Juego | Exo |
Fecha | En algún momento del 3471 |
Campaña | Exo 808 |
Lugar | Manises I |
Asistentes | Juan (sargento Huk), Leo (Gustav), Germán (Max), Jose Manuel (Jango) y Chema (Liralaf). J.C. (DJ). |
Datos por | JC |
Tras salir por los pelos de las instalaciones en la superficie de Farmacon (ver resumen completo anterior) nuestros héroes han decidido que tienen que interceptar a Bigaló (el villano de esta historia, de momento). Creen que está en la estación orbital, que tiene las respuestas y que ahí estarán las pruebas que necesitan. Tienen que ir a por él antes de que se les escape entre los dedos…
…aunque antes tienen un pequeño problema de mando. Reinhardt no se encuentra bien (el médico le ha dado la baja) y alguien tiene que comandar el asalto a la estación. Todos miran a Huk, el segundo al mando, pero el tyrano, un poco cansado de tanto especismo contra su especie dice: «como yo he dado de baja al oficial, yo estoy al mando». ¡Y nadie lo discute!
La nave despega del planeta con el casquete polar de hierro. En su interior viaja la 808 al completo (aunque no entera) y los dos mejores exobiólogos de la galaxia: Jana Lou y Shiroh. Ya en vuelo, una voz en off maligna pregunta: «¿alguien ha revisado el tema legal de asaltar una estación orbital? Recordad lo que pasó hace poco…» Esto generó cierto caos y cierta indecisión (objetivo de la maligna voz en off) que fue resuelto por el OTM (Oficial Temporal al Mando, sí el tyrano) poniéndose en contacto con el gobernador del planeta. Aquel jefecillo de la colonia que no hicieron caso la primera vez, pero que, tras leer el resumen de la partida, tienen más en consideración. Consiguen la orden, un tanto ambigua, de «eliminar problemas potenciales de la órbita». La orden no permite directamente un asalto orbital, pero para la 808 eso es suficiente.
Piefkowsky y Reinhardt se quedan en la nave Victoria con los dos invitados exobiólogos, mientras el resto recoge equipo para la misión. Están en una nave Exo lo que indica que hay mucho y variado equipo disponible.
—¿Puedo llevar lanzallamas?
—Sí.
—¿Podemos llevar los anlim que aparecen en el futuro suplemento de Inmo?
—Sí
—¿Puedo llevar uno yo también? —pregunta Jango.
—Sí.
—¿Podemos llevar los trajes de infiltración que aparecen en el TCM? ¿Y pistolas tranquilizantes?
—Sí
—¿Has dicho a todo que sí?
—Sí
—¡Aaaahhh…!
Tras el grito de guerra de la 808, le preguntan a Jana Lou (y solo a ella, parece que hay cierto especismo con el gwen) qué necesitan para culpar a Farmacon. La exobióloga les responden que un espécimen infestado y la orden de creación del mismo. Eso lleva al grupo a la rápida conclusión de que ya que hay que conseguir dos cosas, lo mejor será dividirse en dos grupos de asalto e intentar conseguir ambas cosas a la vez.
Nota del DJ: De repente, un puntero láser aparece sobre la mesa y un rápido vistazo por la ventana les avisa de un asteroide en inminente rumbo de colisión. «Mejor no» deciden «vayamos todos juntos para evitar problemas». Buenos chicos.
Le vuelven a preguntar a Jana Lou (Shiroh empieza a molestarse) que cual de los cinco brazos es al que tienen que ir. La pobre mujer mira las pantallas y les dice:
—Todos parecen iguales desde el exterior —pero deciden mantenerla conectada para que pueda echarles una mano una vez lleguen. La estación orbital tiene cinco brazos que giran a buena velocidad para generar gravedad en el interior. El anillo interno está detenido, no gira, y en él se encuentran amarradas dos naves: la pinaza planetaria (suponen) y la nave extraña y reforzada que ya vieran en su primera visita.
Todos saltan hacia la estación con la intención de alcanzar uno de los brazos. Una escena de silencio ingrávido tipo película 2010 sino fuera por el grito de guerra de la 808 (¡Aaaaahhhh!) y el rodar de los dados en las TA de G0. Todo el grupo llega a uno de los brazos, excepto el joven Jango que falla, rebota sobre la superficie y acaba sujetándose en el siguiente brazo de la estación.
Antes de agujerear la estación, deciden mirar por las ventanas (Nota del DJ: sí, yo también me sorprendí). En el primer brazo observan varios laboratorios donde hay gente destruyendo memorias y especímenes. Les llama especialmente la atención una criatura (mitad humano mitad sustancia negra desconocida) similar al que encontraran en Ilam. En todos los laboratorios hay actividad, lo que dificulta el acceso. Si taladran la pared de una de las salas, su ocupante daría la alarma inmediatamente.
