Rise Of The Runelords: The Château d’Amberville (I)

Juego Pathfinder
Fecha 25/08/2013
Campaña Rise Of The Runelords: The Château d’Amberville
Lugar Manises II
Asistentes Juan (DJ), Debra (Germán), Victoria (Ruiseñor), Sento (Englier), J.C. (Karil), Leo (Maervin)

La lucha con los gigantes de roca terminó, los gigantes se rindieron, ganamos, aunque por poco. Llegó el momento de averiguar que había pasado en esas grutas, porqué los gigantes se habían aliado con la maldita Lucrecia.

El líder de los gigantes nos contó que un año antes llegó un tal Mokmqrian, conocedor de la fama de buenos herreros de los gigantes, les solicitó que construyeran armaduras para un ejército, pero el anterior líder de los gigantes se negó, lo que supuso que Mokmqrian lo matara y el ascenso del actual líder, que por lo visto tenía más apego a la vida y accedió a construir las armaduras necesarias. Por lo visto ya habían enviado 2000 o 3000 de ellas.

Nos cuentan que Lamatar (el hombre que veníamos a buscar), está muerto, pero que el cuerpo está entero, así que no habrá problemas con Miriana (la reina del bosque), nos pidió que recuperáramos por lo menos un trozo del cuerpo y lo hemos conseguido entero.

Negociamos con los gigantes, muy rápido, era cuestión de momentos el que nos desmayáramos por las heridas que teníamos, y acordamos a que se fueran de la cueva y buscaran algún sitio en el que esconderse de Lucrecia. Una vez se fueron, descansamos bastante para poder recuperarnos y registramos tranquilamente las cuevas, encontrando unas 3000 mo en objetos varios.

Una vez solucionado el problema de los gigantes, volvimos al bosque de Miriana, le devolvimos el cuerpo de Lamatar y conseguimos el agradecimiento de “ese bosque”, pero ni anillos, ni varitas, ni….

Así que una vez a salvo la comarca, era ya tiempo de volver a casa, a Magnimar. Fuimos a Turtleback Ferry, donde cogimos un barco e iniciamos el descenso por el río hacia casa. A la tercera noche de trayecto una extraña sensación nos despertó, y no nos despertó en el barco, estábamos todos tumbados en lo que parecía la entrada a una mansión de tamaño descomunal. Continúa leyendo «Rise Of The Runelords: The Château d’Amberville (I)»