Llamada de Chtulhu: Medio millón de almas, tan sólo (V)


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04/08/2019. La llamada de Cthulhu. Leo (DJ), Sento (Tyler), JC (Mathew), Juan (Ren), Scott (Mike)


 

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Brendan Carmody

Por si no lo recordabais, nos encontrábamos en el Ford T huyendo de las ratas que habían acudido a la llamada de Brendan Carmody. Ren conducía, Mathew estaba prácticamente inconsciente tras recibir un disparo y Mike y Tyler iban sentados en las ventanas laterales apuntando con sus revólveres a las ratas, como si sus armas pudieran servir de algo.

En uno de los giros de la carretera Ren paró en seco, a unos 400 pies se encontraba el reverendo Sprowston junto a dos pueblerinos mascadores de tabaco (de la misma que el viejo Pete), habían hecho una barricada con su camioneta y nos miraban con una escopeta cada uno en la mano.

– ¡Tyler! ¿Ha acabado con los Carmody tal y como prometió?
– Nos pilla en ello reverendo, y la verdad, no nos vendría mal que nos echara una mano, algo nos sigue por los maizales.
– Chaval ¡lanza el barril de aceite cuando yo te diga!

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Uno de los ayudantes de Sprowston se internó en los maizales, donde ya había otro preparado que había lanzado un barril de aceite a Brendan y que a la orden del reverendo le prendió fuego.

Los dos se convirtieron en antorchas humanas, aunque Brendan consiguió alejarse casi 100 pies antes de caer muerto en suelo, momento en el que las ratas se dispersaron.

Mathew estaba muy herido, había que llevarlo al médico del pueblo de al lado, pero Sprowston podía interpretarlo como que habíamos mentido, y siendo que nos estaba apuntando con una escopeta, no era algo deseable, así que le convencimos de que bastante ayuda le habíamos prestado ya, y que aún así iríamos a por suministros para rematar el trabajo. Tras poner los ojos en blanco, Sprowston accedió, bajó la escopeta, apartó la camioneta de la carretera y nos gritó que ya nos veíamos en la granja.

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Damian Carmody

Era el momento de ir a la cueva, aprovecharíamos que estaban todos en la granja. Fuimos a Baxter, inexplicablemente al llegar Mathew estaba completamente recuperado, igual nos habíamos equivocado con la evaluación de su daño. Entramos en la tienda y compramos aceite, desinfectante, cartuchos para escopeta y para pistola y dinamita. Esto último fue lo más complicado, la tenía toda reservada para Henry Roades, se la había pedido unas semanas atrás, por suerte pudimos convencerle de que realmente era para nosotros y nos dejó comprar 10 cartuchos, eso sí, a precio de lingote de oro, 17$ costó la fiesta.

Estábamos saliendo de Baxter cuando Sprowston llegaba con su furgoneta a la iglesia, paró el motor, bajaron él, un pueblerino mascatabaco y Henry Roades, estaba casi consumido pero no había posibilidad de error, era Henry.

Según nos contó Sprowston, habían registrado la granja, Damian no estaba, pero encerrado en un sótano habían encontrado a Henry. Estaba desnutrido, el cuerpo plagado de llagas excepto curiosamente una pierna y un dedo que estaban intactos, y por lo visto se debía a que le habían vuelto a crecer gracias al agua de la cueva. El dedo lo había perdido años atrás, la pierna no conseguimos aclararnos cuando la había perdido.

En su semi-inconsciencia no paraba de balbucear cosas como “Abigail, tenemos que salvarla”, “Está con la madre, ella es la madre”. Consiguió sacar un diario de su chaqueta y se lo entregó a Mathew.

 

Un ruido nos sobresaltó, sonaba la campana de la iglesia, la granja Carmody estaba ardiendo. Los vecinos cargaban agua como podían y se dirigían todos a apagar el fuego antes de que se propagara, era el momento. Cargamos todo en el Ford T y partimos hacia el asentamiento de al lado del puente.

En el asentamiento había algunas excavaciones, restos de utensilios muy antiguos aunque de cultura occidental, debía ser el asentamiento de los primeros colonos. Dos tiendas habían servido como base para los arqueólogos, una tenía una enorme mancha de sangre.

