Juego: | Helboy – GURPS |
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Fecha: | Finales de 2015 |
Campaña: | El Judío Errante |
Lugar: | Patraix |
Asistentes: | Sento (Juan Tomás de Rocaberte), Germán (Jinopotobar), Juan (Tony Travis), JC (Sr. Port), Perico (DM) |
Mis compañeros del Bureau han querido que sea yo, el señor Port quién les hable de nuestros últimos avances en esta trama que he venido a denominar: «El Judío Errante«. Posiblemente hayan oído hablar de mí en alguna otro resumen, como este último (ver), pero les recomiendo que si quieren conocerme un poco mejor y saber cómo y cuándo me uní a este grupo y a la búsqueda del judía errante, sírvanse pulsar este enlace.
[Nota, mi dominio del idioma no es muy elevado y he pedido a un ayudante que corrija mis palabras. Posiblemente el escriba «judío», pero les aseguro que yo pronuncio claramente «judío» con una «o» en lugar de la «u»].
Como siempre nos ocurre en esta historia, tenemos problemas para recordar lo que ha sucedido. La trama es un poco compleja y nuestras mentes parece que sólo funcionan, y no bien, una vez al mes. Si tu, apreciable lector, también te has perdido, quizás encuentres interesante repasar algunos acontecimientos (ver), pero en un breve resumen te diré que fuimos contratados para resolver la muerte de una investigadora en las mismas entrañas del Vaticano. La muchacha estaba estudiando unos textos coptos (de Egipto) que, al parecer, tenían relación con el Judío Errante. Murió a manos de un ser que no salía en las imágenes y que luego dedujimos que era un vampiro. Tras matar a la chica que revivió, nos liamos a la caza de los vampiros, nos dieron de tortas y contactamos con Olivia (una señora magister, que en el idioma vampiro significa: la que corta el bacalao). Todo esto estaba aderezado con un montón de sueños que nos iban guiando (mal) por la historia. En esos sueños habíamos visto a Olivia (quemando Roma, para más señas) y habíamos visto al Judío Errante y a otros personajes como Roger (un vampiro) y Mijailo (otro vampiro, protegido por Olivia que creemos que mató a nuestra investigadora vaticana). Olivia desplegó sus encantos y algunos, no el señor Port, cayeron rendidos ante el agitar de sus pestañas. El caso es que hemos hecho un pacto con ella y a cambio de la localización Judío Errante nos entregará a Mijailo. Es un pacto, ya os adelanto, que ninguna de las partes piensa cumplir, pero eso pasará en el futuro.
[No, el señor Port no tiene percepción extratemporal. Es experiencia con demonios y servidores de Dios]
¿Y dónde está el Judío Errante? Bien, esa es una buena pregunta, pero yo tengo una mejor: ¿Si lleva más de 2000 años dando vueltas por el mundo, por qué le íbamos a localizar nosotros? Bueno, pues parece que alguien más lo ha pensado porque todo el personal del Vaticano (algunos de los miembros del grupo) ha pasado a depender del Bureau. Es lo que en términos empresariales se denomina: UTE.
Lo que sabemos del Judío Errante es que tiene un ciclo vital de unos ochenta años. Se va haciendo mayor poco a poco hasta que es muy anciano, se acuesta y a la mañana siguiente reaparece como un joven de 20. Hay varias referencias históricas a este hecho, pero podéis consultarlas en este completo artículo de la wikipedia. También sabemos que Olivia le busca. No sabemos para qué, pero creemos que tiene que ver con la lista de nombres de San Pedro que porta (se supone que son los nombres de los piadosos y que si estás en esa lista, los angeles te llevarán al Cielo sin pasar por el apocalipsis, vamos, enchufismo puro y duro). Sabemos que Roger convirtió en vampiro a Mijailo a cambio de cierta información sobre el Judio Errante (que había enterrado ciertos papeles en una sinagoga de Serbia (Subotica, esto luego será importante). Mijailo le pagó el favor a Roger dejándo que lo quemaran en la masacre de las Fosas Ardeatinas (un suceso de la Segunda Guerra Mundial que podréis profundizar aquí). Creemos que Roger está muerto, pero un vampiro no puede morir y si se lleva tierra de su hogar a sus huesos, revivirá. Precisamente hemos visto un sueño en el que uno de nosotros (el padre Walter) recogía tierra de una mansión francesa (sabemos que es francesa porque ponía «maison»). Esto nos ha hecho sospechar que las visiones que hemos estado recibiendo en sueños todos nos las está mandando Roger y no lo hace con buena intención, parece que quiere que le revivamos.
