Juego | Exo |
Fecha | 06/190513 |
Campaña | Exo 808 |
Lugar | Manises I |
Asistentes | Germán (Max), J.C. (DJ), Juan (Huk), Leo (Victor), Sento (Reinhard), Chema (Lirafaf). |

Habíamos dejado a nuestros héroes preguntándonos si entrarían o no en la grieta repleta de explosivos para un fin desconocido. Aunque parecía un recurso literario propio de Martin para crear cierto «gancho» para el siguiente resumen, los miembros de la 808 no las tenían todas consigo. ¿Qué habría en la grieta? Y sobre todo, ¿quién habría en la grieta? [Nota del DJ: En estos momentos, la memoria colectiva de los PJ con sus anteriores encarnaciones les decía, les gritaba, que iroiendi y cuevas es una mala combinación].
De forma sorprendente, decidieron, haciendo más caso a la razón que al corazón, que había que obtener más información de Puerto Rexen, ese simpático planetoide donde la 808 empezaba a hacer amigos. La explicación oficial, que no se la creía nadie, era descubrir si había alguna forma de entrar en la grieta desde el interior; la extraoficial, más creíble, es que no se dieron cuenta que eran exos entrenados y que un paseo por la cara exterior de un asteroide no debía ser un problema.
En el exterior de la nave volvieron a encontrarse con el pobre de Solomon Dar, el lixnel responsable de las dársenas que se las veía y deseaba para encontrar ayuda para reparar el muelle número M7. Él pensaba que los primeros interesados en reparar la explosión del muelle serían los comerciantes y que le echarían una mano, pero todos parecían tener prisa por llegar a una reunión, por partir o por ajustar los dijes del poloyo. La 808 se desembarazó de él como pudo y fue una pena porque les podía haber hablado de los misterios del muelle M7.
Se encontraron también con una desconsolada madre, una ibu que respondía al nombre de Ibi Malor, que andaba pegando carteles con el rostro de una niña. «¿Han visto ustedes a mi hija?» rezaba el cartel en varios idiomas. Intentaron esquivarla, de nuevo, pero acabaron enterándose que su hija Clara era muy curiosa y que se metía siempre en todos los escondrijos del puerto. No la ve desde el día de la explosión de la dársena y se teme lo peor. [Nota del DJ: creo que alguno se sintió conmovido por la historia, pero Horrun endurece el corazón de los exos].
¡Nos quieren robar la nave!
En este punto de la historia, estaban un poco inquietos. Los intentos de descubrir un hueco para acceder a la grieta eran infructuosos y parecía claro que permanecer tanto tiempo sin cerrar un contrato empezaba a levantar sospechas. Además, estos libertarios no tienen sentido de la propiedad. Si creían que los comerciantes no estaban haciendo bien su trabajo podrían, sin más, nacionalizar su nave y utilizarla para otros menesteres. De hecho, los rumores que les llegaban es que en la M7, la dársena que explotó, había pasado algo parecido. Urgía hacer algo.
La solución vino de la mano de Isidron, un representante local que les pidió que le llevaran en la nave a un destino que les proporcionaría al partir. Nada ilegal les dijo, pero debía ser discreto porque las paredes en Rexen tienen muchos oídos. El encargo consistiría en viajar a un planeta productor de alimentos, cargar la nave y llevarlos a otro planeta fuera de las zonas conflictivas. Como máximo un par de días. Les ofreció pagarles en dinero porque sabía que los comerciantes aún no conocían las bondades del sistema libertario: la mitad al embarcar en la nave y la otra mitad al descargar. Lo tradicional en estos casos.
Aquello les ponía en una encrucijada. La oferta no era excepcional ni demasiado baja, ligeramente generosa, pero dentro de los estándar galácticos de la zona y ellos eran comerciantes. ¿Cómo rechazar un encargo de esas características sin levantar sospechas entre los libertarios? ¿Y si era una trampa del gobierno local para desenmascararles?
