Juego | Exo |
Fecha | 05/210413 |
Campaña | Exo 808 |
Lugar | Manises I |
Asistentes | Germán (Max), J.C. (DJ), Juan (Huk), Victoria (Victor), Sento (Reinhard) |

Reencontramos a nuestros héroes en una de las cantinas (jerga militar) del RFP Obselus donde están tomándose un, según ellos, merecido descanso. Allí conocen a Mirel Ali, un miembro de otro grupo exo que se muestra amable con ellos (son los novatos). Se interesa por sus misiones y si han tenido problemas en ellas. La 808, suspicaz ella, se muestra reacia a contarle secretos. Es necesario el intercambio de cervezas (y que les enseñe a sacar las cervezas sin que el autococina las anote en su hoja médica) para que se muestren más confiados. Sorprendido por este prodigio de sacar cosas del autococina (¡ohhh, ha apretado teclas, ohhh!), el veterano exo les explica una realidad de la Armada de la RFP: «los exos son exos; se espera de ellos que actúen como tal en todas las circunstancias». Es algo que no te enseñan en el entrenamiento de Horrun, claro, pero siempre hay un veterano dispuesto a enseñar esta lección.
Ya por la segunda ronda, más confiados los 808, el veterano les vuelve a preguntar por sus misiones (y se muestra amablemente sorprendido de que sean los que han regresado de Inferno). Durante la conversación deja entrever que no están muy contentos, los exos, con la calidad del equipo que les está llegando. La muerte de su oficial en la primera misión por el fallo de la vaina de descenso es una prueba de la negligencia de la Armada. ¡Qué se puede esperar – dice – cuando se dejan estas cosas en manos de contratas civiles!
No hay tiempo para una tercera ronada porque la 808 recibe la orden de reunirse con su oficial al mando para una nueva misión. «¡Pero efque no nof van a deja ni fajar un foco las fervezas!» Pues no, un exo siempre está preparado. Esa es la segunda lección de hoy.
Con el jefe
El mayor Alldo no tenía cara de buenos amigos, pero, la verdad, es que nunca tiene una cara amable para los exos o, al menos, para la 808. Parece como si le molestara algo siempre. Brevemente, como siempre (algunos exos han empezado a llamar a estas reuniones informativas brevifing), les explica que el agente libertario capturado en Inferno ha confesado que hay iroiendi en el planeta Rexen. Les pasa un mapa y dice: «Tienen que averiguar si es cierto y traernos pruebas que lo corroboren».

Nuevamente nuestros héroes se enfrentaban a una misión sin tener mucha idea de cómo llevarla a cabo. Las palabras de Ali resonaban en su cabeza: «Se espera de un exo que actúe como tal en cualquier circunstancias». Se enfrentaban a un problema. Cómo acercarse a un sistema libertario con una nave claramente de la RFP (como ocurre con las naves de la clase Victoria). Según aparecieran por el punto de salto, todos los sistemas de defensa les atacarían. Esa no sería la manera más adecuada de adivinar si había iroiendi en el sistema. Puede que lo averiguaran, pero no volverían para contarlo.
[Nota del DJ: imaginé que se les ocurriría entran con la nave de forma camuflada, coordinando su salto con otra nave mercante, y que una vez en el sistema dejarán la nave en órbita y saltarían a algún asteroide no poblado con sus jetpack o similar. También se me ocurrió que podrían, sencillamente, embarcarse en una nave de pasajeros como civiles o voluntarios libertarios deseosos de luchar… Me equivocaba].
La 808 buscó un astillero cercano a la ubicación del RFP Obselus (que no repetiremos aquí por aquello del secreto militar). Una vez localizado, falsificaron los papeles de una nave en reparación que estaba a punto de ser entregada. Según las órdenes, una tripulación acudiría para llevársela a un proceso de pintado (regalo de la casa de reparaciones). La nave sería entregada tres días después. El caso es que se llevaron una nave mercante bastante grande, metieron dentro la nave Victoria (con el camuflaje activado para que pareciera un montón de carga dentro del hangar) y partieron hacia Rexen. El margen de tiempo de 3 días no era muy grande, pero, en secreto, se planteaban que tampoco era necesario volver en 3 días. Sólo querían llegar a Rexen sin que les detuvieran por robar una nave. Si luego avisan de que la nave había sido robada, ya estarán en el Sector Libertad. Como todos saben, nadie comprueba los papeles en libertilandia… ¿o sí?
