28/08/2022. EAU. Perico (DJ), Sirvent (Eyvindr), Scott (Blain), Sento (Ostag) y JC (Hans).
Vemos la zona baja de la torre que está compuesta de una pared de tierra y rocas con bastante altura. Un camino elevado llega hasta las puertas de entrada, aunque desde nuestra posición no hay un acceso disponible. Es de día, para evitarnos ojos orcos indiscretos.
Amras sube a la copa de un árbol para poder tener una visión en altura. Sin embargo no descubre ningún detalle adicional.
Nos acercamos a la pared para intentar localizar la entrada secundaria a la fortaleza. Seguimos la falda de la colina, intentando localizar algún detalle que nos confirmara su existencia. Tras un tiempo localizamos lo que podría ser nuestro objetivo, localizamos la puerta aunque desconocemos cómo podremos abrirla. Blain descubre con su conocimiento artesanal que la puerta se abre cuando la golpeas tres veces con un martillo.
Atravesamos el umbral y cerramos la puerta detrás nuestro. Atravesamos un largo pasillo que finaliza en un almacén de la fortaleza. Restos de la antigua grandeza del lugar se encuentran en todos los recodos, ahora sólo hay un montón de basura. No hay nada más a destacar en la sala completa.
En la puerta de la derecha localizamos la forja y nos encontramos con dos orcos, que no duran un suspiro.
Estaban fundiendo oro: la sala está llena de pilas de oro, que suponemos es parte del tesoro del burgomaestre. En el techo encima del crisol hay una abertura que recoge los humos de la forja, para que Raenar pueda seguir el rastro.
En el pasillo de la izquierda finaliza en un agujero abismal y a la izquierda se abre una sala con una escalera ascendente. El final de la escalera nos lleva hasta una nueva sala, que podría ser una sala común y cocina.
La escalera continúa su ascenso, una abertura a la derecha nos conduce a la cocina y una abertura hacia la izquierda. Balin intenta escuchar en la escalera que asciende, aunque sin ningún sonido. La abertura de la izquierda se abre de nuevo hacia la derecha en una gran sala octogonal: la sala del trono. Amras localiza en la sala un cuarteto de goblins y un troll de las cavernas.
Comienza nuestra primera escaramuza importante. Amras finiquita con su primera flecha y también con la segunda flecha a dos de los goblins. Hans hiere a otro de ellos y Eyvindr fulmina al cuarto de ellos. Blain se lanza contra el troll, aunque sin mucho resultado aparente. Amras decide terminar con el goblin que falta. Hans le impacta con su hacha, y hace correr una espesa y oscura sangre que chorrea a borbotones, aunque el ciclópeo ser se mantiene en pie. Ostag no consigue alcanzarlo con consecuencias. Eyvindr acierta en un punto vital con su flecha y la criatura cae.
Con los ruidos de lucha aparecen una decena de orcos de cada una de las salidas de la sala. En las primeras del combate caen tres de ellos y dos son seriamente heridos, por lo que finalmente siete de ellos cargan contra nosotros. Cuatro son los siguientes en caer en manos de aquellos que les hierve la sangre ante su presencia. Uno ataca de forma traicionera a Blain, aunque es un mero rasguño, y no vive para repetirlo. Amras no consigue zafarse de su adversario por lo que Hans acude en su socorro, y lo hiere. Ostag alza un arma ensangrentada, aunque el orco esquiva el golpe y Eyvindr acude al rescate. El último de ellos por su sed de sangre intenta herir a Hans, aunque Blain evita su sufrimiento de forma rápida.
Cinco umbrales quedan por revisar. El primero de ellos lleva a una biblioteca, Blain descubre una puerta al fondo de la sala tras lo que se encuentra un montón de oro, quizás el resto del tesoro del burgomaestre: una cantidad equivalente a 200 tesoros en total.
Atrancada la puerta del tesoro y revisado este nivel, volvemos a la escalera ascendente. Subimos al siguiente nivel, donde nos espera una sala con tres posibles salidas. Accedemos por el portal de la derecha, y nos encontramos con una sala circular llena de orcos y en su centro un ser espectral de una luminosidad verdosa, que manipulan las aberturas de las chimeneas que vienen desde la forja.
No sugiere que depongamos las armas y nos sometamos a la voluntad del Señor Oscuro, petición que decidimos declinar. Un aura emana de la criatura que manda un frío hacia nuestros corazones, sin embargo no afecta a nuestra resolución: debemos detener a esta criatura ya que nos informa que sus planes han finalizado y su éxito está próximo.
Nos enzarzamos con sus sirvientes, los cuales llevan con orgullo el ojo rojo como símbolo. En el primer intercambio de golpes no pueden detener nuestra carga, aunque con su superioridad numérica tampoco podemos reponernos de su embestida. Eyvindr consigue herir al Gibbet King, aunque este le responde con una maldición que consigue resistir. En la segunda embestida caen dos enemigos más, aunque no se amedrentan en su ataque y Ostag sufre las consecuencias. Amras hiere a su adversario, a Hans le esquivan el ataque, Blain termina con el suyo y Ostag decapita a uno de ellos. Eyvindr dispara al espectro, aunque su disparo lo atraviesa dañando ligeramente. Tras lo cual maldice a Blain, sin embargo logra superar el conjuro sin dificultad, por lo que uno de los servidores que sujetaba la cadena se encara con Blain y consigue dañarlo. Las represalias pierden fuelle, al igual que la sangre que ha manado y conseguimos sobrevivir para poder contraatacar. Amras y Hans se deshacen de sus contrincantes por sus heridas. Blain masacra a su nuevo adversario sin muchos miramientos. Ostag hiere a su contrincante, y sangra por sus heridas. Otra flecha atraviesa al espectro, y no consigue herirlo. Este apunta su rabia contra Hans, que consigue sobreponerse también al maleficio.
Las tornas cambian, y los enemigos reciben refuerzos, los ruidos de la trifulca deben haber alertado al resto de los habitantes de la fortaleza que acuden al rescate. Aunque su ataque desesperado no supone ningún peligro en este contraataque.
Sin embargo, un crujido de algo enorme arrastrándose por un pasillo de la derecha, no augura nada bueno. Ya que una cabeza enorme aparece por el umbral: Raenar hace acto de presencia…