Se recuerda la situación:
Tras salvar a los habitantes de Falcon’s Hollow de una peligrosa enfermedad, la mayoría de los «valientes y desinteresados» aventureros que obtuvieron los ingredientes necesarios para elaborar el antídoto han aceptado la oferta del Aguacil Baleson de unirse a sus ayudantes y traer un poco de ley y orden al pueblo. Todos menos el bardo, quien ha tomado la decisión de cambiar de profesión y ha dejado el hacha de leñador por el martillo de herrero.
Han pasado ya dos meses desde aquello y cada uno se ha ido aclimatando a las nuevas tareas. Los defensores de la ley han tenido unas semanas de duro trabajo, participando en trifulcas casi diarias entre leñadores y deteniendo a un número desacostumbrado de personas por desorden público. Durante estas semanas cuando regresaban a casa tras su jornada, alguno, cuando no todos, lo han hecho con moratones y golpes varios. Los ayudantes que llevan más tiempo con Baleson les han dicho que es normal, el Jefe Payden les pone las cosas difíciles a los novatos para que se larguen cuanto antes y abandonen al Alguacil. Sólo hay que aguantar unas semanas más, el Jefe no puede seguir pagando las fianzas de su gente a este nivel durante mucho más tiempo. Incluso teniendo en cuenta la ayuda que recibe por las condenas tan leves que suele imponer el Juez Harg en estos casos.
En cuanto al aprendíz de herrero, se libra de las palizas, pero el herrero, Orlando Augustine, es un maestro duro y las largas horas ante la fragua y golpeando el metal sobre el yunque con los martillos pasan factura igual. Tras dos meses manteniendo la fragua a punto, limpiando y guardando las herramientas, cuidando de los caballos que llegan y demás tareas de aprendíz, ahora le deja darle golpes a un trozo de metal incandescente hasta darle la forma general de una herradura. Pero el acabado y colocación es para los aprendices de más antigüedad. Orlando le ha comentado que de seguir tan aplicado como hasta ahora, tal vez dentro de un año pueda poner su primer herradura sin supervisión.
Han pasado dos meses y las cosas parecen que vuelven a estar tranquilas. Tranquilidad que se rompe de repente una noche cuando estando de patrulla nocturna se observan destellos provenientes del noroeste y al rato, unos largos segundos, suenan truenos apagados por la distancia… Son cuatro o cinco y después vuelve el silencio. Por cierto, ¿silencio? ¿desde cuándo el bosque está silencioso? Ya sabes cual era esa extraña sensación que te lleva molestando las últimas horas. El bosque está callado. Incluso el ayudante experimentado que os acompaña esta noche está intranquilo y sorprendido y juguetea constantemente con la porra que lleva colgando del cinto. Parecen fuegos artificiales, pero a Quinn no se le espera hasta dentro de varios meses… No se oye nada más y la guardia pasa sin más contratiempos. Incluso los chicos de Payden parecen haberse tomado la noche libre. Llega la mañana y la hora del relevo, cuando…
¿Nos vemos el 22?
JMDM
Uno que se apunta 🙂