Nadie les puso impedimentos para cruzar la frontera con el Sector Libertad ni para dirigirse hacia Rexen. Se cruzaron con otros comerciantes y, con alguno, intercambiaron algunas palabras de cortesía por el canal sublumínico. Aquel fue su primer choque cultural con el Sector Libertad. Expresiones que en otros lugares de la galaxia son habituales (como «que hagas buen negocio» o «gracias por tu ayuda, bendito seas») allí te delatan como un capitalista (que en el Sector Libertad es sinónimo de espía de la RFP).
En Rexen
Rexen es un planeta de metano. Su superficie está cubierta permanentemente por un manto de nubes de colores entre el verde y el azul. Parece un flor prendida en el espacio. A su alrededor orbitan los restos de uno o más satélites (los científicos no se ponen de acuerdo) que conforman una abigarrada nube de asteroides donde el gobierno de la antigua Oeon creyó interesante instalar varias colonias. La extracción de metano (que finalmente se comprobó que era ruinosa) se sustituyó con el tiempo con la explotación minera de los asteroides. Rexen supo adaptarse a los errores administrativos de Oeon y ahora es una floreciente comunidad (cientos de miles de habitantes) que tiene su propia industria, su propia agricultura y ganadería y su propia fuente de materia prima. El metano, finalmente, resultó ser fundamental para obtener energía para todos los asentamientos.
Tras algunos problemas con las germanías libertarias de la torre de control, consiguieron que les indicaran que podían aterrizar en Puerto Rexen (el espaciopuerto del planeta). Fiel al espíritu libertario no les indicaron en qué amarre. Ello llevó a una serie de debates entre la tripulación sobre el lugar más indicado para amarrar. Ni demasiado cerca de las naves militares presentes (un par de cargueros modificados con torretas de la clase «Revolución») no demasiado lejos que pareciera que tuvieran algo que ocultar. Al final, como siempre, la cuestión se resolvió con «un vuelo indiferente hasta el muelle M14» donde había una nave de la clase «Leopard» y estaba junto al muelle M7, en apariencia inutilizado.
Descubrieron algunas cosas mientras se aproximaban (Nota del DJ: voy a comentarlas por si las han olvidado):
– una serie de ferrys recorren todos los asteroides importantes del sistema. Parece que son tres y viajan siempre en la misma dirección (siguiendo la órbita de los planetoides). Parece el sistema de trasporte interno del planeta.
– hay pequeñas naves no tripuladas (apenas una cesta metálica y un motor) que circulan entre los asteroides. [Nota: ellos no se fijaron, pero no siempre van no tripuladas]
– Muchos planetoides parecen exhalar humo por múltiples orificios. Este humo forma una especie de corona alrededor del planeta que se precipita sobre él formando una tenue espiral.
En Puerto Rexen
Decidieron dejar a Lirafaf vigilando la nave. Las autoridades planetarias no les habían pedido nada, no les inspeccionaron la nave ni les pidieron documentos. La 808 empezó a pensar que ese descuido de los rexenianos quizás escondiera la costumbre de «inspeccionar» la nave cuando los ocupantes «bajaban» al planetoide. Los 808 decidieron quién se quedaba por el conocido método de: «¿quién quiera bajar al planeta que diga yo?». Lirafaf pringó, aunque considerando que el metano es la fuente de energía y que todo el aire de Rexen apesta a metano… no sé yo quienes fueron los que pringaron.
