Pathfinder: Sins of the Saviors (II)


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27/10/2019. Juan (DJ), Leo (Hanka), JC (Karil), Sento (Englier)


Mientras hablábamos con el escriba en la sala del altar de Lasmashtu recordamos que no habíamos comprobado que había tras las puertas dobles de la primera sala en la que entramos desde las escaleras, quizás el maldito escriba estaba allí escondido.

Retrocedimos y abrimos las puertas, el escriba no estaba tras ellas, solo un corto pasillo que acababa en un derrumbe con dos puertas a su izquierda.

El pasillo estaba forrado de las mismas letras que vimos en la sala anterior, además de símbolos de Lamashtu. Según el escriba, eran bastante recientes, las había escrito nada más despertarse. Una detallada lectura de Hank encontró un texto coherente entre el amasijo de letras y símbolos “En la orilla del espejo, cuando el amanecer se acerca, las siete caras esperan silenciosas guardianes de la puerta de la <<forja de las runas>>”.

Pese a los avisos del escriba de los amigos suyos que allí se encontraban, revisamos las dos pequeñas salas, cuales celdas de monja, que al pasillo daban. No vimos nada en la primera, aunque sí oímos algún arañazo tras la segunda puerta, aunque al abrirla no había nada, solo otra pequeña sala como la anterior, eso sí, ésta estaba medio derruida y las paredes estaban llenas de arañazos. Antes de volver a la sala del altar, Englier lanzó al interior una bola de fuego “por desinfectar de bichos” se le oyó murmurar.

hounds-of-lamashtuAl llegar a la sala dos enjambres de ratas se nos echaron encima, en el mismo momento el Escriba dijo “unos amigos míos vienen a veros” y 6 shadow mastiff se nos echaron encima, por lo visto estaban en la segunda sala, la de los arañazos, y venían calentitos.

No fue fácil, pero con paciencia y acero en diferentes presentaciones (flechas, mazas, espadas,…) conseguimos acabar con todos, aún tuvimos tiempo de hablar un poco más con el escriba, quién resultó ser uno de los comandantes de las fuerzas del runelord Alaznist, mucho tiempo atrás vino a luchar contra los que aquí vivían, murió, fue resucitado por Lamashtu y ahora es el guardián del templo, con la misión de traer de vuelta a los servidores de Lamashtu para conquistar el mundo.

Con la conversación Hank tuvo acceso a parte de los recuerdos del runelord de su cuerpo, y lo que el escriba estaba contando no le cuadraba, los runelords podrían no fiarse unos de otros, pero nunca se enfrentaban entre ellos, algo olía a podrido, pero habría que averiguarlo en otro tiempo, porque justo en ese, cuando Englier se dirigía al altar, el demonio Glabrezu se apareció ante él.

Englier quedó petrificado, todo el trabajo lo iban a tener que hacer los demás, al menos fue útil porque Karil lo utilizó cual trampolín para atacar al demonio. Cuando se veía todo muy complicado para poder salir vivos del enfrentamiento, por si no fuera suficiente, una bulette hizo aparición cargando contra Hank.

El Glabrezu convirtió aquello en un infierno, no hacía más que lanzar hechizos de “martillo contra el caos” y hechizos de múltiples imágenes, mientras la bullete golpeaba a Hank sin parar.

Por fin Englier recuperó el movimiento y pudo enfrentarse con el demonio, así Karil pudo echar una mano a Hank con la bullete.

Karil golpeaba a la bullete, Hank lanzaba flechas para acabar con las imágenes que protegían al demonio, y Englier aguantaba un martillo del caos tras otro, mientras intentaba golpear al demonio.

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Finalmente, a Halav gracias, consiguieron acabar con los dos engendros, aun así el Escriba seguía bastante contento intentando provocarnos, el que no pudiéramos localizarlo nos estaba volviendo locos, fue de chiripa que Englier se percató de que estaba usando un hechizo de proyectar la voz, fuera lo que fuera aquello estaba claro que no era un espíritu, era algo que estaba escondido.

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Hank inspeccionó el altar de Lamashtu, no usado en mucho tiempo, y encontró un libro de rituales, el mal que desprendía el libro hizo que Englier se percatara de su existencia e intentara destruirlo, pero Hank lo convenció justificándose en que había que aprender todo lo posible del enemigo. Un vistazo más o menos rápido le proporcionó +2 conocimiento, bluf, diplomacia y conocimiento de Lamashtu durante 1 día.

Salimos de la sala del altar por una abertura que había a la izquierda, allí encontramos despedazados los cuerpos de los guardias que estábamos buscando, algo que Hank y Karil utilizaron para intentar engañar al escriba, diciendo que los guardias que buscábamos llevaban una piedra del destino, una piedra que guía en las profundidades y que podía abrir portales entre mundos. El escriba llegó a preguntar si serviría para que él saliera de allí, pero no conseguimos sacar nada más.

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Seguimos avanzando por la caverna hasta que llegamos a un pasillo de manufactura humana. Cuando nos encontrábamos a mitad pasillo, de cada punta del mismo asomaron dos cañones de unas troneras y abrieron fuego. No tardaron mucho Karil y Englier en acabar con ellas, pero esa era la parte fácil, en la sala que había al final del pasillo a la derecha estaba el Escriba, y no tenía pinta de querer seguir dialogando con nosotros, pero eso ya tendría que ser otro día, eran las 21 horas y había que regresar al mundo terrenal.

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