Exo – 3×07 Campaña 808 (El silencio de los muertos) – En la nebulosa


Juego Exo
Fecha En algún momento del 3471
Campaña Exo 808
Lugar Manises I
Asistentes Juan (sargento Huk), Leo (Gustav), Germán (Max) y Carlos (Piefkovski). J.C. (DJ).
Datos por JC


—¿Quién demonios creó el clon? —aquella fue la pregunta que se quedó en el aire al final de la sesión anterior. Recordemos a los lectores que todo empezó por el descubrimiento de un clon de Jana Lou en las ciudad orbital de Ilam, lo que les hizo sospechar de la empresa para la que trabajaba (FarmaCon), lo que les llevó a un planeta con la superficie de hierro, muy cerca de una nebulosa y con instalaciones en la superficie (donde encontraron a la verdadera Jana Lou prisionera) y una estación orbital alrededor del planeta. Asaltaron la estación y accedieron a suculentos secretos de FarmaCon y, sobre todo, de la corporación Akuma, a la que pertenece esta compañía de investigación biológica. Si quieres, puedes leer un resumen de los que ocurrió en la sesión anterior) , pero te adelanto que decidieron desvelar los secretos de la nebulosa…


Dentro de la estación (aún)

La visita a la nebulosa representa un problema (Nota DJ: creen quedarán infectados si la visitan y que un clon suyo saldrá de ella) y por ello los personajes buscan mil y una excusa para retrasar el momento. Sin embargo en la nebulosa está la respuesta (y lo saben) y a pesar de sus rodeos acabarán visitándola (y también lo saben). Lo que no impide que decidan perder un poco el tiempo por la estación. Liralaf y Jango vuelven a la nave Victoria (una buena excusa para no ir a la nebulosa, aunque la excusa que ellos ponen es que se van a llevar al cadáver de Bigaló, responsable de Farmacon al que ya pegaran un tiro en Ilam) a la nave.

Saben que una nave de la corporación se está acercando, así que deciden darse prisa. Capturar al clon de Ferguson (el pobre tipo que descubrieron en una celda y que ahora está atestada de gente inconsciente) puede ser vital para demostrar que Farmacon está experimentando con cosas raras. Ya saben que el clon no es fruto de FarmaCon (que no puede decirse lo mismo de otras criaturas, animales, que sí saben que lo son), pero les parece un botín apropiado. Comprueban las cámaras y ven que no toda la estación está inconsciente, algunos, principalmente personal de seguridad, han reaccionado rápido y han cogido mascarillas. Aún así, no creen que sea un problema. Salen por una de las esclusas de las naves salvavidas que están hábilmente camufladas en los extremos de los brazos de la estrella (lo descubren gracias a los planos que se han descargado del servidor) y caminando por el casco se dirigen a la zona donde han visto al clon. Tienen algo de prisa porque creen que se está muriendo. Y Jana Lou, desde la nave, les señala que parece que se ha activado el protocolo de destrucción del espécimen. De todas formas, no desaprovechan la ocasión de ir mirando las salas por las que pasan y descubren algunas cosas más:

  • Bombas colocadas en el generador de la zona interna de la estrella. Más tarde comprobarían que todos los generadores (uno en cada brazo de la estrella) tenían bombas. Creyeron, erróneamente, que eran un sistema de seguridad de la estación, una especie de «solución final» como la que habían visto en las instalaciones de la superficie.
  • A través de las ventanas del almacén, descubren cajas de armas con la etiqueta de Ubsena.
  • También descubren un laboratorio de radioastronomía, pero no imaginan que ahí pudiera guardarse la ubicación de la estación secreta de la nebulosa (y sus planos).
  • Y por último, descubren una impresora biológica 3D como las que ya habían visto en las instalaciones de la superficie.

Siguen adelante y se internan en ese brazo. Esta vez deciden que es más seguro entrar por las naves de salvamento que volver a hacer agujeros en  la superficie exterior. Ya en el interior, suben varias plantas (en dirección al núcleo) y al abrir una escotilla les reciben a balazos.

—Estaba todo el mundo inconsciente —protestan.
—Ya dije que había gente despierta, en especial gente de seguridad —respondo (nota: a veces creo que no me escuchan).

Y entonces Max decide que ha llegado el momento de utilizar el pesado lanzallamas que lleva en brazos desde que se inició la incursión. Se acerca con cuidado al agujero, prende y dos «seguratas» descubren lo que es una arma química del siglo XX.: dolor, gritos y gente chamuscada. Max sonríe. Ha merecido la pena.