Tyler entró y encontró una pierna putrefacta que había sido arrancada de manera traumática, estaba claro que era la de Roades, pero Tyler no era capaz de entender como había sobrevivido a ese trauma, y lo que aún era más extraño, no se le ocurría como se podía arrancar una pierna de cuajo, era tanta la fuerza necesaria para hacerlo que no sabía cómo podía haber pasado. Además de la pierna también encontró notas y papeleo que confirmaban la bitácora que Roades había entregado a Mathew.

Nada más había que ver en el asentamiento, así que fuimos al otro. El camino ponía los pelos de punta, había una antinatural ausencia total de ruidos, parecía que ningún animal viviera en ese bosque. Las raíces de algunos árboles tampoco eran normales, despuntaban de la tierra siguiendo un patrón, los árboles estaban en círculo, las raíces unas subían hacia el cielo y otras ya habían descendido atravesado manchas del suelo que parecían sangre. En el medio del círculo de árboles había una pila de animales muertos, no habían perdido su piel ni sus ojos, pero parecía que solo les quedaran los huesos, como si hubieran sido devorados desde dentro.

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Embryonic dark young

Mathew golpeó a una serpiente, no pareció afectarle, se giró, una especia de montaña de ramas, bocas y patas había intentado cogerlo con un tentáculo, era un retoño oscuro de shub niggurath, por suerte en estado embrionario (un embryonic dark young).

Ren hizo un reguero con el queroseno, Tyler lanzó un cartucho de dinamita que no le acertó pero pareció asustarlo. El monstruo reaccionó, atacó a Tyler, momento que Ren aprovechó para empaparlo de queroseno y pegarle fuego, esta vez sí funcionó, fue lo último que hizo el dark Young.

Por fin llegamos al asentamiento de los indios siraook, los indios de las tierras negras, los indios que la leyenda decía que no morían, si conseguían herirlos, curaban casi milagrosamente y volvían al combate. Algo que tras ver la pierna y el dedo de Roades ya no nos resultaba tan difícil de creer.

En el asentamiento había varias tiendas de campaña de los arqueólogos, una de ellas con luz aunque vacía. Alguien había estado hacía poco, aún quedaban brasas en la hoguera. Era el centro de operaciones de Henry y Abigail, encontramos un libro muy antiguo, las “Revelaciones de Gla’aki”, de él cayó una carta:

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En algunas tiendas aún quedaba ropa, estaba claro que alguien no abandonó campamento. Encontramos dinamita, dinero, y un anillo con un extraño grabado, un dibujo que al mirarlo parece una estrella de cinco puntas pero las rectas al cruzarse hacen curvas, es como si fuera algo no euclidiano.

Algó unió unos cables en la mente de Mathew… «Las Revelaciones de Gla’aki» ¡claro! nos sonaba porque aparecía en el mapa con anotaciones, es más, si juntábamos los puntos usando esféricas… ¡obteníamos un símbolo muy parecido al del anillo!

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Camino a la cueva pasamos por la presa, el agua estaba estancada, había una capa aceitosa en la superficie del agua, bajo ella algo se movía, eran los filamentos del bote de los niños que se comían el gusano, solo que aquí los filamentos tenían el grosor de un brazo. Estaba claro que la presa no era solo para contener el agua.

La entrada a la cueva era una pequeña catarata escalonada llena de musgo y flores, pero de dimensiones irreales, demasiado grandes, retorcidas. Del interior de la cueva nos llegaba un olor dulzón a fruta podrida.

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Entramos, y nada más entrar Mathew cae inconsciente. Al fondo de la sala había una cobertura orgánica en las paredes y techo, al fijar la vista parecía formar parte de un ser vivo, había un pulmón enfermizo que aún se movía, una rata atrapada a la que le costaba respirar mientras se estaba fusionando con la sustancia. Los animales que la sustancia atrapaba pasaban a formar parte de ella.

A Mathew la cueva le estaba afectando demasiado, la cara se le estaba llenando de llagas, así que Tyler lo sacó de la cueva. El resto comenzaron a profundizar en la cueva, ascendiendo protegiéndose las manos con calcetines para evitar tocar esa sustancia.

