Pathfinder: Nightstorm (V)


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16/06/2019. Juan (DJ), Leo (Hanka), JC (Karil), Sento (Englier)


No sé si recordaréis la paliza que nos estaba dando sin despeinarse Irila Kaze en una encarnación de Kali. La paliza era tal que todos los planes se redujeron a correr, a salir de allí como fuera, pero sobre todo rapidito, así que saltamos por el portal y volvimos al templo.

Chaetar Gee nos esperaba allí, viendo nuestras heridas y la cara de pánico con la que corríamos nos hizo pasar por una puerta, apareciendo en una casa en la cima de una colina en medio de la campiña, según nos dice, es su lugar de retiro.

Ya con calma le pudimos contar todo lo que habíamos visto en la sala, y viendo la importancia que tenían los hechos, nos dejó descansar mientras consultaba con otros expertos que es lo que podíamos hacer.

Volvió al día siguiente, diciéndonos que habían llegado a la conclusión de que Irila era un peligro y había que acabar con ella ya que Kali es la diosa de los Kirtantas, y al transformarse Irila en ella, está haciendo que la secta kirtanta consiga más adeptos cada día. Por lo visto aún teníamos posibilidades de acabar con ella porque estaba en los primeros pasos de convertirse en un ser invencible, para ello tendríamos que consultar con el pasado para que nos dijera como vencerla, incluso podríamos conseguir algún objeto para acabar con ella.

Nos iban a dar acceso a un portal, tras el cual nos encontraríamos en un sitio donde podríamos averiguar lo necesario para acabar con Irila y regresar rápidamente.

Viendo que la sabiduría allí rezumaba por todas partesa, Hanka probó ofrecer monedas por unos servicios avanzados, algo respecto a recuperar su pene. No nos quedó claro si lo consiguió o no. El que sí tuvo suerte fue Englier, que pudo cambiar su varita de volar por unas botas de velocidad.

Antes de cruzar el portal, Chaetar nos dio un anillo, unas mochilas con material variado para la misión y nos enseñó una especie de pasos de baile, sería la forma de regresar a la casa. Tras el portal nos esperaría el reino de Karwana, donde tendríamos que buscar a Yentundé.

Aparecimos en medio de la jungla, junto a un río, al otro lado de la ribera había una vegetación un tanto extraña. Seguimos su curso hasta la desembocadura, donde nos percatamos de que alguien nos seguía. Intentamos cruzarlo pero era demasiado caudaloso, sabiéndonos observados gritamos pidiendo ayuda, un humano muy pequeñito, una especie de pigmeo con taparrabos, una lanza muy rústica en una mano y un bastón en la otra, apareció e intentó comunicarse con nosotros. No había manera de comunicarse hasta que el pigmeo sacó una poción, la tomó, y comenzó a hablar nuestro idioma.

Inco se llamaba, y el famoso Yetunde no era un él, era una ella, la reina de Karwana, reino que empezaba al cruzar el río. Inco permitió nuestro paso, así que al caminar hacia el río, el agua se apartaba de nosotros mientras lo cruzábamos. Al otro lado nos presentó a su mascota (un gato que nos saludó a todos), y nos dijo que Yetunde había sido elegida 20 años atrás (elegida! Mira que son raros estos pimeos).

Dos días de camino nos esperaban hasta llegar a la ciudad. Por el camino Inco nos contó que vigilan las fronteras porque por culpa de visitas de humanos no deseadas desde hace unos meses, su ganado está huyendo, un ganado que es algo grande, de cuatro patas, algunos con cuello muy largo, otros más pequeños a dos patas,… la descripción nos hizo pensar en dinosaurios.

No tenían muy claro que buscaban los humanos en sus tierras, pero si sabían que no habían sido invitados y que eran malvados. Todo lo que fuera en contra de la naturaleza para ellos era malvado, los pigmeos eran seguidores de Ulinmwengu, y sus enseñanzas sonaban muy druídicas.

Cruzar la jungla solo nos costó un día y medio y cuando salimos de la espesura nos dimos cuenta de que estábamos en el borde de un cráter gigantesco, en cuyo interior estaba la ciudad de Shani Kijiji, un lago y grandes extensiones de campos de cultivo. Parecía que en la ciudad vivieran unas 10.000 personas, rodeadas por corrales hechos de manera natural ¡teniendo en su interior dinosaurios de todos los tipos!

La entrada a la ciudad no pudo calificarse de discreta, nuestros ropajes son muy diferentes a los allí usados. Nos llevaron al palacio, donde en la recepción pudimos ver magos, guerreros, clérigos,… Yetunde reconoció a Hanka como una Runelord, y hubo que explicar rápidamente que solo tenía su cuerpo como maldición de un hechizo, lo que hizo que la corte se relajara visiblemente.

Le explicamos a Yetunde que nos enviaba Chaetar Gee en busca de ayuda para acabar con una maga que se estaba transformando en una reencarnación de Kali, consciente del peligro que ello entrañaba nos invitó a pasar unos días en su ciudad mientras consultaba como podíamos acabar con ella, aunque a cambio de su ayuda nosotros tendríamos que prestarle la nuestra.