Cuando Gustav asoma la cabeza para comprobar que está todo despejado, un tercer agente intenta alcanzarle desde el otro lado del pasillo. «Cuidado con agujerear el casco de la estación» le dice una vocecilla mientras hace fuego en ráfaga contra el pobre asaltante. «Yo llevo traje espacial» responde a la molesta vocecilla. Hay un cuarto agente, pero está inconsciente en el suelo. Todo parece indicar (aunque nadie se para a pensarlo), que la inconsciencia de este agente alertó a los otros tres y eso hizo que se pusieran las máscaras.

Consiguen llegar al laboratorio médico y ven al (presunto) científico inconsciente en el suelo. Sin embargo, el pobre clon sigue recibiendo descargas pues el protocolo de destrucción se ha quedado activado. Tras investigar un poco los controles y algún «pero daros prisa cabrones» por parte del clon, consiguen detener la cámara de tortura. Inmediatamente ven como una sustancia negra cubre las heridas de la piel. El clon de Ferguson se parece menos ahora al Ferguson original, lo que no deja de dar un poco de miedo. La cámara en la que está es una especie de TRA y la 808 llega a la conclusión que pueden transportar al clon dentro de esa cámara con unos ligeros arreglos. 60 minutos calculan que tardarán, pero Huk se pone en faena y solo tarda 30.

Mientras el úkaro está en sus asuntos, el resto investiga por la zona y en otro laboratorio encuentra a dos científicos inconscientes en el proceso de destrucción de datos de sus ordenadores. En uno de ellos y tras varios intentos, descubren una consulta de ese laboratorio a Barcasa (otra de las empresas del grupo Akuma). En el correo les preguntan por utilidades prácticas del Hidróxido de Hierro.

[Nota del DJ: sí, volvieron a intentar coger el móvil para responder a esa pregunta, pero les enseñé la tabla periódica y un hacha y comprendieron que lo importante es la pregunta, la existencia de Barcasa, no los usos del hidróxido de hierro].

Como Huk sigue con sus cosas, se dirigen al siguiente departamento, que resulta ser el control orbital, y deciden arrancar el círculo central de la estación. Eso les permitirá ir de un sitio a otro sin necesidad de salir al exterior. Además, permitirá a la Victoria atracar en el reducido espacio de la estación y que Piefkowsky se una al grupo avanzado. Su habilidad como piloto se antoja necesaria para pilotar la nave negra que entrará en la nebulosa.

La hora límite, marcada por la llegada de la nave de la corporación, se acerca, pero como Huk sigue liado, continúan con la investigación y entran en otro laboratorio. Allí descubren a otro científico inconsciente. En el momento de caerse al suelo llevaba una muestra en la mano y el contenedor se ha roto (nota: nunca entenderé porque hacen estas cosas de vidrio rompible) y una especie de hilo negro (como plastilina) se retuerce por el suelo en dirección a una de las paredes donde hay una enorme pantalla negra. Más tarde descubrirían que, en realidad, era un cristal y al activarlo pueden observar una habitación adyacente llena con una especie de jungla. Recuerda un poco al laboratorio que descubrieron en la superficie con aquel xenfer y el extraño monolito, pero a diferencia de aquella jungla, esta parece estar bailando. Todas las plantas se mecen al ritmo de una canción que solo ellas oyen. Investigan en el laboratorio (con cuidado de que la cosa negra esa no se les acerque) y descubren:

  • Que FarmaCon sabía que la sustancia era contagiosa (de hecho, parte de sus experimentos se basan en la infección de criaturas vivas).
  • Que llevan 2 años haciendo esas cosas.
  • Y que se han enviado muestras de esa sustancia negra a SaludCorp (otra de la empresas del grupo Akuma).

Cuando Huk termina de trastear con el TRA y ya está todo listo para llevárselo, deciden que el clon sin el original no es una buena prueba. ¿Cómo demostrarían que el clon es tal cosa? Eso les lleva a la conclusión de que deben llevarse al Ferguson original también, lo que hace que vuelvan a su punto de inserción inicial y salven al pobre científico.

El Ferguson clon y el Ferguson original se reúnen con el resto de científicos clonados en la nave Victoria. Esconden la nave, y la nave negra, de forma que puedan ver la estación, pero que a los de FarmaCon les sea casi imposible descubrirles. Y allí, desde su atalaya privilegiada observan como llega una enorme nave y como FarmaCon procede al desmantelamiento de la estación, lo que les lleva bastantes horas. Se quedan hasta el final sin moverse de su sitio.

[Nota: la nave de FarmaCon se llama Skioblanir. Es una nave mercante con la que los jugadores ya se han cruzado en otras ocasiones y de la que no tienen buen recuerdo. Sin embargo, fue en otra campaña, con otros personajes y los suyos actuales no saben nada de ella.]