Estabamos un poco perdidos, esperando a que el becario que hemos puesto a investigar los papeles del Vaticano nos diera una pista que seguir, cuando el Bureau, en concreto la Doctora Corrigan, se puso en contacto para mandarnos a una nueva misión. Se trata de una misión secundaria que podremos resolver en unos días y luego volver a retomar la trama del Judío Errante. Nos dice que tenemos que ir a Serbia, en concreto a Subotica…
–Eeeeeeehhhh…–así, alargando la vocal– Subotica es dónde nació Mijailo y dónde sospechamos que está guardada la lista de San Pedro del Judío Errante –intervino Port de forma inteligente. [Seguramente fue otro, pero como este resumen lo estoy haciendo yo]
Al llegar al aeropuerto de Serbia, el Bureau nos había mandado un contacto que resultó ser un sacerdote ortodoxo [Nota: esta reunión fue anterior a la reciente reunión del papa Francisco con su homólogo ortodoxo y se notaron algunas chispas profesionales entre Walter y su colega]. El hombre se nos presenta como Avvakum Petrov y nos comenta que él también es exorcista [mas chispas]. Él es quién nos pone al día de lo que ha ocurrido. Fue una conversación amena, distendida y lleno de agradables momentos, pero la resumiré para no aburrir al amable lector:
- Hay una aldea de nombre Đurđin [y dijeron que poner estos símbolos raros iba a ser difícil] donde un ser sobrenatural ha dejado a dos personas en estado catatónico. Nuestro contacto ha estado en el hospital y todo el mundo estaba aterrado por las circunstancias.
- El primer fallecido, Duan Babic, es un anciano que fue encontrado boca arriba y completamente helado. Al parecer sus últimas palabras, oídas por un testigo, fueron: «¿Has venido a por mí?», seguidas de un alarido.
- El segundo fallecido, Sava Kovač, es un sacerdote encargado de varias aldeas que gritó en la vicaría: «¿Por qué no descansas en paz?», nuevo alarido y nuevo hallazgo del susodicho ene stado catatónico.
Con esa información, decido comprar un mapa de la zona para guiarnos. Juan Tomás me indica que hay una cosa en el teléfono que tiene esos mapas. A mí me suena a que hay un espíritu en ese endemoniado aparato y lo anoto para investigarlo luego. Resulta que la aldea de Đurđin está en la zona de Vojvodina y aunque mis compañeros no saben lo que so significa, yo sí recuerdo que estuve allí cuando la civilización occidental decidió hacer el tonto, recuerdo las bombas cayendo y recuerdo a un periodista tomando notas para novelas de capa y espada. Nunca supe qué pretendía hacer con ellas.
Al llegar a la aldea están celebrando un funeral y descubrimos, para nuestra sorpresa, que Juan Tomás sabe un poco de ruso y que podía entender algunas cosas de las habladas por los parroquianos. El problema es que es un bocachancla [y no me refiero a que tenga una amplia sonrisa] y sus intentos de confraternizar con los aldeanos parecen bombardeos preventivos de los Estados Unidos. [¡Por todos los demonios, Juan Tomás, no ves que está gente está enterrando a un ser querido, deja de torturarles!]. Nos enteramos, aún no sé como, que la fallecida a la que enterraban era Vedrana Vlasic que tenía unos 60 años, algo más, y que era la mujer del sepulturero: Stephan Vlasic. La muerte había sido una sorpresa, pero no dejaba de ser una mujer mayor. También era muy religiosa.
En nuestras andanzas por Đurđin conocimos a Mili y Ziconic, una pareja de policías locales que nos cayeron realmente bien. Si alguna vez os dicen que la policía rural es mala gente, decidles que en Serbia no. Él (Mili) y ella (Ziconic) se portaron de maravilla con nosotros y eso que nuestro interlocutor seguía siendo Juan Tomás. Son ellos los que nos cuentan detalles de Vedrana y, sobre todo, nos hablan de la fallecida anterior: Irena Babic [ojo a la coincidencia de los apellidos]. Tenía unos 70 años y había muerto de cáncer.
Visitamos la tumba de Irena y allí descubrimos que su lápida estaba custodiada por un ángel similar a los del Doctor Who [desde ese momento no parpadee] y en su lápida había un texto en serbio que nuestro aprendiz de ruso no sabía leer. Algo intentó explicarme de que las letras serbias eran de origen griego-latino y que las rusas eran de San Cirilo. Yo estuve en el nombramiento de San Cirilo como padre de la iglesia y nadie mencionó eso de las letras raras. Estos jovenzuelos creen que pueden tomarme el pelo. El caso es que el amigo Juan Tomás tira de su teléfono demoniaco y esos espíritus que lleva en su interior le dicen que en la lápida pone: «Que el ángel vele tus sueños» [En realidad ponía: «Que los ángeles te acompañen al Cielo», vaya mierda de espíritus].
Para mi sorpresa, les contamos nuestras sospechas a Mili y Ziconic. No un cuento raro que nos hayamos inventado para engañarles [según nuestra costumbre] sino la verdad, pura y dura. Le decimos que creemos que Irena Babic es un fantasma y se está vengando de las personas que conocía y, por alguna razón la habían agraviado: su marido, el cura y la persona con la que compartía religiosidad. Y sabéis lo mejor de aquella confesión… nos creyeron. ¡Sorprendente!
Dejo aquí mi relato por hoy porque acabo estas líneas cuando, con el permiso policial, nos acercamos a la casa de la difunta Irena Babic. Guardo el lápiz y me concentro para atravesar la puerta cuando oigo que Jinopotobar pregunta:
– ¿Tiene familia?
Espero que no, porque si no les vamos a pegar un susto de muerte…