Juego | Eberron |
Fecha | 28-11-2010 |
Campaña | Los Ignotus – Susurros de la hoja del Vampiro |
Lugar | Valencia II |
Asistentes | Scott (Director de Juego), Lohen (Mordekai), J.C. (Kat), Juan (Trasto), Sento (David) |
En el rayocaril de Puertadura
Lucan huía a la carrera convertido en lobo, nosotros estábamos heridos, el paladín había muerto, teníamos que hacer algo, ¿pero qué? nos quedamos bloqueados unos instantes, pero recuperamos el control de la situación rápidamente. Registramos el departamento en el que viajaba Lucan, no había nada, pero si se podía deducir que viajaban dos seres en ese departamento. Nada más se podía hacer en el rayocarril, teníamos que perseguir a Lucan, y así lo hicimos, aunque unos más rápido que otros.
Atravesamos el bosque de las zonas agrestes de Thrane siguiendo el rastro de Lucan y encontramos un antiguo zigurat en medio de un lago. Esperamos en la orilla a que llegara Trasto, estaba claro que la velocidad no era lo suyo, pero no por ello cambiaría ese valeroso compañero por otro (además, a ver quién se atrevía a decírselo).
Lucan nos miraba desafiante desde la zima del zigurat, parecía invitarnos a seguirle, pero la cordura se impuso y decidimos descansar antes del duro enfrentamiento que nos esperaba. Al día siguiente hicimos una balsa y nos dirigimos al zigurat.
En la entrada ya nos atacó un cloacker, estaba claro que esto no iba a ser sencillo. Golpeó duramente a Trasto y en ese momento aparecieron dos más paralizando a Silqüalin y a Kat. No lo dudé, subí sobre Silqüalin y golpeé al cloacker (estaba demasiado alto para golpearle desde el suelo), mientras, Mordekai y Sombrita atacaban a los otros dos, que resultaron ser ilusiones. Mordekai acabó con una de las ilusiones, el original consiguió tirarme al suelo, y la otra ilusión despareció cuando el cloacker abrazó a Trasto, mal enemigo eligió para abrazar, le costó casi la vida, y terminó de perderla cuando Mordekai lo recogió. Mal empezábamos, acabábamos de entrar y casi acaban con nosotros, encima no fuimos capaces ni de encontrar en nido del maldito bicho.
En la siguiente sala encontramos un altar con una ranura en el centro, figuras de demonios y gárgolas colgadas del techo decoraban la estancia. Mordeai casi activa una trampa, no hay manera de llegar al altar, está sujeto por cadenas que bajan del techo. Kat lo intenta con un salto, todo lo que hay a su alrededor cae, apareciendo un foso de unos 40 pies y volviendo a aparecer el suelo. Finalmente desactivamos el mecanismo y pasamos a la siguiente sala.
En esta sala habían cabezas de animales de piedra en las paredes, en el centro un bicho enorme tipo minotauro, con la carne en descomposición, y por desgracia para nosotros, no se trataba de una estatua, ya que nos ataca. Se reparten golpes a diestro y siniestro, Silqüalin estaba gravemente herido, Mordekai inconsciente, era el momento de demostrar el poder de mi Dios. Canalicé la energía de mi Dios a través de mi cuerpo acabando con el monstruo y haciendo que Silqüalin y Mordekai se recuperaran.
Subimos hacia la cima del zigurat por unas escaleras que encontramos. En la sala superior hay tres discos plateados grabados en el suelo, se escuchan chasquidos cuando Mordekai entra en la sala. Los ruidos provenían de una marabunta de cienpiés que se lanza sobre Mordekai. Kat lanza un vial de aceite ardiendo sobre los bichos, y sobre Mordekai, pero no es suficiente, los bichos se lanzan sobre Sombrita y sobre Kat. Pudimos acabar con ellos, pero ya era tarde para Sombrita, había perdido un leal compañero, pero me negué a dejar su cadáver en ese sitio inmundo, así que pedí a Trasto que hiciera el favor de llevarlo hasta que encontráramos un lugar donde descansara apropiadamente. Fue un duro golpe, no lo merecía, morir a manos de bichos asquerosos, Lucan lo pagaría con creces, conocería la ira de David Legsbraker y de Dol Dorn, esta vez no iba a escapar, esta vez iba a morir.
Seguimos subiendo escaleras y encontramos unos braseros encendidos que la iluminaban. En el centro había una estatua de unos 25 m de alto, de un demonio con alas de murciélago, bajo ella, Lucan, sentado en una especie de trono negro. Para llegar a él teníamos varios sarcófagos, se avecinaba la batalla final.
Lucan golpeaba desde todos lados, era capaz de caminar por las paredes, lo que le daba una ventaja que no esperábamos. Era casi imposible darle, sus golpes nos debilitaban, nadie podía ser tan resistente!!!!!
No hay tiempo para escribir mas, la lucha está en su apogeo, espero poder terminar estas líneas, querrá decir que la victoria ha sido nuestra.
David Legsbreaker, venganza, venganza, venganza.