La parte superior era una completa lámina de agua, no había manera de evitar meterse en ella. Todo era orgánico, parecía que nos encontráramos en el interior de un ser vivo, sorprendentemente Mike, Mathew y Tyler parecían encontrarlo de lo más reconfortante.

Lo que antes vimos en paredes y techos formado por partes de animales, aquí estaba hecho con seres humanos, y en el centro de la sala, un tentáculo que acababa en el cuerpo de Abigail. Nada más vernos nos habló, alternaba un «venid, venid con la madre» con un «matadme», Shub-Niggurath aún no dominaba completamente el cuerpo de Abigail, pero lo hacía lo suficiente, el gigantesco tentáculo se abalanzó a por nosotros.

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Un tentáculo de la pared consigue atrapar a Tyler de una pierna arrastrándolo a las paredes ya las bocas que allí había. Éste más preocupado por Abigail, enciende un cartucho de dinamita y se lo lanza. Media Abigail sale despedida, pero el tentáculo no frena su avance y comienza a recomponerse sin parar de gritar “matadme, matadme,…”

Mike dispara sin éxito contra un tentáculo, Ren corta con su cuchillo el que atenazaba la pierna de Tyler, consiguiéndolo liberar. Tyler ya libre lanza otro cartucho de dinamita y Abigail, en un momento de lucidez, lo coge con las manos y lo abraza contra su pecho, con una mirada en la que se aprecia agradecimiento. El cuerpo sale despedido en mil pedazos, algo parece separarse de la cabeza de Tyler, Mathew y Mike, de repente esa estancia no es tan reconfortante, más bien es repulsiva.

Las bocas habían desaparecido, los tentáculos se descomponían, todo se pudría, solo parecía salvarse un pequeño corazón, al fondo de la gruta que continuaba latiendo, y estaban convencidos de que seguiría latiendo hasta el fin de los tiempos, porque pese a todos sus intentos no había manera de destruirlo.

Estaba claro que la única opción era la que se había utilizado desde antes de los siraook, sellar la cueva, así que colocamos en la sala todos los cartuchos que nos quedaban, uno de ellos junto al corazón, y les prendimos fuego. Tras la voladura no tardó mucho en dejar de fluir el agua entre los escombros, era el momento de irse de allí.


 

Epílogo

Tras volver a New York, Henry Roades ha dejado de hablar de Abigail, solo alguna vaga referencia a la madre, y cualquier intento de hablar con él acaba en balbuceos y un estado avanzado de trance. En Aguasnegras el reverendo Sprowston se encuentra en parecido estado, sollozos intermitentes mientras no para de preguntar dónde han escondido a su madre.

La policía encontró el cadáver de Damian Carmody maniatado y empalado vivo en un poste de linde de su granja, cerca de donde se desviaba el agua del arroyo a la finca. Estaba claro que el autor de los hechos era un demente, no contento con empalarlo vivo, también le atravesó el pecho con unos clavos dejando la cabeza al aire y usándolos para colgar un viejo cartel de la granja que rezaba “Se disparará a los que invadan esta propiedad privada”.

El agua de Aguasnegras proviene ahora del río Miskatonic, ya no hace desaparecer los gusanos que los niños en sus juegos tiran a los botes, según ellos ahora es más aburrido y se sienten solos. Las úlceras y pústulas de los lugareños van sanando lentamente, pero sin desaparecer completamente, el mal en el pueblo ha sido erradicado, pero no totalmente.

El fuego que se inició en la granja Carmody cuando fuimos a la cueva duró varios días, y cual fuego purificador se apagó cuando ya no quedaban cultivos de maíz ni granos contaminados.

Por otra parte el ganado superviviente parece haber vuelto a la normalidad, aunque de vez en cuando alguna res se extravía en el bosque y acude a la ahora sellada cueva, donde muge/ladra/rebuzna con intensidad. Lo mismo pasa de vez en cuando con algún vecino, pese al poco tiempo pasado ya se han acostumbrado a ir a la cascada a última hora de la tarde a recoger a los “perdidos”.

El incendio también destruyó el whisky y la destilería, aunque aún quedan muchas botellas que fueron distribuidas.