Citaron al susodicho Isidron en el muelle M4 (el suyo) que, misteriosamente, andaba bastante vacío (ni siquiera el lixnell pedigüeño andaba por los alrededores suplicando mano de obra para reparar la dársena). Si aquello les pareció sospechoso, no lo comentaron, pero, eso sí, los tipos escondidos tras las cajas de estibas previas no retiradas sí que les hicieron saltar las alertas. Tras una conversación un poco absurda en plan: salid, salid, no, enseña, enseña, tú más, no tú, la cosa acabó a tiros. Los miembros de la 808 demostraron su buen entrenamiento militar, pero tampoco les quedó claro si habían liquidado a todos los tipos. No creían que dieran la alarma (total, estaba claro que eran ladrones de naves), pero eso no significaba que las autoridades no empezaran a hacer preguntas. Su conclusión fue que les quedaba poco tiempo. Había que actuar deprisa. [Nota del DJ: aún no han asumido el concepto de «ausencia de autoridad» del Sector Libertad].
Visita al M7
Creyendo que cualquier salida de la dársena de amarre podría provocar su detención (o, en su defecto, que alguien los matara), decidieron acceder al muelle M7 por el boquete abierto por la explosión. Una cosa sencilla para un Exo, salir al exterior y dar un pequeño salto… ¿Qué es eso de que no tenéiiiiisss GggggCeeeeerooooooo?
Tras algunos incidentes, consiguieron llegar tres de los miembros al M7, bueno, llegaron 2, el tercero se empotró contra la pared del fondo del muelle. Todo el muelle estaba expuesto al exterior y las paredes y el suelo estaban cubiertas de un rocío congelado. Aquella dársena no era como las otras, Alguien había construido anaqueles sobre los mamparos en una estructura que recordaba un organismo vivo. De repente, al intentar abrir una de las puertas, sintieron las vibraciones de unas patas sobre la dársena. Una mira láser roja cruzó la oscuridad.
Los trajes espaciales no fueron un impedimento para que se prepararan para lo peor. Apuntaron con sus armas en todas direcciones y sus linternas arrancaron sombras de la oscuridad. De repente, aparecida de la nada, una figura fantasmal se aproximó a ellos. Flotaba en el aire y miraba con ojos perdidos en el horizonte. Su piel era blanca y sus cabellos danzaban como si una corriente invisible los agitara lentamente. Seguía aproximándose y en la radio, aunque todos niegan haberlo dicho, se escuchó: «dispara, dispara, por todo lo sagrado, no dejes que se acerque…» Pero la espectral figura se acercó a ellos y nadie disparó, tropezó con el contenedor abierto, rebotó en él, en una pared y se perdió por la pared del fondo.
«¡Un cadáver! ¡Sólo es un jodido cadáver! Tranquilizaos!» gritó el oficial [Nota del DJ: en ese momento cayeron en la cuenta que era Clara Malor, la joven ibu desaparecida]
Lo siguiente fue un poco más caótico. Un robot araña, aunque con cuatro piernas, y un enorme cañón por cabeza, se había aproximado a su posición. Sin parlamento y aprovechando la oscuridad, empezó a dispararles. ¡Qué demonios! Disparos, alguno se escapa por el hueco en plan «¡sálvese quién pueda!» (algo juicioso porque una herida implicaba la rotura del traje). Una granada… ¡cómo! ¿Te habías traído granadas a una exploración? …explosión, alguno que se atreve a asomar la nariz y descubre que el robot está destruido. ¿Está todo destruido? No del todo, aún queda suficiente para recoger algo y llevarlo a la nave. La factura parece iroiendi, pero sólo un experto puede confirmarlo. Ya tienen su prueba, ¿se marcharán?
En la grieta
No, no se marcharon. Por su amplia experiencia con los iroiendi (algunos rumores escuchados en tabernas), los miembros de la 808 pensaron que el explosivo del planeta (que por el volumen de trazas detectado parecía suficiente para volar Puerto Rexen) podría ser un sistema de seguridad para evitar que nadie descubriera la tecnología iroiendi. Si se iban con el material capturado, todo podría volar por lo aires.