Jango, que aún sigue en el otro brazo, les informa que ha descubierto una especie de centro de seguridad donde hay prisionero dentro de una celda (no se darán cuenta hasta más tarde que el rostro del prisionero y del espécimen del laboratorio es el mismo). El OTM Liralaf decide que aquel es un buen punto de entrada y allí se dirigen. El prisionero no puede dar la alarma y ellos podrán entrar en la estación sin que los del interior adviertan su llegada. Llevaban razón. El prisionero no dio la alarma, pero sí se asustó mucho cuando en la pared del cuarto aparecieron cinco círculos incandescente. Por un momento pensó que iba a morir y si el terror no le hubiera silenciado, es posible que sus gritos hubieran sido más eficaces que una alarma.
Dentro de la estación
El prisionero se llama Fergusón (sí, con acento) y Jana Lou lo reconoce como uno de los investigadores de Farmacon, pero más allá de ese dato, no consiguen nada más de ese hombre. Realmente no sabe por qué lo han encerrado, pero las explicaciones no le gustan a Cardumen y decide probar su recién conseguida pistola de tanquilizantes. Chute… inconsciente. «Vaya, funciona» comenta sorprendido.
Parecen que están en un centro de seguridad de la estación. Esperan que su decisión sea buena porque ya no hay marcha atrás. Si vuelven por donde han venido tendrán que retirar los cierres de seguridad, lo que provocará la descompresión de la sala, lo que hará saltar las alarmas en la estación (y matará a Fergusón, aunque eso no les preocupa mucho). Tras un rato de debate decidiendo si volvían a salir y comprendiendo que sería un error, les recuerdo que están en lo que parece el centro de seguridad de la estación…
—¡Ah!, pues intento conseguir los planos de la estación de los ordenadores.
Y sí, lo consiguen. Así descubren que el despacho de Bigaló está en la puerta de enfrente a la que están, cruzando un pasillo.
[Nota del DJ: parece mucha casualidad que cayeran tan cerca de su objetivo, pero lancé un dado para ver a qué brazo de la estación llegaban, pero Jango cayó en el siguiente y eso ayudó a que llegaran al lugar correcto, aunque ellos aún no lo sabían. Fueron afortunados.]
—¿Podemos acceder a los servidores de la estación desde aquí?
Y no, no pudieron. Farmacon parece bastante paranoica y todos los experimentos tienen redes privadas. Para acceder a la información hay que acceder a un ordenador que esté conectado a ese servidor y tenga completa autorización de acceso.
—¿Hay cámaras en la estación? ¿Podemos acceder a ellas?
Y así lo hicieron y descubrieron que en el pasillo había cuatro guardias de seguridad, dos a cada lado. Enseguida planearon el cruce del pasillo y la entrada en el despacho de Bigaló. Cardumen se dirige a un lado mientras Max se dirige al otro. Ambos llevan los anlim (una especie de aturdidores eléctricos) para evitar que los proyectiles de las armas agujereen el casco de la estación. (humm, una precaución interesante), Jango y Liralaf cruzarán hasta la puerta de Bigaló y la abrirán, forzándola si es necesario, y Huk se quedará en el centro dando cobertura a todos.
El plan era bueno, pero ningún plan sobrevive a la batalla. El error fue confiar en los anlim. Son unas armas poco precisas a distancia y a pesar de que se acercaron furtivamente, no consiguieron derribar a todos los guardias. Estos, advertidos de su presencia por el chisporroteo de las armas, se giraron y les dipararon con escopetas.
—¿Escopetas? —dijeron mirando al DJ.
—Sí —me explico—, es un arma bastante efectiva en espacios cerrados, pero que no tiene tanta capacidad de penetración como para agujerear mamparos. El arma perfecta para los agentes de seguridad —lanzo los dados— humm, te da. Daño tipo V en las tres localizaciones…
—Humm —dice Huk— quizás debimos aprovechar el inmo para reducir el daño de las escopetas…
Cardumen decide que si le están disparando, él también puede hacerlo y saca su Del Fermer para responder al fuego. Huk hace lo propio con el otro lado del pasillo, mientras que Max le echa mano al lanzallamas. Los de los Del Fermer anuncian que disparan en ráfagas cortas y concentradas. En realidad dicen: «pum, pum, pum»
—Recordad que tenéis un grado de dificultad adicional por disparar rifle en interiores.
—¿Y eso de dónde lo sacas?
— Del mismo Inmo de dónde has sacado los anlim —sonrío, pero sonrisa maligna de verdad.
Los disparos son precisos y eficaces y en unos segundos, los guardias de seguridad han caído. No necesitan usar el lanzallamas.
Mientras sus compañeros llenan el pasillo de disparos. Liralaf y Jango abren a puerta del despacho de Bigaló y entran en tromba (más por quitarse del pasillo que por asustar a su inquilino). Jango aprovecha el primer momento de incertidumbre para disparar su anlim, pero falla. Bigaló reacciona e intenta presionar un botón rojo en la mesa táctil de su despacho. Liralaf está atento y le dispara alcanzándole en la pierna.
