Datos por: Max

Nuestros héroes estaban en una instalación que, aparentemente, fabricaba robots de similar factura a los iroiendi. Gracias a su participación, la IA había conseguido ponerse en marcha (mas detalles aquí) y había empezado a atacarles…

Una puerta se abre y aparece un robot gigante con blindaje completo (los robots se van mejorando poco a poco, la IA parece que aprende). Sus disparos son bastante demoledores y casi mata al pequeño Jango, pero logramos destruirlo justo a tiempo. Seguimos avanzando y tras pasar dos salas sin encontramos nada remarcable, el tyrano se percata que hay una N metida en un circulo pintada en los blindajes de los robots [Nota del DJ: La N en un círculo es el emblema del fabricante de los robots]. Encontramos una sala de montaje de robots enorme, mucho más grande que todas las salas anteriores que nos recuerda mucho a la maquinaria que conocimos en Rexen. El artilugio es capaz de crear un robot cada 10 minutos [Nota del DJ: curiosamente el mismo intervalo en el que les han estado atacando los robots]. El sargento ordena a Huk que sabotee el sistema, el úkaro desactiva el ascensor que lleva los robots terminados arriba y también daña el sistema de munición para que esta no funcione en las armas de los robots.

En el fondo de este enorme hangar encontramos una puerta que daba acceso a una habitación donde un ser, una especie de hormiga, está conectada a varios tubos. Parece que lo están torturando. Tras desconectarlo, nos cuenta que se llama Solor y que los fundadores lo reclutaron y están engañando a su pueblo.  Nos cuenta que viene de un planeta llamado Urubor que esta en el Sector libertad  y que deberíamos contactar a los Iluminados para poder ayudar a su pueblo. Liralaf intenta curar a Solor, pero sus conocimientos de esa raza hacen muy difícil prestarle ayuda y Solor muere entre grandes dolores [Nota del DJ: no era el momento de fallar la TA de Medicina, Liralaf].

Al abandonar la sala donde torturaban a Solor, nos encontramos con un nuevo robot, pero la batalla no es muy larga y al subir una planta, donde llevaban los ascensores que saboteamos, nos encontramos una sala llena de robots. Discretamente, preferimos dejarlos tranquilos y bajamos de nuevo y buscamos una nueva forma de acceder a la planta superior. Esto nos hace pasar por la sala de generadores y decidimos desactivar el tercer generador, el último que habíamos dejado en funcionamiento. El soporte vital de la instalación se detiene. Empieza a hacer calor.

Accediendo de nuevo a través del sistema de ventilación, llegamos a la sala del ordenador donde la IA NORB nos ataca empleando armas automáticas que están en el techo, nosotros atacamos los módulos de la IA y terminamos por destruirla y, tras ello, acabamos con las 4 armas automáticas del techo. Seguimos la investigación, el calor empieza a ser preocupante, pero damos con la sala de control al otro lado de la sala de la IA. Hay muchos cadáveres de técnicos de la misma raza que Solor, esa especie de hormigas. Abrimos las puertas y conectamos la secuencia de autodestrucción de la instalación.

[Nota del DJ: la explosión quedó muy bien; una suerte tener familia en la ILM]

El médico dio de baja al oficial porque interpretó que había quedado expuesto a nocivos microorganismos de la hormiga que murió. Cardumen quedó como el único apto para hacer el reporte al alto mando y, digamos, que fue unos de los informes más sorprendentes de toda la historia de la 808 ya que incluyo todo lo ocurrido, sin olvidar las intervenciones de Jango. En respuesta, el mando de los exos decide que hay que investigar el planeta Urubor y dado que la 808 es la unidad más cercana a la zona, nos envía para allá.

Realizamos algunas indagaciones sobre el hombre hormiga y descubrimos que son hiogomoros, una raza que se relaciona en varias apariciones con los iroiendi. En el viaje, el médico determina que el oficial es apto para el mando y vuelve a darle de alta. Este amenaza a la tripulación con consejo de guerra y fusilamientos sumarísimos, pero con los espumarajos de la rabia no se le entiende nada.

Urubar es una luna de un gigante gaseoso pero completamente habitable y dedicada a la producción agrícola, al menos eso nos revelan los escáneres desde la órbita.

Aterrizamos en el exterior de Urubar City y en la pista de aterrizaje nos reciben 2 hiogomoros que amablemente nos muestran la ciudad y a los que comentamos que andamos buscando a los Iluminados. [Nota del DJ: así que tus jugadores aún no saben la traducción de iroiendi y skardar]. Los hiogomoros se alteran un poco por nuestra pregunta, nos dan largas, pero siguen mostrándonos la ciudad y nos conducen a una especie de templo. En el interior, al que los hiogomoros no acceden, conocemos a una IA con forma femenina que se nos presenta como Norb. Parece que sabe quienes somos y nos revela que es la encargada de vigilar el planeta; también nos cuenta que tiene 34000 años y que tardo 2000 años en poder llegar a establecer la colonia en Urubar.

[Nota del DJ: ¿Y que pasó hace 34.000 años? – sonrisa]

Mientras mantenemos esta agradable conversación, nos llega un aviso de la nave. Jango, que se ha quedado en ella, y Liralaf que se ha quedado cuidándole nos comunican con su profesionalidad habitual: ¡Una de las cosechadoras se ha salido de su rumbo y se dirige contra la nave. La va a destrozar, esa cosa es enorme, qué hacemos, qué hacemos…!