La Barrilete. La fuga de la prisión militar


Exo

Juego EXO
Fecha 14-03-10
Campaña La Barrilete. 3ª Temporada
Lugar Manises I
Asistentes Leo (Skare), Chema (Erec), Lohen (Tarrel), Juan (Ryan), J.C. (Director de Juego), Sento (Voltar)

Después de la muerte de varios de los miembros de la antigua tripulación y del encarcelamiento de casi todos los demás, hemos empezado una nueva temporada de la partida, tenemos jugadores nuevos y personajes nuevos, siendo estos:

Jugador Personaje Raza
Chema Erec Tirano
Juan Ryan Ukaro
Leo Skare Sheller
Lohen Tarrel Lixnel
Perico Miguel Humano
Scott Krell Marbagan
Sento Voltar Veddio

18 Selaku 3466, Noel Sector Cignus

Llevo demasiado tiempo en esta celda, ya me es imposible calcularlo, nunca fue una buena idea aceptar el encargo de atrapar a ese maldito estafador en una base secreta militar…

La celda en la que me encuentro es distinta a todo lo que había visto hasta ahora, hay dos celdas más a la izquierda de la mía, luego hay un agujero circular muy grande y al otro lado parece ser que hay tres celdas más. Cada cierto tiempo una plataforma circular desciende hasta la altura en la que nos encontramos y nos obligan a salir de las celdas para hacer algo de ejercicio, luego regresamos a las celdas y la plataforma desaparece.

En la celda hay un par de prisioneros que parece que se conocen de hace tiempo, son un ukaro enorme llamado Ryan y un marbagan llamado Krell. A veces hablan de sus vidas, por lo visto han sido comerciantes espaciales, pero en esta base tuvieron, al igual que yo, algún problema imprevisto, no parecen malos tipos, para estar presos en una celda claro. En la celda también hay un tirano no muy poderoso llamado Erec y un lixnel llamado Tarrel, tampoco parecen mala gente, pero bueno, es como todo, hasta que no llegue una batalla no podremos distinguir los buenos de la morralla.

Según me enteré tiempo después, por lo visto un tal Skare, amigo de los que eran comerciantes al que conocí al poco tiempo, consiguió un pase de seguridad para poder visitar a los reos de la prisión militar de Cignus, a saber a quién conocía para poder conseguir un pase de esos. Cuando llegó a la base lo miraron como un bicho raro, y lo de ser sheller no era lo que lo motivaba. Se entrevistó con el general de la base, quién le explicó que los reos de su prisión nunca recibían visitas, que su caso era muy extraño, pero estando todos los papeles en regla no podía impedirle la visita, así que le ordenó que se situara en el centro de una habitación circular y en el momento llegó al medio el suelo comenzó a descender a los niveles inferiores.

La plataforma se detuvo al llegar al segundo nivel, los presos estaban en un estado lamentable, sucios, desnutridos, enfermos, desesperanzados,… sabían que están en su última residencia. En una de estas celdas encontró a un humano, al que también conocí después, llamado Miguel, aunque todos le llamaban Sonrisas. Sonrisas estaba inconsciente en el suelo, un golpe de Skare hizo que recuperara algo de conciencia, pese a que no dejaba de repetir incoherencias del tipo “está aquí”, “me llama”, “me está buscando”. Había perdido completamente la noción del tiempo, creía llevar encerrado dos semanas cuando realmente llevaba cuatro meses en ese agujero.

Mientras, en mi celda, empezamos a oler a quemado, parecía venir de la celda de al lado, Erec no esperó, utilizó su poder psi para abrir la cerradura. Al salir de la celda vimos que la que quedaba a la izquierda de la nuestra, la última del pasillo, estaba ardiendo, los pobres desgraciados de dentro no hacían más que gritar, pero ya era tarde. Hubo una cosa que me llamó la atención, las llamas brotaban de la pared, por lo visto la celda disponía de un dispositivo de incendio en caso de que alguien utilizara poderes psi en su interior, no lo quise mencionar, era muy raro que en la nuestra no se hubiera activado, había gato encerrado y no podía fiarme de nadie.

No nos lo pensamos y tratamos de salir de allí, en la celda de al lado había otro tirano, Erec intentó rescatarlo, forzó la cerradura de igual manera que la nuestra y en el acto empezaron a salir llamas de la pared acabando con los que estaban dentro. No quise decirle que él había sido el que había acabado con sus vidas, ya parecía suficientemente afectado, él no era el gato encerrado.

Al llegar al agujero vimos que habían dos plantas hacia arriba y una hacia abajo, y en el fondo una especie de sumidero. Íbamos a comenzar el descenso cuando unos gritos de la planta superior fueron reconocidos por mis compañeros de huída, era el tal Skare pidiendo ayuda. Siendo que la escalada no era una de sus especialidades, decidí que fueran bajando mientras yo escalaba a la planta superior a ayudar a su amigo.