—Otra vez en la pierna, ¡cabrones! —No lo habían hecho a propósito, pero sí, era la segunda vez que le fastidiaban la pierna, la primera fue en Ilam.
Bigaló no se da por vencido e intenta alcanzar el botón, pero Jango salta sobre él. Tras un breve forcejeo, nuestro villano se deshace del niño, pero no vas más allá porque Liralaf se ha acercado y le ha aplicado un chute de tranquilizante. Bigaló cae al suelo y empieza a desangrarse. No le quedan muchos minutos de vida.
Tras los momentos de acción, deciden recorrer y asegurar toda la planta. Entran en otros despachos y salas que parecen almacenes y atrapan a algunos investigadores, gente de mantenimiento y técnicos de laboratorio. Los encierran a todos en la celda de Fergusón, previo chute de tranquilizante para no tener que vigilarlos.
Max se dedica a obtener información de los ordenadores del despacho de Bigaló. Descubre cosas interesantes, entre ellas que está todo compartimentado, pero, aún así, se hace con:
- Una carta electrónica que demuestra el soborno de Farmacon a los responsables de Ilam. Quizás no valga ante un tribunal, pero en manos de la Armada, quizás ayude para rebajar o eliminar el acuerdo.
- La organización de Akuma. Un organigrama que incluye empresas y datos de los que no sabían nada hasta ahora. ¿Hasta dónde llega este caso de corporaciones corruptas?
- Un mensaje de los altos mandos de la organización (los de Akuma, vamos) diciendo que se cierre la misma. Una nave llegará en 150 minutos. Al consultar esta información una cuenta atrás aparece en los ordenadores: 149:59, 149:58, 149:59 (muy atmósfera cero).
El problema es que para acceder a los datos, la 808 tiene que falsificar la identidad de acceso para engañar al sistema. Algo que consiguen, pero que hace el proceso lento. Sería ideal acceder directamente a los servidores, dicen (Nota del DJ: sí, tengo varios informáticos en el grupo). Consultando en el ordenador de seguridad, que para ser el de seguridad parece el más accesible, localizan una planta de la estación (la que está encima de ellos) en la que la temperatura ambiental está a -120º centígrados (los jugadores informáticos se miran entre sí y asienten: ahí están). La planta no tiene ningún agente de seguridad; les pagan bien, pero no para estar a 120º bajo cero de guardia. Afortunadamente, los exos llevan trajes de vacío y la temperatura no es un problema. Acceden a uno de los servidores y se dan cuenta que es el servidor de control de la estación. Allí no hay información útil, pero deciden manipular el soporte vital. Para cuando los habitantes de la estación se den cuenta, ya será tarde. Todos caerán inconscientes en 30 minutos calculan. (Nota del DJ: los jugadores sonrieron de forma maligna).
Deciden buscar el servidor de Farmacon y conectarse a él directamente. Tras algunos problemas con los protocolos, consiguen acceder. En su interior descubren:
- El mensaje de Akuma ordenando el cierre de la estación (ya lo conocían).
- La orden de Bigaló de matar a Jana Lou (parece ser que los PJ consiguieron abortarla en la partida anterior).
- La orden de Bigaló de matar a Fergusón (el tipo que estaba en la celda).
- Y una relación de todos los experimentos realizados por Farmacon en las instalaciones de tierra y en las orbitales.
Esta información les llama mucho la atención y revisan con cuidado toda la información. Jango, que vigila las cámaras, les avisa que la gente de la estación está empezando a caer al suelo (¿ya han pasado los 30 minutos?). la cuenta atrás está en 110:34 y emite una especie de ruidillo, clic, clic, que recuerda a la serie 24 horas. Nada de eso les preocupa. Tienen delante la lista de experimentos, de todos los experimentos. ¡Se les va a caer el pelo!
Tras un rato investigando (101:04) descubren que todos los experimentos con la sustancia negra de la nebulosa hablan de infestación, pero no de clonación. El OTM Liralaf, atento a las indagaciones por su perfil médico y científico, decide preguntar a Jana Lou (e ignora las advertencias de los demás).
—Perdona Jana —hay confianza—, no vemos ningún experimento de clonación. ¿cómo hicisteis el clon?
—¿Qué clon? —pregunta incrédula la científico.
—Nos dijiste cuando te rescatamos que nos habías mandado un mensaje y que te alegrabas que lo hubiéramos visto, pensamos que era el clon tuyo que fue a Ilam.
—No —responde con horror; la sola idea de pensar en un clon suyo le revuelve las tripas—. Yo mande una carta a la revista Universal Geographic, pensé que os habían mandado ellos.
—Entonces —cavila Liralaf—, si no ha sido Farmacon ni habéis sido vosotros, ¿quién demonios creo el clon?
Una excelente pregunta, opina el DJ, pero ya hemos llegado al final de la sesión y tendremos que resolverlo en la siguiente…