05/11/2017. Perico (DJ), JC (Hans), Sento (Ostag), Sirvent (Eyvindr), Germán (Delileron)
17 de mayo de 2946
Estaba claro que nuestros especialistas enanos en orcos habían perdido su batalla contra la hidromiel, ahí estaban, inconscientes, en el suelo de la taberna, algo me decía que difícilmente podrían ayudarnos en la aventura del día.
Los que aún manteníamos la razón decidimos seguir intentando reunir información sobre el orco del ojo rojo. Ostag comentaba que desde la batalla de los cinco ejércitos la presencia de orcos había bajado drásticamente, era difícil verlos en los llanos, los bosques o las montañas, un grupo tan agresivo y poco discreto como el del ojo rojo, con una ruta tan clara hacia el norte, no cuadraba nada, era la mayor actividad de orcos en los últimos 5 años.
Eyvindr, que estaba atento a los demás correligionarios de la taberna, oyó comentarios de que se habían sufrido múltiples ataques a granjas del norte al sur del valle del Anduin. También se entera de que un grupo de emisarios partió de Erebor dos días atrás, dirección al nido de águilas, iban a seguir la misma ruta que nosotros, bajar por el río rápido y atravesar por el Camino Viejo del Bosque, pero no se sabía nada de ellos, un tal Gloin, emisario de Erebor en la ciudad del lago (emisario del rey Dain), era el que había extendido los rumores sobre la desaparición.
Dado que el camino seguido por los emisarios era el que teníamos previsto seguir para ir a casa de Beorn (al que queremos preguntar si sabe algo de los ataques orcos, y de ese modo tratar de encontrarlos), decidimos seguir sus pasos, no sin antes reunir algo más de información al respecto.
Rumores nos dicen que en la Elf Tower se ha asentado alguien que dice ser discípulo del nigromante ¿estará relacionado con las partidas de orcos?
Nos entrevistamos con Gloin, una entrevista muy complicada ya que no le hizo ninguna gracia ver a Delileron (elfo del bosque oscuro) entre nosotros, aún así nos contó que los emisarios no llevaban escolta, ni falta que les hacía, ya que los emisarios eran Balin y Oin, dos enanos muy queridos para él. Partieron de la ciudad por el río rápido, y hallaron su campamento abandonado en la entrada a la antigua carretera enana. Gloin se ofrece a pagar 5 tesoros a cada miembro de la compañía si devolvemos vivos a los dos emisarios.
Al día siguiente, con los enanos aún resacosos, contratamos una barca y partimos por el río rápido, llegando a unas cataratas cuando estábamos a mitad camino, eran las Escaleras de Girion (el último rey del valle a la llegada de Smaug, del que Bardo es descendiente). Allí descargamos el barco y bajamos todas las mercancías por la mencionada escalera, ayudados por un asentamiento humano que vive al lado de la cascada.
Nos alojamos en las casas de los portadores, quienes nos comentaron que dos días antes habían pasado dos enanos por allí, aunque ellos durmieron fuera de la población y continuaron camino al día siguiente, tal y como hicimos nosotros, aunque al poco de partir encallamos en un banco de arena. Mientras el grupo trataba de liberar la barca, Ostag, que se encontraba de vigilancia, se percató de que alguien los seguía.
Agotados, llegaron al final del recorrido en río, estaba claro que eso de remar en las barcas no estaba hecho para nosotros. Desembarcamos en la entrada a la antigua carretera, allí estaba el campamento de Balin y Oin, donde nada mas entrar cuatro elfos aparecieron desde el bosque con los arcos tensos.
Delilerion conoce al líder de la partida, se trata de Galion, antiguo copero del rey elfo Thranduil, caído en desgracia tras la fuga de ciertos enanos (Balin y Oin entre otros), algo que no tarda en recordarle Delileron con un “vaya, ¿tú no eres al que se le escaparon los enanos?”. Al percatarse de la cagada que había hecho, Delileron se puso nervioso olvidó presentar a sus compañeros, quienes por respeto ya no participaron en la conversación, por suerte, ya que lo siguiente que intentó Delileron fue cantarle algo a Galion, quien por lo visto Galion no estaba para cancioncillas, porque vaya la cara que puso. Aun así Delileron intentó seguir cantando, consiguiendo milagrosamente cantar algo que gustó a Galion.
Galion nos contó que esa parte del bosque era muy peligrosa y estaba llena de seres malignos y oscuros. Respecto a la desaparición de los enanos, nos dijo que había visto huellas de un troll, pero no tenía claro que hubiera sido el responsable. Decidimos no seguir la conversación, pero ya era tarde, estábamos seguros de haber perdido un aliado, pero por otra parte estábamos satisfechos de no haber ganado un enemigo, aunque algo nos decía que nos habíamos quedado muy cerca.
Hans revisó el campamento enano, llegando a la conclusión de que lo que les pasara fue antes de que se echaran a dormir, su material de viaje continúa en el campamento. Los enanos habían protegido con un hechizo de secreto una caja escondida cerca de la impedimenta, al lado de un árbol. La caja era un joyero de marfil con unas imágenes muy elaboradas que representan grandes águilas de las montañas nubladas. En su interior había un pergamino escrito en lengua de los enanos con el sello del rey Dain, era la carta de invitación al rey de las águilas. La carta estaba enrollada a un colgante hecho en joyería con una piedra que al tocarla la luz hacía que saltaran unas iridiscencias que producían a todos (menos a Delileron) unas ganas inmensas de quedársela, seguramente que la joya proviniera del botín de Smaug tenía algo que ver.