanor B. Colbert.
- Ren contactó con la empresa del barco y consiguió trabajo. No sólo no pagaría el billete, sino que además cobraría 1$ al día.
- Mike no busco financiación, no la necesitaba.
17 de enero 1922
Partimos hacia Liverpool, por delante diez días de viaje por alta mar, momento perfecto para leer algún libro. De las elecciones hechas por los aventureros las más destacadas fueron las de Ren y Mike.
Ren ojeó, para luego leer con más calma, un libro llamado “Cthaat Aquadingen” (227), un libro centrado en la invocación y control de bestias acuáticas inteligentes. Con la lectura de este grimorio se adquiere una habilidad conocida como “Sueños de Dios” que permite contactar con Cthulhu,, también permite hablar con los niños del mar (profundos), con el padre Dagón, con la madre Hydra y con el Dios-Niño (Contacta con una semilla estelar de Cthulhu). Después de ojear el libro empezó a mirar las aguas del mar de una forma totalmente distinta.
El libro de Mike era “Revelaciones de Gla’aki” (233), un grimorio de 12 tomos escritos por los cultistas de Gla’aki en 1842 del que hay varias copias relativamente fáciles de encontrar. El grimorio contiene hechizos que permiten invocar/expulsar a Azathoth, Daoloth y Shub-Niggurath, además de contactar con Eihort y Gla’aki. Además contiene el famoso hechizo de los cultistas de Gla’aki, el “Green Decay” (putrefacción verde), aquellos afectados por el fluido asqueroso de Glaáki se convierten simplemente en uno de sus apéndices, a medida que pasa el tiempo el cuerpo del desgraciado deja de poder actuar como un ser humano, viéndose dañado por la luz solar.
El libro también recogía hechizos que permitirían abrir portales, puede que eso fuera lo que vimos en el barco cuando Booker Jr se convirtió en una explosión de luz. Quizá lo que hicieron fue saltar 25 años al futuro, es posible que tengamos en nuestra época a Blackwood, Booker Jr, Cade y puede que alguien más.
27 de enero de 1922
Llegamos a Liverpool, donde tomamos un enlace a Oporto. 6$ más, estos nuevos medios de transporte eran rápidos pero no baratos.
29 de enero de 1922
25$ más para poder llegar a Santo Tomé. Aún seguimos preguntándonos de dónde sacó Ren el dinero para este tramo.
9 de febrero de 1922
Llegamos a Santo Tomé y Príncipe. Charly, un raterillo del puerto, le roba 2$ a Charly sin que se percate, lo que indicaba su nivel de habilidad (y de inconsciencia), Tyler intentó hacer como que no había pasado nada y quedarse al ratero como guía, un nativo con su habilidad seguro que les era más que útil, pero un policía que apareció por el puerto lo envió todo al traste.

Llegar al hotel no fue fácil, Eleanor se negó a cargar con sus maletas y por lo visto pocos caballeros paseaban por el puerto, finalmente 1$ a un chiquillo solucionó el problema, aunque más tarde descubrimos que había creado otro.
El hotel que elegimos fue el Gran Hotel Colonial, de los dos de la isla era el más caro, pero podíamos permitírnoslo y garantizaba algo más de seguridad. Por 3$ al día conseguimos dos habitaciones, una de ellas para Eleanor que dormía sola, y una pensión completa.
Para comer nos sorprendieron con una sopa de cacao, toda la sala estaba llena de publicidad de Baker’s Breakfast Cocoa, el producto típico de la isla tras sustituir las plantaciones de caña de azúcar por cacao.
Tratamos de conseguir un nuevo guía, así que hablamos con el recepcionista del hotel, quien nos presentó a su sobrino Barreiro, conocía perfectamente la isla y hablaba decentemente inglés. Fue Barreiro quien nos dijo que en toda la isla solo hay una marca de whisky y al enseñarnos una de las botellas vimos que era el whisky de los Carmody reetiquetado.
La primera visita la hicimos a la aduana, no tanto como para ver como introducían el whisky en la isla como para que Charly negociara la exportación del ron local a New York. Al salir del hotel una marabunta de niños nos esperaba, se había corrido el rumor por toda la isla de nuestras generosas propinas, con el dólar de propina del niño de las maletas podía vivir una familia una semana.
Avanzábamos entre niños tratando de evitar el robo, intentamos golpearlos para ahuyentarlos pero eran muy rápidos. Aun así llegamos a la aduana con todo nuestro efectivo, aunque no fue fácil. En la aduana nos contaron que las bebidas espirituosas las lleva la empresa Baker, dueña de todos los campos que rodean la ciudad. Tenían un almacén el norte de la isla, bordeando la bahía, pasando el cementerio y el hospital. Se comenta que igual tendrán que demoler el almacén porque está junto a dos ríos en los que han construido una presa, y según la constructora, el almacén está demasiado cerca para ser seguro.

En el puerto volvimos a encontrarnos con el raterillo, hablamos con él y resultó ser un ella, Esmeralda, todos los niños la temían, incluido Barreiro, rumoreaban que toda la gente que se iba con ella desaparecía, pero nos dijo algo que nos hizo cambiar de guía, conocía a Joe Sugar.
Esmeralda nos hizo callejear por la ciudad dirigiéndonos hacia las afueras pero sin perder el mar de vista. Llegamos a una construcción de barro con una tela por puerta, sobre el vano un letrero en el que ponía BAR. Esmeralda entró gritando “Simón, Simón,…” haciendo que un negro enorme asome de la cocina. Esmeralda le dio el dólar y le dijo que queríamos saber dónde estaba Joe Sugar.
Simón no conocía a Joe, conocía a Dumbala, un chamán angoleño que trabajaba de capataz en las plantaciones de cacao del señor Joao Barrero, al que de joven le llamaban Joe Sugar, propietario de JS Baker & CO. Dumbala era capataz, lo que significaba en la isla que era esclavo y jefe de esclavos.
Contactar con él era peligroso, el barco que nos dejó en la isla seguía recorrido a Angola, allí recogía cargamento de esclavos, los dejaba en la isla y viajaba otra vez a Oporto donde iniciaba otra vez el recorrido. No había en la isla espacio para todos los esclavos que habían llevado a la isla, y este hombre estaba relacionado con las desapariciones.
Por la otra parte teníamos la empresa noruega constructora de la presa, Aesir, un nombre que aparecía en las cartas y diarios recuperados, en ellas mencionaban a un tal M. Aesir, alguien que eligió a los 6 guardianes y convocadores de la madre en el 1897, elección de la que Blackwood tenía serias dudas.
Era momento de repasar lo que sabíamos antes de dar el siguiente paso…