Exo – Campaña 808 (2ª sesión) – Inferno


Juego Exo
Fecha 04/17213
Campaña Exo 808
Lugar Manises I
Asistentes Chema (Lirafaf), Germán (Max), J.C. (DJ), Juan (Huk), Leo (Victor),  Sento (Reinhard)

Sesión previa

Tras unos inmerecidos días de descanso en una estación orbital en la que el 808 no dejó de entrenar y prepararse para su futuro, su recién elegido oficial, Reinhard Gehlen, fue convocado por el mando. Allí le explicaron que debía partir inmediatamente para el sistema Caronte, al planeta Inferno, y debía interceptar a un agitador vocista que habían descubierto se dirigía hacía allí en la SL Rebelde. El alto mando temía que la presencia de esta agitador en el sistema implicaba un interés de los revolucionarios por iniciar una revuelta provocista. Inferno, un importante productor de uraninita y vanadinita (ambas estratégicas para la industria militar), mantenía un delicado equilibrio diplomático en una zona muy conflictiva.   Si los libertarios alineaban el planeta a su causa, la RFP perdería una importante fuente de materiales en la zona. Además, había rumores de una nueva mena de ulexita, un extraño y raro mineral que había despertado el interés industrial recientemente (en realidad, nadie sabe para que sirve, pero los iroiendi lo están comprando por toneladas y eso debe significar algo). El mando le deja muy clara una cosa al Gehlen: «hay que evitar el contacto con los libertarios a cualquier precio».

Y ya que vais (este Alto Mando…), comprobar si son ciertos los rumores de una mena de ulexita en la mina.

En Inferno

Inferno no es un planeta, sino una vieja cárcel reconvertida en estación minera con aires casi de ciudad. Un vistazo al planeta, una guerra eterna entre el magma avivado por la estrella roja y el hielo del frío espacio, aclara en el primer instante que sólo un loco querría vivir ahí, un loco o alguien condenado por un loco.

Consiguen llegar hasta el espacio puerto Purgatorio sin muchos incidentes. Su nave de la clase Victoria B no pasa desapercibida en este puerto independiente, pero las alarmas no saltan; ¿cuán diferente sería si intentaran aterrizar en un planeta en manos de los radicales vocistas? Sin embargo, nuestros amigos de la 808 no se percatan de su fortuna.

Entrando en Purgatorio

La presencia de un robot de seguridad al pie de la esclusa de la nave les asustó un poco. En principio no querían dejarle pasar, pero luego se preguntaron si llevaban algo que no se pudiera ver. Se miraron los unos a los otros, preguntándose en silencio, ¿seguro que no llevamos nada que no se pueda ver? No sería la primera vez que el contrabando ilegal les traía algún problema (pero fue en otra época, ahora eran exos, se habían reformado).

Tras el visto bueno de seguridad, el robot les indicó que le siguieran hasta la recepción. Invitación que fue ignorada por Victor que se había acercado a admirar la otra nave atracada en el hangar. Tras un examen visual y rápido determinó que la nave estaba vacía, que llevaba algunas horas en la estación. Su inspección la hizo, me parece a mí, olvidando que esos trastos libertarios no tienen porque tener controles de sus emisiones (radiactivas entre otras cosas). Quizás, la próxima generación de exos ha perdido un padre en potencia. [NdDJ: ¡Eh! A mí no me mirén. La guía galáctica decía que no era buena idea permanecer mucho tiempo respirando la atmósfera del planeta. ¡Debieron leerla!]

En la recepción les esperaba un amable agente de aduanas. Él, ayudó mucho a nuestros aguerridos héroes y les facilitó importante información. Por ejemplo, que el alojamiento era obligatorio o que no se podían llevar armas por la ciudad. ¿Introducirlas? Sí, introducirlas era posible si compraban una guía de la ciudad (por el módico precio de 200 estandar, una fruslería). Al final, nuestro agente de aduanas les vendió dos guías (les explicó que era lo mejor por si perdían una – considerando que eran guías en formato electrónico, no dejaba de tener su gracia aquella explicación). La primera guía les permitió pasar las armas y la segunda les dio la información donde se habían alojado los ocupantes de la SL Rebelde. No, querido lector, a los miembros de las 808 no pareció preocuparles la facilidad con la que el agente de aduanas «vendía» la información al primero que llegaba, asumieron que el sistema libertario fomentaba la corrupción.