Mientras la estación orbital desaparece y antes de que la corporación vuele su estructura, los personajes hacen balance de sus opciones:

  • Les queda investigar la nebulosa. Allí puede haber más respuestas (y más peligros). [Nota: como he comentado al principio, le tenían bastante respeto a esta posibilidad, aunque al final acabarían haciéndola.]
  • Incriminar a Akuma de las cosas que ha hecho FarmaCon. [Tienen algunos correos que relacionan ambas empresas, lo suficiente para iniciar una investigación exo, pero no tanto para ponerlo en manos de tribunales planetarios.]
  • Perseguir la muestra enviada a SaludCorp [y evitar que sigan haciendo experimentos.]
  • ¿Es Ferguson un criminal? ¿Participó en los experimentos éticamente reprobables? [Por si acaso, deciden engrilletarlo. La sala de descanso de la Victoria empieza a estar muy atestada.]
  • ¿Es Shiroh un criminal? ¿Estaba en el ajo igual que Ferguson? [También lo engrilletan.]
  • ¿Es Jana Lou Una criminal? No, por Áyala, ¿cómo se te ocurre pensar eso? Ella es la científico brillante que el mando mantenía en observación discreta y fue su carta al Spacial Geographic la que destapó todo este asunto. [La dejan libre por la nave].
  • ¿Qué hacer con los políticos de Ilam corruptos y las pruebas de sobornos? [Liralaf se pone en contacto con unos amigos suyos del solnudismo y estos hacen llegar las pruebas a las personas adecuadas. Hay cierta crisis política en la estación que la Armada utiliza de excusa para romper el contrato con esa gente. La carta de felicitación del mando no llega porque nada relaciona a la 808 con el descubrimiento de la trama de corrupción, como tiene que ser. Quizás un futuro informe al mando con este tema cambie la actitud del mayor Alldo hacia la unidad. Estilo «soluciones no problemas» que tanto le gusta al oficial.]
  • ¿Qué hacer con el cadáver de Bigaló? [Deciden enviarlo flotando por el espacio en trayectoria descendente a la estrella del sistema. «Y por una trayectoria que no pase cerca de la nebulosa» aclaran varias veces con insistencia.]
  • Buscar la nave Skioblanir y ver a dónde se han llevan las muestras de la estación orbital. Una nave como esa no debe ser difícil de seguir. [Además, conocen al piloto…]
  • ¿Y qué puñetas van a hacer con el clon de Ferguson? Meter eso en la nave parece una de las ideas más arriesgadas digna de una partida tipo Alien…

Plantearse todas estas opciones antes del final de la sesión fue una forma de dilatar aún más su visita a la nebulosa que al final tuvimos que resolver en 30 minutos. [Nota: lo que es una pena porque una estupenda partida de descubrimiento de una entidad alienígena, un primer contacto, se convirtió en el clásico «entrar y destruir».]

En la nebulosa (por fin)

La nave negra les lleva hasta la nebulosa y se interna en ella en un opresivo silencio. Parece que los sistemas de navegación tienen claro por dónde deben ir, pero en el interior de la nave, no hay mucha información. Dada la composición de la nebulosa, hierro, cualquier sensor o cámara exterior quedaría destruido en poco tiempo. Nuestros intrépidos exos viajan en el interior de un enorme ataúd negro y lo único que oyen es el raspar metódico del hierro contra el casco y algunos roces desconocidos que van aumentando de intensidad y número según se internan en la nebulosa. Una sensación ominosa de que no debían estar ahí, pero la 808 lanza su grito de guerra: ¡Aaahhhhh! y sigue su camino (tampoco es que sepan dar la vuelta a ese trasto).

La instalación tienen un pequeño muelle de atraque donde la nave se posa como si supiera cómo hacerlo. Al abrir la puerta contemplan una instalación en forma semiesférica con dos superficies externas: una de cristal y otra maciza, parece de hierro o algún otro elemento resistente. Están rodeados por una nube de diferentes tonos negros en la que se adivinan zarcillos que se mueven de forma inconexa, en apariencia. La primera cúpula, la de cristal, parece rota en varios lugares y los zarcillos se han introducido entre la primera y la segunda capa.

—¡No dejéis que os toquen esas cosas —avisa uno de los miembros de la 808. Difícil saber quién con todos embutidos en sus armaduras de combate presurizadas.

El hangar tiene una puerta de acceso en la que pueden pasar de uno en uno.

—¡De uno en uno! Busquemos otra entrada —propone otro de la 808 cuyas inteligentes aportaciones pasan desapercibidas.

