
01/12/2019. El anillo único. Perico (DJ), JC (Hans) Germán (Delileron), Chema (Thonismund), Scott (Blain), Sirvent (Eyvindr), Sento (Ostag)
18 agosto 2947
Necesitábamos información y la mejor manera de conseguirla que se nos ocurrió fue hablar con Radagast, a quien seguramente encontraríamos en Rhosgobel, así que hacia allí partimos.
La idea era seguir el camino del Old Forest, hasta llegar a la entrada del bosque, desde allí descender por el borde del bosque hasta Woodland Hall, de ahí por el río hasta casa de Hans y finalmente Rhosgobel.

26 agosto 2947
No fue difícil llegar a Woodmen Town, se notaba el mes en el que estábamos, todos los pueblos estaban en fiestas. Woodmen Town era la ciudad más grande a este lado del bosque, aunque comparada con la ciudad del lago no parecía para tanto.
Hans reconoció varios ciudadanos, eran vecinos de su juventud, mientras Eyvindr se dedicaba a narrabar nuestras aventuras en la taberna. Su cantar no fue de los mejores y las cervezas gratis con las que contaba nunca le llegaron.

Poca información pudimos sacar de los vecinos y de las tabernas, desde que pasó la orda que arrasó la granja de Hans no habian vuelto a pasar más orcos, aunque rumores decían que la actividad oscura se había disparado en el sur, en las proximidades de Dol Guldur. Esas mismas fuentes nos dijeron que la bajada al sur por este lado del río no era peligrosa, el problema se encontraba en la otra orilla. Para no correr riesgos esa noche Thonismund viajó hacia al sur en su forma espiritual de oso, no encontrando señales de orcos, solo de wargos, arañas y humanos.
27 de agosto 2947
Abandonamos el bosque desde Woodmen Town y seguimos hacia el sur bordeándolo, nadie tenía ganas de ver cuán grandes eran las arañas del bosque.
3 de septiembre 2947
Ya nos encontrábamos próximos a Rhogosbel cuando del bosque apareció un hombre tambaleándose, parecía estar herido y Eyvindir no se lo pensó y se lanzó en su ayuda.
No pudo llegar antes de que el hombre se desplomara en sus pies, y al girarlo con la ayuda de Hans, este pudo reconocerlo, era un tal Beren, uno de sus vecinos. Un rápido examen permitió encontrar la herida hecha por la araña del bosque, y por el sabor del veneno y la zona en la que nos encontrábamos, tenía que haber sido obra de algún familiar del Gordo Sarqin.
Hans hizo unas primeras curas, que sabía no serían suficientes, mientras los demás preparábamos unas parihuelas para transportarlo. Justo cuando estábamos a punto de partir un cuerno sonó en el bosque, e inmediatamente oímos el ruido de caballos al galope, seis humanos con escudos y corazas a caballo acompañados de enormes mastines surgieron del bosque.
Los humanos eran dirigidos por una mujer que se presentó como Dagmar de la Colina del Castillo de Fernbridge, un sitio que no teníamos ni idea de dónde se encontraba. El primero en dirigirse a ella fue Thonismund, estrenando su nueva armadura noble, Dagmar le contó que era una una de las guardianas Mordred, señor de Colina, y que al que conocíamos como Beren era un ladrón fugado del Castillo.
La conversación nos permitió deducir que el Castillo de Fernbridge se encontraba en el interior del bosque, y por lo visto Beren se había introducido en su territorio y había robado unos documentos de la casa de la guardia.
Cuando todos nos preguntábamos que motivaría a este hombre a robar unos documentos de Mordrer, Hans recordó su mote “los ojos y oídos de Radagast”, era su espía y no podíamos permitir que se lo llevaran.
El enfrentamiento era la última opción, asó que Ostag consiguió un trato, irían todos juntos a casa de Radagast y que fuera él, un sabio del bosque, quién decidiera que hacer con Beren, total, estábamos a tan solo día y medio de camino.
Dagmar aceptó el trato, y hacia allí nos dirigimos, paso tras paso hacia casa de Radagast, aprovechando esos tiempos muertos para hacer el recuento de orcos muertos desde que empezó nuestra aventura, que algunos ya cifraban en unos 15.000 aproximadamente.