En la planta superior encontré un sheller (el tal Skare) tirando de los barrotes de una celda en la que sólo había un humano, era muy raro, pero bueno, era el amigo de mis compañeros de celda. Forcé la cerradura, sin usar psi, y cargué con el humano, que no podía caminar. Skare pensaba quedarse y que yo me llevara al humano, pero la plataforma se había quedado en la parte superior bloqueando la salida del humo de los incendios, si se quedaba lo lógico era que muriera, por lo que comenzó a descender por la pared hacia el sumidero. Yo desplegué mis alas, y con Sonrisas en brazos, descendí al sumidero, bajé lo más rápido posible, aterrizando de una manera un tanto brusca, hecho que confundieron mis compañeros con una caída, pero no, había sido rápido y efectivo, yo estaba bien, tal vez un poco magullado, y Sonrisas estaba bien, tal vez no tan bien como hacía un rato, pero estaba vivo, seguía diciendo las incoherencias que antes he mencionado.

Ryan tiró con fuerza de la reja del sumidero y ésta cedió inmediatamente, deslizándonos todos por el agujero, acabando en las alcantarillas de la prisión. Corrimos por las alcantarillas (me tocó cargar con Sonrisas, que aún no podía caminar) hasta llegar a una especie de sumidero. Tarel y yo saltamos el sumidero (que Ryan y Sonrisas pasaron nadando) y nos enfrentamos con dos salhador, que a Tarel le duraron un suspiro. Cuando los demás llegaban a nuestra posición, a Skare le apareció del agua una rata espacial, le golpeó con su bastón y la rata se percató que era mejor buscar otro menú, así que huyo saltando sobre mí, lo que me costó un golpe del bastón de Skare que me dejó atontado un rato (este lagarto sabe golpear fuerte con el bastón, ahora tiene que aprender a dirigirlo).

Tres kilómetros de alcantarillas después llegamos a una sala de depuración de aguas, una cornisa de 30 cm que bordeaba la sala nos permitió evitar las cuchillas que se encargaban de las partes más grandes de las inmundicias que allí llegaban.

De la depuradora accedimos a un pasillo de mantenimiento de la estación, era un pasillo circular que daba a diferentes salas de depuración. Por lo visto el sistema de depuración de aguas de la estación estaba centralizado en esa zona. En el centro del pasillo circular había una sala con bombas de presión, de allí se enviaba el agua potable a toda la base. Aprovechamos el agua limpia de la sala para ducharnos, y un ordenador que allí había para ver el plano de alcantarillas, no nos atrevíamos a desplazarnos por la estación, mis compañeros recordaban que estaba totalmente llena de cámaras de seguridad, no duraríamos ni cinco minutos.

Finalmente encontramos una alcantarilla que nos llevaba directamente al espaciopuerto, era justo lo que necesitábamos, aunque iba a anular la ducha que acabábamos de darnos.

Al llegar al espaciopuerto nos pusimos unos trajes de mantenimiento que fuimos encontrando, sabíamos que no podíamos engañar a nadie, pero teníamos que intentarlo, si con ello ganábamos cinco minutos habría valido la pena.

Al llegar al acceso Skare entregó los papeles de su nave (nadie sabe de dónde la ha sacado) a los vigilantes que, extrañados por nuestras vestimentas, le preguntaron el motivo de los trajes naranjas, a lo que Skare respondió que veníamos de una fiesta de disfraces. Una llamada y un minuto de espera después, nos permitieron el acceso a la nave.

La nave se llama “Camino”. Tarel asumió la posición de piloto (era el único que tenía algo de idea) y le pidió a Skare que comunicara con la torre de control y solicitara permiso para despegar. Por lo visto nadie respondió, pero Skare le dijo a Tarel que estaba autorizado el despegue y que partiera.

Impulsándonos para poder saltar un acorazado intentó cerrarnos el paso, así que Skare volvió a pedir permiso con el mismo resultado (habrá que revisar los sistemas de comunicaciones), así que le dijo a Tarel que acelerara, que había que salir de allí como fuera. Tarel aceleró a lo que la nave daba y todos caímos por el suelo, esa aceleración no era normal, en lugar de los 8 – 9 G habituales, la nave había acelerado con unos 16 G, teníamos alguna posibilidad de esquivar el bloqueo.

El destructor comenzó a abrir fuego, pero disparaban detrás de nosotros, la Camino cada vez iba más rápida, en la sala de motores Ryan encontró que en lugar de los tres motores que cabía esperar habían 6 (más tarde Tarel los vería y nos informaría de que eran motores militares). Los sensores mostraron una nave de carga en nuestra parte trasera que nos estaba disparando, no tenía traspondedor, era una nave pirata. Recibimos un impacto en un contenedor y otro en el mamparo de la cabina, pero parecía que aguantaba, así que pasamos entre las naves que bloqueaban la salida y conseguimos saltar, casi a la vez saltó la nave pirata, pero antes de saltar, Krell se había puesto al mando de los sensores y pudo reconocer la nave pirata, gritó “es ella”, desde su camarote Sonrisas gritó “Nooooooo, es ellaaaaaaaaaa, vieneeeeeeeee…”, era la Barrilete, a los mandos se encontraba el cadáver de Olalla, conectado a la nave con multitud de cables, y en un rincón de la nave, al parecer, había un tirano negro acurrucado, temblando del miedo.

Ella le llamaba, ella estaba allí, ella nos perseguía y nos disparaba, Olga no quería que nadie más en la galaxia supiera que una IA había tomado conciencia de si misma.

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