discrepancia. (Del lat. discrepantĭa).
1. f. Diferencia, desigualdad que resulta de la comparación de las cosas entre sí.
2. f. Disentimiento personal en opiniones o en conducta.
Me había propuesto no volver a hablar o escribir sobre la Casa Manderley tras mi precipitada huida en el día de difuntos, pero me veo obligado a escribir -y por tanto a recordar- los acontecimientos que en la urbanización “El barquero” ocurrieron. Lo hago principalmente porque lo sucedido en la Calle de las Gaviotas no podía caer en el olvido sin más. La elección de este servidor para la tarea no fue ni mucho menos arbitraria, sino que se decidió en democracia y contando con el buen entender de algún iluminado barón que se percató de que alguien debía narrar lo sucedido, y con la delicadeza y amor habitual del grupo se decidió con bastante poco criterio, -tengo que decir-: “La narración la haces tú, por nuevo”.
18:00 Bar El Grau – El perelló- Valencia DF.
Habiendo tenido que declinar con cierto pesar la invitación de compartir carretera con el Ilustre Dr. Lohen –famoso doctor por su afición a las lampreas, la adaptabilidad, la salsa de tomate, amante de las verduras en general y de la variedad del hervido para su preparación en particular- me puse al volante en cuanto pude. Iba armada con mi memoria fotográfica y excepcional sentido de la orientación. Debo decir que por culpa de algunos carteles que señalaban incorrectamente , pasé de largo la mansión, y es así como llegué solo a un bar. Debo decir que la Casa sólo puede ser hallada por aquellos que ya la han hollado – la Casa Manderley no está ubicada en un lugar visible, pues su arquitecto ya sabía que los sucesos que ahí habían de ocurrir no son aptos para personas de frágil salud- . Una rápida llamada mientras las sombras se alargaban a mi alrededor bastó para que mis compañeros se acercasen a por mí. Para darles tiempo y para no levantar sospechas en los lugareños, me vi obligado a consumir un par de tercios en el bar El Grau.
Cuando llegaron mis compañeros vi que estaban temerosos y ansiosos, pues venían de Manderley, así que por fin pude dejar de consumir tercios de manera desaforada y hacer algo de utilidad. Asistieron a mi encuentro
- Ben-Al-Sento, Universitario de origen musulmán en prácticas al que se le permitió el acceso a Manderley por si fuera necesario hacer algún cuadrante de responsabilidades. Todos dudábamos de cómo podría ayudarnos en alguna otra situación, pero allí estaba.
- Con él venía Perico second prize, heredero por derechos de sangre de Manderley y anfitrión del horror que habría de suceder. Adicionalmente contábamos con su experiencia en Manderley y su habilidad por conocer algunas de las reglas de algunas de las pruebas a las que Manderley nos sometería en días venideros, ¿vale?.
- También se encontraba entre ellos JCn 9000, extraño e irascible personaje dotado de un gran raciocinio. De él esperábamos herramientas para enfrentarnos a los horrores y no en menor medida conocedor del manual de usuario de Mech de combate Victoria, que todos sabíamos habría de aportar un valor decisivo en alguna de las batallas,
- Cerrando filas de mortales se encontraba Lohengrim de la Piña Colada, del que ya he hablado previamente. No asistieron a mi encuentro por estar realizando limpiezas rituales los semidioses :
- (*)Mech de combate Victoria. De Victoria podríamos decir, que todos se mueven peligrosamente entre el amor y el miedo. Parafraseando un antiguo refrán, podemos decir que donde Victoria no llega con la espada llega con la lengua. Sin duda sabríamos que ella nos metería en cintura cuando así lo mereciésemos y que su participación sería decisiva en alguno de los horrores venideros.
- (*)Rose de los muchos colores, que venía armada para la ocasión con las dos cejas y varios kilos de verduras. Todos estábamos temerosos de que se viese en la necesidad de usar cualquiera de sus armas. Por último decir que era la guardiana del agua de fuego ahumada primordial, buscadora infatigable de cuchillos de cortar el pan y casco azul de las jornadas.
(*) Destacar que tanto Rose, como Victoria ostentaban el título de semidioses, pero no de dioses cualquiera neo-hippies peace & love & lsd, sino de dioses verdaderos del antiguo testamento, de los de ojo por 2, diente por mandíbula y sacrificios a tutiplén.