Los niveles superiores

Purgatorio – Sección

Purgatorio es un lugar infecto, corrupto, donde la vileza de los seres inteligentes ha alcanzado el mayor grado de podredumbre y, sin embargo, los niveles superiores de la ciudad no era lo peor que se iban a encontrar. Su primer golpe con la realidad fue descubrir que las maravillosas comunicaciones a las que están tan acostumbrados  (la conexión GWW) no existía. Podían conectarse a una red local, pero que era muy limitada. ¡Bienvenidos al mundo fuera de la RFP!

Nuestro grupo no se molestó en pasar por la recepción del hotel contratado para registrarse, sino que fueron directos al asunto. Ellos no podían saberlo, pero ya no había prisa.

Se dividieron en grupos (NdDJ: esa manía de los jugadores de seguir todas las pistas a la vez y no una a una; luego se quejan si sólo pones una pista… ¡partida lineal!). Un grupo intentó entrar en la Gremio de Comerciantes para hablar con los jional que, aparentemente, eran los dueños de la nave (jional=iroiendi=problemas pensaron). No pudieron pasar de la puerta (unos tipos enormes y no eran suficientes para forzar la entrada… ¡ah, no haberos dividido!). De todas formas, en la cola del establecimiento, muy larga, pudieron conocer un poco más la variopinta población de Purgatorio, el miedo que tiene todo el mundo a la policía y a su única pena: ¡Al Agujero! No tener residencia legal es un delito castigado con ir al agujero.

El segundo grupo se dirigió al hotel más barato en el que se habían inscrito dos lixnel. Que los lixnel fueran pacifistas y que estuvieran buscando a un libertario capaz de colocar bombas en sitios públicos no pareció preocuparles. El hotel, un lugar de mala muerte, se olió enseguida que los dos personajes que se acercaban a preguntar implicaban problemas. Las paredes de cartón que formaban la chabola cayeron de repente y decenas de personas salieron de allí huyendo como ratas, de hecho, las ratas, se quedaron muy sorprendidas con la estampida. Podrían haber cogido a alguno, pero, nuevamente, eran tan poquitos siguiendo la pista que se les escaparon todos. No obstante, localizaron un bar en las cercanías, les pareció que uno de los fugados se escabullía en su interior, y allí contactaron con un joven pícaro que acabó confesándoles el destino de los pardillos, digo lixnel, que habían ido al hotel. Resultó que alguien les había robado la tarjeta de residencia (no, él no fue, las encontró después) y un honrado (y anónimo) ciudadano les había denunciado a la policía; al no llevar papeles, fueron enviados automáticamente al Agujero. Los personajes empezaban a sospechar que el Agujero tenía muchas papeletas de visita gratis.

Finalmente acudieron al hotel donde se había alojado el tercer grupo de la nave (un úkaro y dos humanos). El hotel no estaba mal, comparado con lo que habían visto, pero en cualquier ciudad civilizada le habrían dado menos una estrella. Se enteraron, gracias al amable recepcionista ($), que los tres estaban en la habitación y que no tenían pinta de ser comerciantes. Los personajes, habiendo descartado las opciones anteriores, pensaron que aquel era su objetivo. Llamaron a los otros y esperaron a que llegaran para asaltar la habitación. Querían hablar con ellos, pero el recepcionista, que también era amable ($) con sus clientes, había avisado que iban a buscarles. Conclusión, dos de ellos les estaban esperando parapetados detrás de las camas. No es que fuera la mejor protección del mundo, pero no había mucho más. Tiros, peleas y finalmente atrapan a los dos… ¿dos? ¡Un momento! ¿No debían ser tres? Tras hacer confesar a uno de los prisioneros, descubren que los dos, que por cierto son hermanos, sólo son guardaespaldas contratados y que debían escoltar a su jefe durante el viaje. Había estado hablando con alguien y les había dicho que les esperaran en el hotel. Tras registrar la habitación y descubrir algunas cosas, prestan su atención en la consola de comunicaciones y así hayan una dirección con la que el tercer hombre, úkaro en realidad, había estado hablando. Pueden rastrear la ubicación y, como no, apunta al Agujero. Todas las cartas están echadas…

