190224 EAU. Perico (DJ), Juan Carlos (Hans), Leo (Astaldo), Scott (Blain), Sento (Ostag)
19 agosto 2946
Partimos de las ruinas enanas de las que nunca revelaremos su localización y volvimos a casa de Beorn, nuestro nuevo santuario. Creo que ha sido uno de los viajes más sencillos y cómodos que hemos realizado en estas tierras, quitando de algunos refunfuños de Astaldo sobre unos cofres de no sé qué.
Allí pasamos unos días de descanso y de asimilación de todo lo sucedido, estando allí Hans se encuentra un hacha barbada, Ostag, entre entrenamientos con armas aprende a cocinar pasteles de miel horneados dos veces, Astaldo, al igual que Ostag, entre entrenamientos con armas restaura una antigua cota de mallas encontrada en Bar-n-thurin y Blain aprende a luchar mejor contra los Orcos.
La paz se nota en los aventureros, algunos parece que se hayan recuperado de una oscuridad que venía acompañándoles últimamente, otros han tenido tiempo incluso de confeccionarse un abrigo con pieles de wargo (que seguro utilizará pronto).
19 de septiembre de 2946
Estamos en septiembre, atrás queda el calor del invierno, las montañas blanquean a lo lejos, son días de casa y chimenea, pero seguimos teniendo pendiente la tarea que nos encomendó Beorn, averiguar que pasaba con los orcos de Gundabad. Teníamos que volver a la zona de caza en el nacimiento del Anduin y encontrar a la trampera que podía llevarnos a Gundabad, pero como hemos aprendido estos meses, nuestro principal enemigo no son los orcos, ese solo es nuestro más odiado enemigo, nuestro más peligroso enemigo es la ignorancia, así que partimos en busca de información a casa de Gelvira la alfarera.
20 de septiembre de 2946
Ya en casa de Gelvira, antes de preguntarle por Amfossa (la trampera) le presentamos a los dos nuevos miembros del grupo, y resulta un acierto, surge una amistosa conversación en la que en el intercambio de historias averiguamos que Amfossa es una especie de representante de los tramperos del norte del río y que nunca ha bajado a esta parte del curso del Anduin, nunca baja de su confluencia en la parte norte, donde tiene una cabaña a la que se dirigen todos los comerciantes que quieren tratar con pieles.
Llegar al norte ya era complicado (recordad El Anillo Único – Confesiones con Gelvira), pero parece que se ha complicado más, ha descendido un gigante de las montañas y ha asaltado un par de granjas en la parte oeste del Anduin, se rumorea que cuando lo importunan el gigante dice una adivinanza y el que no la acierta muere. Con este nuevo peligro pensamos que es mejor que viajemos por río, no será tan rápido, pero evitaremos cansarnos y encontrarnos con el gigante.
Gelvira nos recomienda hablar con Beret, hijo de Nole, quién pasó hace dos días en su barco hacia el norte, es un buen tipo y no nos será difícil alcanzar su barca. Hoy descansaremos bien y mañana partiremos en su búsqueda.
23 de septiembre de 2946
Gelvira tenía razón, hemos sido capaces de alcanzar a Beret en solo dos días, cuando se econtraba en la Carroca. No cuesta mucho negociar el pasaje, él también ha oído hablar del gigante y sabe que viajará más seguro con nosotros en la barca, así que a cambio de seguridad nos llevará hasta Amfossa.
14 de octubre de 2946
Por fin hemos llegado al cruce de ríos, y menos mal, porque estaba agotado, los ruidos de los animales del río no me han permitido descansar últimamente por las noches, y no debo de ser el único, porque el aspecto de Hans me dice que él también está agotado, tal vez tenga el mismo problema.
Beret nos acompañó a casa de Amfossa, una choza baja integrada en el ambiente que no llama mucho la atención y que de no ser por Beret nos hubiera costado encontrar. Pese a su aspecto exterior, el interior es muy amplio y acogedor.
Amfossa es una mujer sensata y dura, seguramente no le costaría integrarse a nuestro grupo, y eso en la conversación se nota, en cuanto mencionamos que venimos a cumplir una misión de Beorn, no duda en ayudarnos, más que nada por devolver alguno de los múltiples favores que Beorn les ha hecho.
Nos sorprende cuando reconoce que ya nos vio en la expedición anterior, incluso que nos refugiamos en unas ruinas enanas (aunque esta parte nadie la reconoce por la promesa que hicimos a Astaldo). Finalmente, tras unas alabanzas al precioso abrigo de Wargo que viste Ostag, invita al grupo a cenar ¿Quién sabe de qué cosas se enterarán a lo largo de esa cena?