Tras algunos: «pasa tú primero», «no, pasa tú», «pasa tú primero que soy el oficial al mando», «por eso deberías dar ejemplo», el oficial pide voluntarios y Gustav decide pasar primero. El interior de la estación parece estar abandonado desde hace algún tiempo (2 meses descubrirán luego en el ordenador de la instalación) y hay algo de equipo por aquí y por allá. Nada especialmente importante. Hay una zona central donde está el ordenador y los generadores y varias estancias con son laboratorios, zonas de almacenaje y demás. Les llama la atención que hay una zona de descanso (unos simples catres) con equipo donde recargar los equipos y vaciarlos de excrementos y otras sustancias. Parece que toda la instalación está preparada para que se trabaje siempre con traje y aunque estén varios días, nunca se los quitaban. Dejaron de usar la instalación cuando comprobaron que no necesitaban hacer los experimentos ahí y podían llevárselos a la estación orbital y a la de la superficie. Hay otras salidas a la cúpula de observación cuyo objetivo parce ese, observar. De hecho, observando, descubren que los hilillos de plastilina negra parecen haber aumentado en número y se concentran en la zona que están ellos, como si les siguieran o como si les observaran.

Tras trastear con el ordenador, comprueban que tanto Jana Lou, como Shiroh, como Ferguson estuvieron ahí en diferentes momentos y pasaron en la instalación largos periodos de tiempo; Jana y Shirow juntos y luego Ferguson. Llegan a la conclusión de que el ADN contenido en los desechos de los trajes espaciales es lo que ha permitido a la nebulosa clonar a los científicos. No tienen claro cómo, tampoco es que sean uno de los dos mejores exobiólogos de la galaxia, pero sí llegan a una curiosa conclusión: «son clones de mierda».

Pase lo que pase, ocurre en la parte inferior de la estación, donde están las instalaciones. Desde la zona del ordenador han podido ver que los hilillos negros (que cada vez son mucho más numerosos) y que les siguen como si fueran un órgano sensorial, también están en el interior del inferior de la estación. La única forma de acceder a él es por la rampa que existe en la zona de desembarco. Deciden bajar y allí descubre a una treintena de clones (sin traje espacial) que están esperándoles. Uno de ellos, que se presenta como Oswaldo, está más adelantado a los demás y les pregunta si le van a llevar con Jana y con Ferguson, sus hermanos. Él es el siguiente que tiene que salir, pero la nave negra no volvió después de llevarse a Ferguson. Oswaldo cree que es Oswaldo, en ningún momento se plantea que sea un clon o algo creado por la nebulosa, a quién Oswaldo llama «ella» en repetidas ocasiones. Cuando le preguntan por ella, Oswaldo les contesta que tiene millones de años y que lleva mucho tiempo sola, solo quiere conocer gente y que vengan a conocerla.

La 808 ya había escuchado bastante y decide lanzar su grito de guerra: ¡Aaaahhh! y largarse de allí. Le dicen a Oswaldo que en seguida regresarán a por él (no tiene motivos para desconfiar), programan el generador para que explote en un lapso de 2 horas y se vuelven a subir a la nave negra para salir de allí tomando mil y una precauciones para que ningún clon se les cuele. Una vez en ruta, una maligna voz en off (sí, la misma de siempre), les pregunta si dejaron la nave cerrada cuando llegaron a la instalación de la nebulosa y si se quedo alguien vigilando siempre. Nuevo grito de guerra: ¡Aaaahhh!

Minutos después de salir de la nebulosa, el generador de la instalación explota. Le dicen a la nave Victoria que no se acerque y uno de ellos sale a comprobar el exterior de la nave. ¡Recuerdan que estaban allí en la nebulosa sin traje espacial! No contentos con la inspección externa e interna, dirigen la nave al sol y ellos saltan del interior. La nave parece perseguir al pobre Bigaló hacia su caliente final.

[Nota del DJ: la 808 no le dio ninguna oportunidad a la pobre criatura de la nebulosa cuyo único delito fue no comprender la naturaleza de los seres microscópicos (comparados con ella). Los clones eran, desde su punto de vista, cadenas de información de nucleótidos. Ella recibía la información de los desechos, la interpretaba como un mensaje, lo descodificaba y lo reenviaba a sus propietarios para que supieran que estaba ahí y quería establecer un contacto. ¿Cómo iba a imaginar la pobre mujer que estaba creando clones funcionales y que estos tendrían los pensamientos e ideas de sus «padres»? La explosión de la instalación no le ha causado ningún daño, pero quién sabe cuánto tiempo pasara hasta que se establezca un nuevo «primer contacto»…]

—Bien, ¿y ahora qué? —pregunta de nuevo la maligna voz en off, pero habrá que esperar a la siguiente sesión para descubrirlo.

 

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