Y en el 2006 volvimos al Camino

Ese año repetimos, Santiago sabía que hacíamos falta en el Camino, así que consiguió arreglarlo todo de manera que pudiéramos volver los tres al Camino de Santiago. Tuvo que arreglarlo él, porque aún no nos podemos creer que al final se solucionaran los problemas particulares de cada uno y que tuviéramos esos 10 días libres para irnos, así que antes de nada, Santiago, gracias.

Ese año éramos los chavales del Camino, los chiquillos, eso de hacerlo en Octubre hace que no haya gente joven en exceso, lo cual, como dice un amigo mío, no es ni bueno, ni malo, ni todo lo contrario.

Las amistades que hicimos ese año fueron diferentes a las de otros, en lugar de caminar todos juntos, preferíamos juntarnos al llegar al final de etapa y que cada uno caminara a su ritmo, imaginamos que era debido a la época del año y a las etapas que estuvimos haciendo (las que se suponen son muerte y resurrección del peregrino (en verano creo que solo son de muerte), las de mayor introspección). Fuimos acompañados en parte de nuestros recorridos por Elisa (una madre controladora donde las haya), que cocinando era maravillosa, pero prediciendo el tiempo dejaba bastante que desear, por otra parte estaban Luis y Wendy, una pareja de investigadores mejicanos con la que nos reímos muchísimo.

Bueno, pese a parecer tan seria la introducción, hay cosas que no cambian, y nosotros somos una de ellas, teníamos un trabajo y lo cumplimos, Elisa acabó pidiendo ella los chupitos de Pacharán, Luis y Wendy igual, y las italianas que pensaban que el vino sardo era el mejor del mundo, cambiaron de opinión al probar un Ribera del Duero que las envió directamente a la litera del albergue sin pasar por la puerta de la posada (y si pasaron, ellas no lo recuerdan).

Así que si queréis saber que es lo que pasó solo hay que empezar a leer, tenéis lo de todos los años, frases célebres, diario de etapas, credenciales, sellos, anécdotas,… y si no está, es que somos unos perros y aún no lo hemos subido a la web, así que darnos tiempo.

Ultreia, suseia, Santiago