Finalmente, no sería justo obviar mi propia razón de ser en dicho grupo: Me llaman Leo el Negro, no por ninguna parte de mi anatomía como era fácil de suponer, sino más bien por la escasez de ingenio de los que así me bautizaron. De todas las razones que me podrían haber empujado a este grupo de guerreros, fue un suceso azaroso pero afortunado el que me empujó a ellos. Esto y mi conexión a Ben-Al-Sento. Es así pues, como me vi arrastrado a compartir andanzas con este extraño grupo. Si bien no siempre invitado, yo siempre acudo, y más en este caso, pues en el fondo de mi corazón sabía que sin mi colaboración, pocas esperanzas tenían de superar las dificultades a las que Manderley nos iba a someter.
Así pues ya todos los mortales reunidos, y después de haberme hecho esperar mis largos 30 minutos frente a sendos tercios, nos adentramos en un comercio local cercano para aprovisionarnos de todas las vituallas necesarias para tres días y sus dos noches, pues todos sabíamos que quizás más tarde no tuviésemos la oportunidad de salir de Manderley. Como nota decir que si no fuera por mi sagacidad no habríamos comprado fermento de cebada –nota para el lector nobel: ungüento curativo necesario para la mayoría de pruebas de Manderley-, así como que gracias a mi capacidad financiera no nos vimos obligados a cometer delitos menores en el local.
Ahora lo tenía claro, o era víctima de una estafa a pequeña escala para comprar provisiones a estos individuos o era absolutamente necesario en el mismo. La duda se despejaría en los días siguientes.
20:00 Casa Manderley – El perelló- Valencia DF.
Finalmente llegamos a Manderley, y como yo ya sabía efectivamente estaba apartada de la carretera, oscura y deseosa de no ser encontrada. Se procedió a ofrendar a nuestros semidioses con bebidas espirituosas destiladas a partir de Orujo y de fabricación en tierra extraña. Esta ofrenda era natural, pues por el resto de asistentes era bien sabido, que el destino de las pruebas de Manderley y de los días siguientes iba a depender en gran medida de que no se despertase la cólera de los semidioses.
Cuando estábamos pensando en cómo organizaros y preparar mejor la batalla, ya Manderley, lejos de ser piadosa y dejarnos reposar del viaje, nos sometió al primero de los horrores imposibles y porque no…no euclidiano. En medio de su más amplia habitación materializó un barco de vapor de comienzos del siglo anterior, y nos teleportó a Perico , Lohen, Ben-Al-Sento, Victoria, JC y un servidor al mismísimo barco, que más por crueldad que por necesidad se estaba hundiendo. No lejos vislumbramos a un caballero que no venía de Manderley, el Dr. Lucky, y viendo que se hundía el barco de inmediato supimos que la pérfida Manderley se proponía ahogar al Dr. Lucky. De ahí que decidimos “Salvar al Doctor Lucky” de las garras de nuevo no euclidianas de Manderley. Tras empezar todos a correr detras de Lucky para salvarlo (era un poco impertinente y nervioso este menudo doctor – si no fuera porque sabía que se trataba de una prueba de Manderley, lo hubiera ahogado yo mismo con mis propias manos- ), Lohengrim Hasselhoff demostró su valía para la misión salvando al doctor de morir ahogado cuando ya más del 75% del barco se encontraba bajo las aguas. Tan pronto como el Dr. estuvo a salvo Manderley nos trajo de vuelta de la prueba y nos dejó descansar. Este hecho nos metió el miedo en el cuerpo, y decidimos acomodarnos en la parte superior de Manderley, era mejor que todos durmiésemos en la misma planta, o Manderley acabaría con nosotros uno por uno. Dado que Manderley había dispuesto las habitaciones en tamaños apropiados para que no cupiesen más de dos de sus enemigos por estancia, tuvimos que distribuirnos a capricho. Los personajes más valiosos tenían que dormir juntos, puesto que éramos impares y alguien tendría que dormir sólo, no era de recibo dejar sólo a nuestros mejores valores. Así pues pensamos que el personaje menos necesario para el grupo era Ben-Al-Sento,y se le dejó sólo en una habitación con la cama más grande del lugar. Los más bravos caballeros del grupo, JC y Perico se eligieron para satisfacer a los semidioses que llevábamos, Victoria y Rose respectivamente. Así pues no me quedó más remedio a mí, que proteger al frágil Dr. Lohen durante las horas de vigilia.
Se prepararon algunos alimentos, y por miedo a intromisión de Manderley se cenó en el patio trasero, donde es menos poderosa y hay una barbacoa. De los alimentos que se prepararon se encontró un hervido abundante en judías y escaso en lo demás del que Lohen y JC devoraron sin contemplación, vituallas de la tierras del Dr Lohen de las que Ben-Al-Sento, traicionando a sus más profundas creencias dio buena cuenta, y por último unos torreznos de Brontosaurio que de nuevo Ben-Al-Sento cazó y cocinó en la barbacoa.