En los dos días que pasamos allí Karil se interesó por las artes marciales de los karwaneses, unas artes basadas en el uso de una especie de bastón con símbolos tallados a los que llamaban “moto moto”. Los bastones solo se les entregaba a aquellos que demostraran ser dignos en unas pruebas. Como teníamos dos días por delante, decidimos probar, y los tres conseguimos pasar las pruebas, así que nos entregaron un moto moto a cada uno.

A Karil le entregaron el moto moto de fuerza, es un bastón +2, que si lo activa otorga durante un turno +4 a la fuerza, pudiéndolo activar tres veces al día.

Hanka consiguió el de ocultación. Podía activarlo tres veces al día pudiendo elegir entre cuatro efectos:

  • Desaparecer. Aparece a 120 pies de distancia como máximo, en el acto.
  • Camuflaje. Eres casi invisible durante 1 turno y sólo funciona en exterior, no ciudades ni mazmorras.
  • Pisada silenciosa. Igual que el anterior pero respecto a ruido.
  • Hechizo atravesar maleza

A Englier le otorgaron el de seducción, que le permitía afectar a cualquier criatura de inteligencia 2 o más tres veces al día con uno de los tres hechizos a elegir:

  • Charm person
  • Charm plant
  • Charm monster

Englier aprovechó los días para estudiar a los dinosaurios, tal fue su interés que los nativos le explicaron como montarlos y consiguió aprender a montar en triceratops, unas bestias que parecían haber nacido para el combate.

En esos dos días Hanka tuvo tiempo de hablar en algunas ocasiones con la reina, en esas charlas la reina le comentó que habían recibido ataques desde los desiertos del norte de una tribu con una quemadura en la frente que tenía forma como de escorpión. Al comentarlo pudimos atar cabos, Barki, la abuela de la casa de Jahore que cuidaba de dinosaurios enfermos que aparecían por allí, los dinosaurios que decían que huían de los humanos que entraban en Karwana,… ¡Huían atravesando algún portal a nuestro mundo!

Por fin nos citaron a la reunión del consejo, allí reconocieron el peligro que todo esto encerraba así que nos contaron que el hechizo que Irila estaba utilizando era un objeto que ellos custodiaban desde tiempos inmemoriales, un objeto utilizado para hacer un anclaje temporal que permite a los dioses desplazarse por la línea del tiempo sabiendo a qué momento deben de regresar, se llama Time Anchor, y puede que sea el motivo por el que los dioses están desaparecidos. Si dejáramos que Irila finalizara el ritual conseguiría que Kali ocupara el lugar de todos los dioses.

Kali estaba utilizando un golem de adamantium como avatar hasta que su cuerpo inmortal se formara, así que había que destruirlo antes atravesando sus múltiples defensas mágicas, para ello podíamos usar un agua que podría acabar o disminuir las defensas, el problema era donde se encontraba esa agua.

En la antigüedad había cuatro ciudades equidistantes, en su centro estaba la ciudad de Shani Kijiji donde nos encontrábamos. Esas ciudades eran fuertes de defensa, pero se perdieron con el tiempo, una hundida en el mar y otros dos (Thanopolis y Quagmira) ocupadas por humanos. La fuente estaba en una de ellas.

Llegó el momento de que nos pidieran la compensación, si cerrábamos el portal nos dirían por donde se encontraba Quagmira, si allí estaba la fuente, al menos tendríamos información de donde buscar Thanopolis. Inco nos acompañaría al campamento de los hombres escorpión, y allí ya nos tendríamos que encargar nosotros de cerrar el portal.

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El campamento se encontraba a un día de camino, y en él había unos 15 soldados. La idea era que Hanka quemara unas tiendas para crear confusión mientras Karil trataba de romper el portal. Englier, quien no era especialmente famoso por su sigilo (y más habiéndose empeñado en ir montado en triceratops) solo intervendría si la cosa se liaba.

Como buen plan, no sobrevivió a la batalla, es más, no sobrevivió ni al comienzo, en cuanto Karil dio dos pasos en el campamento lo detectaron, así que empezó el reparto de tortas. En lo más duro hizo su aparición Englier montando a Muelas, sin bajar del triceratops acabo con uno de los enemigos de un solo golpe en la cabeza, saltó al suelo y gritó a todos que se rindieran. Uno arrojó el arco, pero el resto no terminaba de estar convencidos, así que Karil y Hanka se encargaron de convencerlos, acabaron con tenientes, sargentos y soldados. Ya sin mandos, Englier los conminó a rendirse otra vez, consiguiendo que dos más arrojaran sus armas.

Unos zurriagazos más y todos los que no se habían rendido acaban muertos, algunos agradecidos, porque Karil se empeñó en sus ataques de patada voladora sin recordar que no llevaba nada bajo de los faldones, y por suerte en este mundo no había problema de cordura, porque alguno hubiera quedado incapacitado.

Tras bajarse el faldón (a Halav gracias), Karil inutilizó los controles del portal de una manera definitiva, mientras Hanka, Englier y Muelas interrogaron a los supervivientes, quienes contaron que su trabajo era custodiar el portal, por él enviaban los dinosaurios y por ahí llegarían los ejércitos conquistadores del maestro, quien había montado el portal y se encontraba de misión acompañado por Lucrecia.

No estábamos en otra época, estábamos en un lugar desconocido de nuestro mundo.

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