El amable lector seguramente simpatice con nuestros héroes al pensar que no salieron de allí a toda velocidad preocupados por las miles de personas que viven en Puerto Rexen. ¿Qué sería de ellos si el planeta explotaba? Eran libertarios, sí; enemigos, también, pero ante todo eran seres vivos y los exos debían protegerlos. El amable lector se equivocaría. Si no salieron pitando del planeta es porque a) no tenían nada claro que la explosión no les alcanzara y b) porque aún sobreviviendo, cómo iban a explicar que eran los únicos supervivientes y que ellos no habían sido.
La grieta parecía tener las respuestas y a ella se dirigieron con más pena que gloria. [En serio, chicos, en cuanto volvamos os hacemos unas clases intensivas de G0, ¿vale?] El interior no les reveló nada que no supieran. había explosivos, muchos explosivos. Un compuesto que permanecía líquido a esa temperatura gracias a una serie de contenedores de presión (como inmensas ollas) que estaban conectadas unas a otras y, a su vez, a un cuadro de mando, una especie de registro general en el fondo de la grieta. Pudieron observar algunas fugas en las juntas y como el líquido, al salir, entraba en ebullición.
Huk le dedicó unos minutos a los instrumentos intentando evitar la explosión de la instalación. Como no estaban muy seguros de que lo conseguiría, el resto de las 808 empezó a desandar el camino hasta la nave. Podían andar por el asteroide hasta el techo de la dársena y de esta pasar a su nave, nadie les vería. Se equivocaban. Subido a la dársena M7, un segundo robot les estaba esperando y comenzó a dispararles en cuanto se pusieron a tiro. Ellos devolvieron el fuego, pero fue inútil. El robot parecía inmune a las armas de los exos.
Creyendo que había inutilizado la antena receptora y que nadie podría activar la explosión mientras abandonaban el planeta, Huk, desanduvo el camino hasta la nave. El robot también le disparo, pero ahora tenía algo de cobertura de sus compañeros. A cada disparo, el robot se acercaba amenazadoramente a la nave… Huk terminó por llegar a la esclusa, pero también lo hizo el robot. ¿Qué es ese ruido? Está intentando perforar el casco. ¿Pero estos robots que son, multitarea?
– ¡Qué están intentando perforar el casco! ¡Rápido, lo trajes espaciales!
– Ya los llevábamos puestos, señor
– Pues otros, por si acaso…
El maldito engendro iroiendi consiguió romper el casco de la nave comercial y adentrarse en el hangar. La 808 había escondido el material en la nave Victoria, pero el robot no se dejó engañar por el camuflaje y atacó directamente el casco con su soldador de plasma. Una nueva sesión de disparos, gritos y la cacofonía habitual que supone el grito de batalla de la 808: «¡Aaaaahhhhhhh! y, por fin, el robot, se desactivó.
Mientras volvían a sellar el casco de la nave comercial para evitar la despresurización (una chapa de blindaje y metros de soldadura, marca de la casa), Víctor ya había calentado motores, concluido el chequeo predespegue y pedido permiso para despegar.
«¿Permiso, compañero? ¿Acaso crees que estás en la RFP? ¡Sal cuando gustes!» Y al pobre hombre al otro lado de la radio no le dio tiempo a terminar la frase.
Salieron de Rexen como alma que lleva el diablo. Una amenaza de muerte se cernía sobre la población civil y Huk sabía que su sabotaje no duraría mucho. Sin embargo, tan rápida fue su huida que no pudieron entretenerse en avisar a nadie… ¿o quizás no quisieron?
Retorno a casa
Me preguntaba, como Dj, cómo pensaban devolver la nave a sus propietarios. Recordarán nuestros lectores que la nave había sido robada de un astillero de reparaciones con el subterfugio de que iba a hacérsele una reparación adicional a cuenta del astillero (una manita de pintura). Pensaba que la arrojarían a una estrella o alguna idea similar, pero me sorprendieron de nuevo, debo decirlo. Saltaron al planeta del astillero, dirigieron la nave a éste (a no mucha velocidad) con el piloto automático activado y emitieron un mensaje para que la recogieran. Todo muy organizado.
Mientras volvían al RFP Obselus, los valientes miembros de la 808 se preguntaban:
«¿Se darán cuenta que no hemos pintado la nave?»