El Agujero

Habitantes de El Agujero

Tras pasar por la fábrica donde los personajes se percatan que los capataces se parecen más a los esclavistas de los relatos  de aventuras espaciales que a un competente proyect manager, llegan al Agujero. nada en tu entrenamiento exo te prepara para una visión como la del Agujero. Mierda, eso era lo que era, mierda en forma de barro y lodo sobre el que la gente construía pequeños refugios subterráneos cavados directamente en la podredumbre. Basura, desesperación y odio, mucho odio a todos los afortunados del mundo. Si el movimiento libertario tenía canteras de jóvenes terroristas, aquella debía ser una de las más productivas.

Avanzaron hacia la ubicación que habían obtenido de las llamadas del úkaro, pero a su alrededor se fue formando un nutrido grupo de gente. Les miraban con una mezcla de odio y ansiedad. Casi cualquier cosa que llevaran encima les sacaría del Agujero por una temporada. Un día en los niveles superiores era el paraíso para esa gente. Sin embargo, ninguno deseaba morir y mantenían las distancias. En su deambular por ese estercolero humano, los aguerridos exos se toparon con los dos lixnel que habían buscado inicialmente. Estaban en las últimas, les habían dado una paliza de muerte, les costaba respirar y, sin ayuda, no llegarían a ver otro amanecer (aunque ver un amanecer en Purgatorio también es mortal). Los habitantes de El Agujero que les seguían se acercaron un poco más.

Preguntaron a los lixnel y se enteraron que eran unos pobres emigrantes sin recursos, no eran el agente que estaban buscando (aunque eso lo tenían claro ya) y decidieron, sin muchos remordimientos no os vayáis a pensar, dejarlos allí. La misión es lo prioritario, se justificaron. Anduvieron un poco más por la zona y, de repente, aquellos que les escoltaban desaparecieron, como la grasa tras una gota de lavavajillas milagroso. Todos no, cinco se quedaron, blandiendo armas y apuntándoles sin ninguna vacilación. ¡Estaban rodeados!

La situación se volvió un poco tensa, ya pensaban los personajes que se tendrían que abrir paso a tiros cuando un personaje apareció encima de una loma de mierda (y no porque fuera pequeña). El susodicho se presentó como Lio Back y preguntó a nuestros exos el motivo de la visita a su territorio. Aquella pregunta fue seguida de un balbuceante diálogo, un par de versiones diferentes y, al final, el encuentro con la verdad. Lio confesó que el úkaro había estado allí y les contó que quería un pasaje para salir del Sector Libertad. Sin embargo, no tenía dinero suficiente y lo había mandado a las minas (previa requisa de todas sus pertenencias). Acordó con los personajes que sí, que podrían ir a buscar al úkaro, si tan importante era, a las minas (algo de dinero sería suficiente para comprar el paso), pero que no podrían volver a cruzar su zona (tenía que mantener la reputación de tipo duro en el barrio). Les aconsejó que salieran por cualquiera de las otras dos zonas del Agujero. [Nota: Lio estuvo avispado aquí. Sabía que los PJ eran exos, el bueno del agente de aduanas le había vendido la información, y sabía que un enfrentamiento con ellos le costaría mucho. Los mandó a la mina, de donde esperaba que salieran a tiros a través de la zona de cualquiera de sus rivales].