En casa del reverendo Sprowston la policía encontró una trampilla que llevaba a una serie de habitáculos / cuevas subterráneas. Había habitáculos conectados y un ajado escritorio con un diario en el que se registraba el día a día de Sprowston. El último mes el reverendo se había vuelto loco, comenzó a verse como el avatar de una “madre”, el Cristo renacido y el juez de un nuevo culto, con planes para el pueblo esperanzado con que abrazaran su nuevo culto, hasta tal punto que ya había decidido quienes alimentarían a la “madre” y quienes la adorarían.

En el diario se apreciaba la inquina y odio que fue generando hacia los Carmody, al parecer ampliaron forzosamente su parcela y no dejaron acceder al agua del manantial a nadie, salvo lo poco que fluía de la maltrecha presa que habían improvisado, que por otro lado era suficiente para abastecer al pueblo junto con las reservas existentes. El reverendo sintió días atrás la imperiosa necesidad de dominar la cascada y entrar en esa cueva, sabía que el acceso le garantizaría renacer en un nuevo enviado de la diosa madre.

Llevaba días intentando convencer a sus fieles de tomar la granja de los Carmody a las bravas y cuando vio la oportunidad de que fueran otros los que asaltaran la granja le pareció fabuloso. Estaba convencido de que la presencia de los federales eran los negocios turbios de los Carmody, por lo que pensaba dejar que asaltáramos la granja y tomarnos por sorpresa antes de que descubriéramos el poder de la madre o simplemente que reemplazáramos a los Carmody.

El loco plan para el pueblo ya estaba en marcha, en las cuevas de Sprowston la policía encontró en una zona cavada en roca viva, tallado de forma burda, el texto “Impíos, alimentaréis a los fieles”, bajo el texto, en una zona también escavada en roca había tres cuerpos, el de la viuda Hawkins, asesinada a martillazos, un ex esclavo de color con el cuerpo totalmente ulcerado y un vagabundo sin identificar.

En el otro habitáculo, se pudo rescatar con vida a dos personas, ambas locales. Cuando empezaron las epidemias dijeron que era necesario marchar a Dunwich, donde pensaba el resto de vecinos que se encontraban, aunque estaba claro que nunca abandonaron el pueblo. Se encontraban en un avanzado grado de desnutrición y con infecciones severas de algún tipo de hongo que había ulcerado todo su cuerpo. Desde que fueron encerrados habían sido alimentados únicamente de whisky, agua y maíz.

La pareja fue internada en el sanatorio de Arkham ya que no hablan, se limitan a balbucear y lloriquear que eran huérfanos. Habían desarrollado un instinto insano de guardar en cualquier cavidad de su cuerpo todos los insectos y animales pequeños que encuentran.

Baxter, el comerciante local, estaba apenado y pensando en mudarse a Dunwich. Igual es porque sabía que Henry nunca aparecería a comprarle esa dinamita que vendía a precio de lingote de oro.

El profesor McTavish, tras entrevistarse con Henry Roades, se encontraba muy apesadumbrado, estaba dándole vueltas a montar su propia expedición para investigar profundamente lo que le ha pasado a su amigo Henry y encontrar a Abigail. Había estado documentándose sobre “El descanso de Cade” y otros asentamientos y leyendo las notas de Henry de antes de su viaje. Había encontrado entre ellas unos grabados con anotaciones de Henry Roades en los que indicó que creía se trataba de Cade y su hijo.

 

McTavish nos enseñó los grabados, Cade es la persona que conocemos como Booker joven y el hijo de Cade casi seguro es la persona que conocemos como Booker viejo.

Al ver los grabados hicimos unas pequeñas consultas en la universidad, descubriendo que Santo Tome y Principe con unas colonias portuguesas en Africa. Recientemente las colonias han sido noticia ya que aunque ya han pasado algunos años desde que Portugal abolió la esclavitud, en Santo Tomé y Príncipe se ha mantenido un esquema al que llaman trabajo remunerado forzado, que curiosamente desempeñan angolanos que son llevados forzosamente a la isla.

También averiguamos que Antsiranana podría ser la zona norte de Madagascar, aunque localmente le llaman “Diego Suarez”. No está muy clara su nacionalidad, pues tanto España, Portugal como los locales han intentando someterla. Lo último que se sabe es que está bajo el dominio francés, pero parece que fue vendida o cedida por la Reina Ranavalona III, reina de Merina (lo que se conoce como Madagascar).

 

 

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