Este año, como los anteriores, la orda Barrilunga asistió a la celebración del día de San Patricio en nuestro local habitual, el Max Max.

Los exploradores Barrilungos llegaron a las 16 horas para coger sitio para el resto, pero no llegaron lo suficientemente pronto, los otakus malditos de Quart fueron más rápidos y se apropiaron de casi todas las mesas.

El Max abrió a las 16’30 y a las 16’32 ya no habían mesas disponibles, por primera vez tendríamos que estar de pie.

Poco a poco fueron llegando el resto de Barrilungos, a las 18 ya estábamos casi todos, algunos tardamos un poco más porque pasamos a tomar la primera cerveza por el bar de Isi, en un día así hay que tratar de ver a todos los compañeros de batallas. Isi estaba en su bar, el Bruixes i Fades, pero no nos defraudó, cuando llegamos ya tenía su sombrero conmemorativo del día de San Patricio, antes de abrir su bar ya se había pasado por el Max Max a celebrar el día.

Así que sobre las 19’00 ya estábamos casi todos en el campo de batalla. Gente por todas partes, las gaitas de la Associació d’Amics de la Gaita amenizaban la batalla, llegar a la máquina de tabaco era toda una proeza, conseguir que un camarero dejara de mirar el tirador de cerveza y empleara una de sus manos en apretar el mando a distancia que permite sacar el deseado bien tabaquil se convertía en un milagro. Aún así, los años de experiencia y las amenazas previas (todo hay que decirlo) se notaron, en ningún momento hubo barrilungo con sed. Las pintas iban y venían, los sombreros habían sido conseguidos en el primer momento, así que el objetivo había cambiado, sólo había que conseguir una mesa y acercarse lo máximo posible a la primera fila para poder disfrutar con el concierto de la noche.

Pasaban las horas, algunos asistentes no Barrilungos empezaban a manifestar las primeras heridas de batalla, su lengua era más pesada, sus ojos brillaban como teas, parecían amigos de todos los del bar, su equilibrio lo habían dejado en casa y ahora trataban de desplazarse sin él. Eso no pasó a los Barrilungos, los exploradores, curtidos en mil batallas, habían asaltado previamente el opencor y llevaban una carga completa de hierbas y ungüentos medicinales, en cuanto algún barrilungo mostraba síntomas de enfermedad se le entregaba un donut, un kit kat, un bollicao o cualquier otra hierba curativa que llevaban preparada, por lo que inmediatamente el caballero volvía a la batalla en perfecto estado.

Nuestro plan, poco a poco, empezó a dar resultado, algunos ingenuos abandonaban el local para ir a cenar, novatos, nos hicimos con dos mesas, no conseguimos que estuvieran juntas, pero eran dos mesas y la hora de cenar, así que nos hicimos fuertes y enviamos a exploradores a un kebab próximo a fin de que adquirieran manjares para la cena. En breve en la mesa teníamos una gran variedad de kebabs, con queso, sin queso, con doble de carne, con picante,… acabamos raudos con ellos, percatándonos de que aún más asistentes habían abandonado el campo de batalla, así que de los restos pudimos recuperar una mesa de aquí, dos sillas de allí, una silla de allá,… llegando a conseguir las tres mesas y suficientes sillas en primera fila. Misión cumplida, ahora solo quedaba disfrutar, había llegado el momento cubata.

Los artistas hicieron su aparición, esos vendidos llamados 30 Silver Coins, el año pasado fueron geniales, este año no podían fallar, pero si su estrella Elsa, Elsa no estaba, demonios, ¿Qué había pasado?, no conseguimos averiguarlo, pero aún así hicimos todo lo posible para pasarlo bien, y ellos hicieron todo lo posible para que nosotros lo pasáramos bien, imagino que tener 20 caballeros que te miran con furia cada vez que fallas una nota o te equivocas en la letra de la canción motiva lo suficiente para que te esfuerces. El resultado fue bastante bueno, no como el año pasado, pero bueno, estuvo más que bien.

Y este es el relato de otra batalla más de los Caballeros Barrilungos, un gran día que esperamos repetir el año que viene, allí os vemos.