La Mina

Oscuridad, completa oscuridad, el endeble ascensor en el que bajan por parejas parece introducirles en la boca de un enorme animal con las mandíbulas abiertas. Se adivinan destellos en oquedades que bien podrían ser canales auditivos, laringes, faringes de ese monstruo subterráneo. Una bestia alienígena que ha estado esperando su llegada para cerrar las fauces con ellos en el interior… los cubilotes de la fábrica descienden, los trabajadores los llenan y vuelven ascender. Miles de personas trabajan en silencio y en una permanente penumbra. Tienen la piel pálida, los ojos vacíos y no les quedan muchas fuerzas para pensar en los intrusos. Una dulce cantinela llega hasta vuestros oídos, acompañada del picar de las herramientas, del andar de los mineros: «¡Quién baja a la mina! ¡No sale de la mina! ¡Quién baja a la mina! ¡No sale de la mina!»

Los personajes interrumpen a alguno de los obreros y le preguntan por un úkaro recién llegado. Consiguen localizarlo en uno de los túneles más profundos. No está acostumbrado a los trabajos físicos y sus manos tienen heridas de las ampollas reventadas. Está enfermo y su vello se cae a mechones sólo con tocarlo, algo que no es muy apetecible porque está cubierto de arriba a abajo del lodo que impregna la mina.

La salida

Para sorpresa de este que les escribe, los personajes decidieron que salir por cualquiera de las otras zonas del Agujero no era muy interesante. Pensaron que las tolvas de mineral eran un ascensor mucho más interesante. A ellas se encaramaron. Los mineros, confundiéndolos con una fuga, empezaron a animarles desde abajo. Esto alertó a los hombres de Lio Back que empezaron a disparar a la tolva sin mucha convicción (era grueso hierro de fundición). Sin embargo, sus disparos confundieron a otras zonas del Agujero y respondieron a lo que pensaban era un ataque. Pronto, las balas y algún que otro misil casero volaron por debajo de ellos.

Su problema, superado el Agujero, era la Fábrica. Sabían que los guardias recibían a los fugados a latigazos y que no les dejaban salir de la tolva para que cayeran al horno de fundición (donde se quemaban vivos). Sin embargo, en esta ocasión, sus látigos se enfrentaron a las pistolas y la destreza de los grupos exo y en menos de los que se tarda en decir «¡Libertad o Muerte!» habían huido dejando el camino expedito hacia los niveles superiores.

No se pararon a saludar, ni a recoger recuerdos o camisetas de la ciudad. Zumbando a la nave, salieron de allí todo lo deprisa que pudieron. El sol amenazaba con despuntar y no les apetecía quedarse un día más en aquel infierno.

No le dieron descanso al pobre úkaro y aunque su misión no era interrogarle, supieron de él que no pretendía soliviantar a la población de Inferno (¡nuevo punto para los agentes de información de la Armada!), sino huir del Sector Libertad,  le daba lo mismo a la UPL o con los  sheller. Quería esas dos naciones porque ambas estaban en guerra con los iroiendi y lo que había descubierto les iba a interesar (pensaba cambiar la información por un buen nivel de vida, en el fondo es un burgués). «¿Y por qué no la RFP que también tiene conflicto con los iroiendi?» se preguntaron los exos…

– Bueno, uno no se pasa toda su vida renegando de la RFP como para ir a sus brazos a la primera oportunidad.»
– ¿Y qué había descubierto de los iroiendi que motivó su huida del Sector Libertad? – volvieron a insistir.
– Sencillo… ¡están entre nosotros! ¡ESTÁN ENTRE NOSOTROS!

[Nota final: no consiguieron confirmar la presencia de ulexita en Inferno. Las fuentes geológicas, que el mando también podría haber consultado, parecen indicar que la formación de este mineral en un planeta como Inferno es improbable.]

Nota: Esta partida está publicada en la revista Desde el Sótano de Ediciones Sombra

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