Rise Of The Runelords: Seven Swords of Sin (V)


Juego Pathfinder
Fecha 02/02/2014
Campaña Rise Of The Runelords: Seven Swords of Sin (V)
Lugar Manises II
Asistentes Juan (DJ), Alan (Marvin), Scott (Kravin), German (Debra), Sento (Englier)

El oro y las gemas que había a la entrada de la sala habían desaparecido, no cabía duda de que Ruiseñor tenía algo que ver en ello.

Necesitábamos descansar, así que probamos suerte en la sala oculta que habíamos localizado, pero cual fue nuestra sorpresa cuando al abrir notamos un calor insoportable y oímos gritos, las paredes eran de material reflectante y estaban insonorizadas, por eso no nos habíamos percatado de nada.

Los gritos provenían de un gigante de fuego encadenado en medio de la sala, por lo visto había intentado, sin éxito, ser el jefe de su clan, el que quedó victorioso servía a Lucrecia y el perdedor acabó ahí encerrado, aunque no teníamos claro el porqué, ni tiempo hubo para pensarlo, porque al vernos entró en rabia y consiguió romper las cadenas lanzándose a por nosotros y golpeando dos veces a Marvin antes de que nos diéramos cuenta, quién queda totalmente exhausto y no tiene más remedio que huir.

La lucha es muy complicada, las cadenas del gigante abarcan toda la sala y acercarse roza el suicidio. Aún así, entre los misiles mágicos de Kravin, los hechizos de Debra y el último smite evil que le quedaba a Englier, consiguen debilitarlo lo suficiente para que Kravin haga un ruiseñor acabando con el gigante.

Ya que la sala estaba calentita y ya no era peligrosa, la aprovechamos para descansar. Como era de esperar, montamos guardias durante el descanso. Mientras Marvin hacía su turno, notó una magia muy poderosa, pero no pudo averiguar de dónde provenía. Lo mismo pasa en la guardia de Englier, es algún hechizo de transporte, pero no pudo averiguar nada más.

Destrachan

El disco del centro de la sala resultó ser un portal a una tierra quemada, no era el plano del fuego pero le tenía un aire. En ese momento, de la bruma que había en la sala aparece un aberración, un destrachan. El bicho no se lo piensa, abre una boca llena de dientes de forma extraña y lanza un grito, al mismo tiempo Debra lanza una bola de fuego que hace que prenda la bruma que rodeaba al destrachan, no acabando con todos nosotros de milagro.

Xill

Sin tiempo a recuperarnos de la explosión y sin que lo oyéramos, ya que estaba envuelto de una especie de silencio mágico, aparece otro monstruo igual a las estatuas que adornaban la sala, un Xill que se lanza inmediatamente sobre Debra con sus garras, unas garras llenas de veneno que casi consiguen inmobilizar a Debra.

Englier se encargó del Xill mientras Marvin y Kravin se encargaban del Destrachan. Al acabar el combate, se percataron de que el silencio era provocado por un amuleto que llevaba el Xill al cuello, seguramente un arma anti-destrachan que evitaba su ataque de grito.

También encontramos un anillo de subsistencia, un anillo que se quedó Kravin ya que le permitía descansar completamente con solo dos horas de sueño.

Estaba claro que no era seguro dejar ese portal abierto, así que antes de pasar a la siguiente sala lo cerramos derruyendo las columnas. La puerta de la sala daba a un pasillo transversal, el lado izquierdo era una caverna natural, el derecho tenía un tramo con espacio para estatuas, pero estaban todas en el suelo (humanos, goblins, elfos, monstruos variados,…) había mucha magia. Al acercarnos a las columnas, una flecha casi golpea a Debra, indicando su propietario a Debra que se parara, que no podía seguir avanzando.

Destrachan Vs Xill

El arquero que decía esas palabras era Aeirel, el guardián del complejo, y lo que había en el suelo eran todos los que habían petrificado cuando habían intentado entrar en los dominios de su señor. Una de las personas a las que había impedido el paso era a Tirana y a sus esbirros, así que aplicando la máxima de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo, decidimos dejarlo tranquilo y avanzar por el otro lado del pasillo.

Llegamos a una gruta natural formada por dos naves, en una había un pozo central, en la otra tres rocas enormes, pasada la segunda nave y separado por un río de la famosa agua azul, un altar con una cruz de siete puntas, seis espadas colocadas en las esquinas y una espada en llamas sobre el altar. Junto a todo esto, nuestra amiga Triana, realizando algún ritual consistente en invocar o consolidar algún poder.

Al verla Kravin no se lo pensó y lanzó una bola de fuego, bola absorbida por una de las rocas. Eso nos dio tiempo a hablar con ella, le exigimos la espada y al responder nos percatamos de que Tirana realmente era Lucrecia, momento en el que acabó toda conversación. Englier cargó contra ella, pero un muro transparente en la pasarela sobre el río, le impidió el avance. Golpeó repetidamente el muro y nada pasó, pensando que pudiera estar relacionado con las rocas, golpeó una de ellas, momento en el que ésta emitió una bola de fuego, la que había absorbido de Kravin.

Nivel 3

Englier volvió a golpear la roca, en ese momento la tierra empezó a moverse y apareción un elemental de tierra que entre los golpes de Englier y los de Marvin no duró demasiado.

Decidimos estudiar los grabados de las rocas, siendo uno de negación del transporte, otro de muro, y el golpeado por Englier no quedaba claro para que servía. Fueron a por la roca de muro. Al golpearla apareció otro elemental de tierra al que sólo se podían hacer ataques físicos, hasta que no rompieramos la roca no se podían lanzar hechizos de ataque. En este momento Marvin nos dedicó otro ruiseñor, todo se pega menos la hermosura.

Cuando ya casi estaba destruida la roca, Lucrecia, con su humor tan particular, nos preguntó si conocíamos a Rewrax y justo entonces un dragón rojo salía del pozo.

Englier seguía golpeando la roca mientras los demás se ocupaban del dragón. Afortunadamente un hechizo de Debra los protegía del fuego del dragón, quién no cejaba en sus ataques. Garras, mordiscos, nube incendiaria,… el acoso era impresionante, pero tal y como los dañaba Debra los curaba. De repente una enorme mano transparente de unos tres metros aparece delante del dragón y justo después lanza otra llamarada. Marvin y Kravin se lanzan a por el dragón, su vida dependía del hechizo de Debra. La mano impedía los ataques, era una defensa del dragón con la que nadie contaba.

El altar de las siete espadas

Por su lado, Debra lanza un hechizo mortal contra Lucrecia, pero no tiene éxito, el hechizo solo afectaba a los caóticos y Lucrecia era una legal malvada.

Cuando ya todo parecía perdido, Englier consigue destruir la roca que impedía los hechizos y se enfrenta con el dragón, así que Debra ancla a Lucrecia con un hechizo para que no huya mientras nos ocupamos de Rewrax.

Unos cuantos golpes de Englier y Marvin después, Rewrax muere y justo entonces Lucrecia consigue librarse del hechizo de Debra, teletransportarse y huir.

Y aquí estamos, más quemados que nunca (vaya chiste malo, espero Torag me perdone), pero con las espadas recuperadas. Ahora lo mejor será que descansemos algo, mañana Torag dirá.

Deja una respuesta

Por favor, inicia sesión con uno de estos métodos para publicar tu comentario:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s