Lo primero que hicieron nuestros intrépidos héroes en Puerto Rexen fue visitar las tabernas. Para ello preguntaron a Solomon Dar (responsable de turno de los muelles) un lugar donde poder conseguir mercancías para comerciar. Él les indicó que lo más indicado era pasar por las tabernas y, después de echarles un vistazo desaprobador, les dijo que su estilo iba más con el «Bar Ilora»; La «Taberna del Irandés» les quedaba fuera de su estilo. La germanía libertaria vlvió a hacer de las suyas y a punto estuvieron de meter la pata con el bueno de Solomon.
El bar Ilora, la primera visita, fue bastante agradable. Allí conocieron a Ilora Dana, dueña del lugar, y una mujer muy liberal (en el sentido libertario de la palabra). Llegó a sacarle los colores a algunos de les recios 808, sobre todo cuando les preguntó: «¿A qué te refieres con «cuánto de debo por esto«?» Dana es una heredera de colonos de Rexen y le agradan los forasteros que vienen y van, pero no los que se quedan. Tiene una pareja que también conocieron, de vista, llamada Camut al Hifel, pero no les dio buena espina.
No pudieron indagar más porque recibieron una llamada de Lirafaf desde la nave. Estaba bastante nervioso y decía que algo estaba recorriendo el casco exterior de la nave. No sabía qué era, pero sonaba como patas animales (lo describió como el movimiento de una araña). Sin prisa, pero sin pausa, abandonaron la taberna y corrieron a la nave.
– ¿Qué ha pasado Lirafaf? ¡Qué ha pasado!
– Os lo juro, os lo juro, había algo ahí fuera, podía oír sus patas recorriendo el casco.
¡Mierda -pensaron- en este antro de mierda lo único que vamos a poder pillar es una infección de lapillas! [Nota del DJ: estos jugadores ya habían sufrido alguna]
Tras una inspección detenida y detallada del casco de la nave, llegaron a la conclusión de que el tyrano se lo había inventado todo para fastidiarles, pero entonces, ellos también oyeron los golpes. Y sí, parecían las patas de una araña. Escucharon como una carrera, un golpe más fuerte y luego… silencio. La segunda inspección tampoco les llevó a descubrir nada, aunque aumentó su paranoia y decidieron equiparse con algunos sensores para su siguiente salida.
Para pasar el mal trago por el siniestro ruido, decidieron visitar el segundo antro [Nota del DJ: buscando excusas para visitar bares son buenos]. Descubrieron que la la «Taberna del Irandés» era una «Liberkotaberna». La bandera del Sector Libertad lucía en una de las paredes, así como una bandera de la RFP quemada y capturada, según rezaba un cartel, en la batalla de Piroin IV (una batalla que no recuerda casi nadie, por otro lado). Allí conocieron a Mlasu Oreco, dueño del bar y un hombre muy amable que les invitó a compartir cordero y cerveza. Les contó que le agradaban mucho los forasteros y que esperaba verlos por allí a menudo (el cordero estaba exquisito un manjar, y seguramente repitan). Intercambiaron alguna información. Oreco sabe que los personajes son comerciantes especializados en «humm, ammm, ehhh, lo que sea» y ellos saben que Oreco es un tipo hablador y campechano al que mucha gente saluda con amabilidad.
Retornando a la nave, donde habían decidido dormir aunque Oreco les invitó a instalarse en la zona residencial, Huk, nuestro úkaro amante de los cachivaches, descubrió una extraña sustancia residual en un punto de acceso al pasillo que daba a los muelles. Esta sustancia volátil delataba la presencia de explosivos en la zona. Un examen detenido le reveló que había una microfisura en la pared del pasillo. Considerando el ancho y la concentración, Huk tuvo claro que allí había muchos explosivos, pero muchos, muchos.
Ya en la nave, buscaron información sobre el asteroide. ¿Qué podía haber tras la pared del pasillo? Y lo más importante, ¿cómo entrar a verlo? Una imagen del exterior del asteroide reveló una grieta en la superficie. ¿Será esa la entrada?
Pero lo más importante: ¿Entrarán?